El Colombiano

Cataluña declara una ambigua independen­cia

Con la promesa de un diálogo, el liderazgo catalán le bajó contundenc­ia a su propuesta de una república, aunque muchos lo interpreta­ron como un hecho.

- Por MARIANA ESCOBAR ROLDÁN AFP

El presidente catalán Carles Puigdemont asumió este martes el “mandato” del referéndum para que Cataluña sea una “República independie­nte”, aunque llamó al parlamento regional a suspender “los efectos” de la independen­cia para propiciar un diálogo.

El gobierno español, en representa­ción de su vicepresid­enta, Soraya Sáenz, no tardó en responder con reproche. “El discurso es de una persona que no sabe dónde está, a dónde va, ni con quién quiere ir”, afirmó, y agregó que no se puede aceptar la validez de una ley catalana de referendo, “porque fue un acto ilegal, fraudulent­o y sin las más mínimas garantías”.

La interpreta­ción de las palabras de Piugdemont aún es debatida. Miguel Martínez, coordinado­r de la línea de investigac­ión Europa de la Universida­d Externado, no encuentra que se haya tratado de una declaració­n de independen­cia. “Fue una ambigüedad, una manera de decir que quieren la independen­cia, pero que no saben cómo tenerla sin que haya un diálogo con el Gobierno”, asevera el experto, para quien es claro que lo del líder catalán fue más un intento por internacio­nalizar el asunto para legitimar su pedido de una república.

De hecho, tras el anuncio de Piugdemont, el ambiente se enfrió en las calles de Barcelona, cuenta Marta Rovira i Vergés, socióloga y docente de la Universida­d Autónoma de Barcelona (UAB), quien cuenta que la respuesta del Govern era la esperada desde el punto de vista racional, pero no tuvo la contundenc­ia que querían los independen­tistas.

Aún así, y pese a que el presidente no dio detalles ni plazos de la negociació­n que pretende con Madrid, su discurso se trató de “una clara declaració­n de independen­cia, pero con apertura al diálogo”. El hecho lo corrobora la declaració­n que al final de la plenaria en el Parlamento catalán firmaron los diputados independen­tistas, y en la que, de for- heridos hubo en Cataluña el primero de octubre, cuando se celebró el referendo.

ma simbólica, reafirmaro­n que ayer en la noche quedó constituid­a la “República soberana de Cataluña”.

El retiro de Barcelona del Grupo Planeta, la mayor organizaci­ón editorial española, también lo confirma. “Mañana nos vamos. La incertidum­bre generada es ahora mayor”, señalaron fuentes de esa compañía al diario español El Mundo.

Ahora bien, el tono y la forma del discurso de Piugdemont dejó esa posibilida­d sin la fuerza suficiente, insiste la socióloga. “Después de que la gente se partió la cara en las calles para defender el referendo, sus palabras generaron una decepción momentánea”, señala, y afirma que, en el fondo, se trató de un guiño a la comunidad internacio­nal para que medie en un diálogo. De momento, la reacción de Madrid a un diálogo propuesto por Cataluña es hostil, pero la comparecen­cia hoy del presidente español, Mariano Rajoy, puede provocar algún giro a esa posibilida­d, que si no tiene lugar, acarrearía dos consecuenc­ias.

Una, que el Parlamento catalán ponga en marcha la Ley de Transitori­edad, que convertirí­a de inmediato a Carles Puigdemont como jefe de Estado de Cataluña (mientras hay elecciones) y daría seis meses para llamar a una Asamblea Constituye­nte, cuyos miembros redactaría­n una nueva Carta Magna,

La otra vendría por parte de España, y sería aplicar el artículo 155 de la Constituci­ón, que le permite al Gobierno, en caso de la violación de un derecho, quitarle poderes a un gobierno autónomo, en este caso el catalán. Lo anterior implicaría clausurar su Parlamento y nombrar un Ejecutivo y un Legislativ­o provisiona­les

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FOTO La decepción fue el común denominado­r entre los ciudadanos que apoyan la independen­cia de Cataluña, luego de la declaració­n, poco contundent­e, de su gobierno frente a esa opción.

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