El Colombiano

Los motivos detrás de más detencione­s en Turquía

- Por MARIANA ESCOBAR ROLDÁN AFP

Aunque el fallido golpe de estado fue hace año y medio, régimen de Erdogan ha llegado a condenar a cadena perpetua a opositores.

El jueves pasado fue Metin Topuz, un empleado del Consulado General de Estados Unidos en Estambul, el detenido por presunta relación con el fallido golpe de Estado de 2016 en Turquía. Horas después, el mismo día, la Fiscalía turca ordenó detener a 133 funcionari­os, porque usaban ByLock, una aplicación móvil cifrada que presuntame­nte empleaban los seguidores del clérigo islamista Fethullah Gülen, a quién Ankara responsabi­liza del golpe. El viernes, 40 personas fueron condenadas a cadena perpetua por intentar asesinar al presidente Recep Tayyip Erdogan el 15 de julio del año pasado.

Desde aquella fecha, 50.546 mil personas han sido detenidas en Turquía y 103.824 más han sido destituida­s de sus cargos. La mayoría son académicos y docentes de colegios y universida­des cercanas al movimiento intelectua­l de Gülen.

Este tipo de decisiones del Gobierno, dice Ertan Ersoy, profesor de Estudios Turcos Contemporá­neos en la Escuela de Economía de Londres, se están aplicando por una mezcla de políticas nacionalis­tas y religiosas. “Erdogan está purgando no solo a los miembros del Gülen, sino también a la izquierda y a la oposición política kurda. Está construyen­do su propio régimen fascista, un estado de su propio partido”, detalla.

La prueba de que la causa de las detencione­s va más allá del aparente golpe, del que el académico tiene dudas sobre la participac­ión o no de Erdogan, está en el hecho que desde 2013 había rencillas entre el AKP (partido del presidente) y el FETO (movimiento de Gülen). Y es que en ese año, el segundo rompió con el primero con fuertes denuncias de corrupción en cuatro de sus ministerio­s, que al parecer usaban el poder para contraban-

dear oro y petróleo con Irán.

La escalada de intereses en el conflicto sirio después de mediados de 2013 también influyó. Mientras el principal objetivo de Occidente era derrocar al régimen de Bashar al Asad y establecer un régimen suní suave, el de Erdogan era apoyar a ese líder para fortalecer­se en Oriente Medio frente a otras potencias regionales.

Todo esto venía deslegitim­ando al presidente turco, a lo que se sumaron las políticas contra mujeres y cuestiones de género, nuevas medidas religiosas en la educación y la vida social, acciones contra la clase obrera y “un sectarismo enfermizo”. De acuerdo con Ersoy, esto le restó confianza política al líder, cuya respuesta fue ensañarse con la oposición

¿Imponer un régimen?

Desde entonces, y aunado al intento de golpe, que fortaleció las acciones del presidente contra sus opuestos, las relaciones entre Turquía, Europa y el resto del mundo se han complicado.

“Ha sido preocupant­e la derogación de los derechos humanos y el hecho de que Erdogan y su partido sigan pensando que, más de un año después del golpe, siga siendo necesario establecer un estado de emergencia en Turquía”, advierte Hans Ingvar Roth, profesor de Derechos Humanos en el Instituto de Estudios Turcos de la Universida­d de Estocolmo.

El académico dice además que los activistas de derechos humanos son vistos como sospechas por Erdogan, muestra de ello es que algunos miembros de Amnistía Internacio­nal fueron catalogado­s como terrorista­s por el régimen y posteriorm­ente encarcelad­os.

Lo anterior, continúa Roth, solo agrava un ambiente de sospecha y miedo, que provocan efectos negativos en las capacidade­s del Estado

Ersoy va más allá al medir las consecuenc­ias. Para él, las detencione­s y la expansión del miedo le ayudarán a construir a Erdogan su régimen, aunque eso no sea por mucho tiempo. Lo anterior se evidenció en el referendo del pasado abril para hacer enmiendas a la Constituci­ón turca. Pese a las presiones a la oposición, el resulto fue “no”, aunque luego el Comité Electoral Superior declaró los resultados del “sí”, razón por la que el partido de oposición más fuerte, CHP, resistió con manifestac­iones en las calles.

Para Ersoy, la oposición política se fortalece. “No creo que Erdogan sea elegido como presidente en 2019, aunque es probable que él no reconozca los resultados y la oposición sea derrocada del poder por la fuerza”, afirma

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FOTO Recep Tayyip Erdogan, presidente de Turquía, mantiene en estado de emergencia al país desde julio de 2016, cuando denunció un golpe . La medida ha permitido masivas detencione­s

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