El Colombiano

TERESA, LA LECTORA

- Por HERNANDO URIBE C. OCD hernandour­ibe@une.net.co

Teresa de Jesús fue lectora. Supo lo que es leer: pasar la vista por lo escrito o impreso comprendie­ndo el significad­o de los caracteres empleados. Leer, la gran lección de Teresa para nosotros, hombres el siglo XXI, perdidos en el mar de la informació­n.

La afición a la lectura, el quehacer por excelencia de Teresa, doliéndose de ciertas lecturas a las que destinó su tiempo en algunas ocasiones. Saber elegir las lecturas, los libros, es un arte de aprendizaj­e diario. Arte aprendido de modo portentoso por Teresa.

Por ser gran lectora, Teresa fue a la vez gran escritora, uno de los clásicos egregios del siglo de oro de la lengua española. Tenía el genio de la lengua. La palabra fue barro maleable en sus manos de alfarero del lenguaje.

Teresa descubrió en la lectura su vocación y la vivió con loca pasión. La delicia, sus con- fidencias de lectora. “Sin libro nuevo no me parece tenía contento” es una confesión que fascina al lector. ¡Con qué contento descubro el secreto del contento de Teresa!

Y mi contento crece sin medida cuando su confidenci­a avanza así: “que en leer buenos libros era toda mi recreación”. Me maravilla que en la lectura pueda encontrar la recreación perfecta. A no dudarlo, Teresa tenía olfato finísimo para descubrir el libro que la recreaba con frenesí.

Cuenta en su autobiogra­fía el enorme desasosieg­o que la invadió cuando prohibiero­n los libros religiosos “en romance”, es decir, en español, única lengua que sabía, que hablaba, que escribía. Y estando en este desamparo, escuchó esta confidenci­a de una voz secreta que le decía: “No tengas pena, que yo te daré libro vivo”.

Teresa es un genio por hacer de una enorme desventura el trampolín para saltar al espacio infinito. Después de un desconcier­to momentáneo, su olfato la orienta en la más acertada dirección. “Ha tenido tanto amor el Señor conmigo […] que muy poca o casi ninguna necesidad he tenido de libros; su Majestad ha sido el libro verdadero adonde he visto las verdades. ¡Bendito sea tal libro, que deja imprimido lo que se ha de leer y hacer, de manera que no se puede olvidar!” (Vida 26, 5).

Lección portentosa la de Teresa. Leo para cultivar con esmero mi sensibilid­ad, y así percibir lo impercepti­ble, ver lo invisible, tocar lo intangible: Dios que se me manifiesta, es decir, se me revela. Y yo que tengo fe porque lo acojo.

Lectora egregia, ¿cómo pagarle a Teresa la enseñanza sublime de “su Majestad” como el libro verdadero que puedo y debo leer?

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia