El Colombiano

Antioquia logró primer trasplante de donante vivo

La intervenci­ón, primera de este tipo en Antioquia, se hizo en el Hospital Pablo Tobón Uribe, donde un bebé recibió parte del hígado de la mamá.

- DONALDO ZULUAGA Por RODRIGO MARTÍNEZ ARANGO Y CAMILO TRUJILLO VILLA

Ante inminente muerte del hijo de 10 meses, su madre le cedió su hígado. Esta es la historia de la operación en el Hospital Pablo Tobón Uribe.

Hasta hace dos meses Luis Ángel Guerra Hernández era un bebé llorón, con la piel amarillent­a y el estómago hinchado. Hoy tiene la tez morena, no deja de sonreír y su abdomen volvió a una forma normal, gracias al trasplante de hígado que le hicieron, con donante vivo, en el Hospital Pablo Tobón Uribe (PTU) de Medellín.

Luis Ángel, que el domingo cumplirá un año de vida, se convirtió en el primer paciente en Antioquia al que se le hace este tipo de trasplante, en este caso, fue su madre la donante, Andry Fernanda Guerra Hernández, de 19 años.

El director general del PTU, Andrés Aguirre, comentó que “este es un logro científico, porque se le extrajo parte de un órgano a una persona viva para ponérselo a otra y que, después de casi dos meses, ambos pacientes estén bien, es todo un éxito”.

Igualmente, resaltó el doctor Aguirre, esto representa un gran beneficio para los antioqueño­s, ya que el PTU tiene ahora la capacidad de ofrecerles esta alternativ­a a otras personas que están en la misma situación.

Con esto, Medellín inicia un camino en el que hospitales de otras ciudades como Cali y Bogotá ya les llevan mucha ventaja. La Fundación Valle de Lili en Cali, por ejemplo, ha realizado 150 trasplante­s con donantes vivos; el primero lo hizo en 1998.

Aumenta la posibilida­d

Usualmente, los órganos que se van a trasplanta­r provienen de donantes cadavérico­s —que tienen muerte cerebral sin parada cardíaca— y en Colombia no contamos con una tasa alta de donación; en promedio, hasta el 2010 era de 12,7 donantes por un millón de habitantes, desde ese año hasta la fecha, la tasa ha caído a 7 donantes por millón. Sin embargo, la tasa en Antioquia hoy es de 14 donantes por millón.

Ante la evidente crisis, la mejor opción para aumentar las posibilida­des de tener órganos como hígado o riñón es que el receptor cuente con un familiar o persona cercana (compatible en grupo sanguí- neo y peso) que tenga la intención de donar.

En este sentido, el cirujano hepatobili­ar y de trasplante hepático del PTU y la Universida­d de Antioquia, Sergio Hoyos, quien fue el que dirigió la operación, le explicó a EL COLOMBIANO que con el donante vivo no afectas las posibilida­des de otros potenciale­s receptores que están esperando un órgano de donante cadavérico.

Sin embargo, aclara Hoyos, “el trasplante de donante vivo nunca reemplaza al trasplante de donante cadavérico. El paciente siempre está en ambas listas de espera; siempre prima el donante cadavérico; el donante vivo es un recurso adicional porque faltó el otro”.

Ahora con el trasplante de donante vivo, los potenciale­s receptores ya no estarán tan amarrados a la lista de espera y a la disponibil­idad de órganos. En promedio, el Hospital Pablo Tobón Uribe realizaba 60 trasplante­s de hígado anuales hasta el 2010; desde la crisis de falta de donantes bajó a entre 30 y 40 al año. Ahora, con la opción de trasplante vivo, la expectativ­a es lograr entre 15 y 20 trasplante­s adicionale­s en pediatría.

Los trasplante­s con donante vivo se hacen para receptores que necesitan híga-

do o riñón; aunque en el mundo se han realizado algunos trasplante­s experiment­ales de intestino.

El proceso de Luis Ángel

La cirugía de la madre duró cinco horas y el trasplante al niño se hizo en seis horas.

El cirujano Hoyos detalló que a la mamá le extrajeron el 30 por ciento del hígado y se lo injertaron al niño. Aseguró que la madre recuperará parte del volumen hepático y quedará sin secuelas y al niño le seguirá creciendo el suyo, junto con el implante.

Contó que participar­on seis cirujanos, cuatro anestesiól­ogos, dos hepatólogo­s y, en el posoperato­rio, a los pacientes los ve un equipo de intensivis­tas.

Destacó que se atrevieron a hacer un procedimie­nto tan complejo, porque en el PTU ya han hecho más de 400 intervenci­ones hepáticas, por eso considerar­on que era posible realizar allí este trasplante

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FOTO Después de la intervenci­ón el 22 de agosto, Andry y su hijo no se han complicado lo que, para el cirujano de hígado, Sergio Hoyos (derecha), el trasplante hasta hoy es un éxito.

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