POR QUÉ LOS DEMÓCRATAS NECESITAN A WALL STREET
Muchas de las voces más prominentes en el partido demócrata, liderado por Bernie San
ders, están abogando por la redistribución de la riqueza a través de impuestos más altos y Medicare para todos, y demonizando a los bancos y a Wall Street.
Las memorias en la política son cortas, pero esas políticas son bastante diferentes del programa de la coalición tradicional de centroizquierda del partido. Bajo el presidente Bill
Clinton, esa coalición equilibró el presupuesto, reconoció los límites del gobierno y protegió los programas esenciales que componen la red de seguridad social.
Clinton hizo esto, en parte, alejando al partido de una postura reflexiva antiWall Street. No es popular decirlo hoy, pero todavía hay razones imperiosas por las que los demócratas deberían fortalecer sus vínculos con Wall Street.
A medida que el partido ha dejado atrás esa versión del liberalismo, también ha encontrado su camino hacia su posición electoral más débil, a nivel nacional y estatal, desde la década de 1920. La brusca movida de Hillary Clinton hacia la izquierda probablemente le costó sus estados claves del medio oeste que Barack Oba
ma había ganado dos veces y resultó en la elección de Donald Trump.
Después de las elecciones del 2016, el nominado vicepresidencial demócrata, el senador Tim Kaine, de Virginia, advirtió que la “amplia retórica antine- gocio” del partido distrae a sus líderes de hacer del crecimiento la meta y “logra ahuyentar a los emprendedores y pequeños negocios también”.
Los demócratas deberían mantener sus lazos con Wall Street por varias razones. La primera es un feo hecho sobre la política: el dinero. Mantener los lazos con Wall Street tiene sentido económico para demócratas y mantiene a sus fondos repletos.
En las elecciones del 2016, según informa el Centro para Política Receptiva, empleados y compañías en la industria de valores e inversiones, donaron más de US$ 63 millones al partido demócrata.
Para las elecciones de 2020, algunos de los posibles candidatos presidenciales más fuertes del partido, los senadores Cory Booker, Kirsten Gillibrand y Kamala Harris, así como Deval Patrick, el exgobernador de Massachusetts, no deberían ser descartados simplemente por sus vínculos actuales o pasados con Wall Street.
Si los votantes realmente odiaran los lazos con Wall Street y las élites financieras, los republicanos no disfruta- rían de una posición electoral tan dominante, ni hubieran elegido un presidente plutócrata de Nueva York. La mayoría de los problemas principales de los votantes con Trump provienen de su desempeño, no de su riqueza o conexiones con Wall Street.
Una segunda razón por la cual los demócratas deberían mantener lazos con Wall Street: a pesar de lo que la izquierda demócrata dice, Estados Unidos es una nación centroderechista, procapitalista. Una encuesta de Gallup en enero encontró que los moderados y conservadores componen casi el 70 por ciento del país, mientras que solo el 70 % de los votantes se identifican como liberales. In- cluso en mayo del 2016 cuando Sanders hizo de la redistribución parte central de su plataforma, Gallup encontró que solo un 35 % de los americanos tenía una imagen positiva del socialismo, comparado con el 60 % con una visión positiva del capitalismo.
Tercero, es hipócrita para los demócratas mantener vínculos con el Valle de la Silicona y luego dar la espalda a las personas que ayudaron a financiar su trabajo. La industria financiera trae a los productos y plataformas más innovadores al mercado, lo cual expande la economía y crea empleos.
Cuarto, demonizar a Wall Street no hace nada para cerrar las brechas cada vez más amplias en nuestro país. Wall Street tiene sus defectos y abusos, los cuales fueron manejados en parte por la ley de reforma financiera Dodd
Frank. Y sí, el pueblo americano ciertamente es hostil y sospechoso con respecto a Wall Street. Pero usar estas sospechas y hostilidad como el principio organizador para un gran partido político relegará a los demócratas a un estado de minoría permanente