EXIRRECONCILIABLES ENEMIGOS: “EL VIAJE”
La ficción dice la verdad con mentiras. La literatura y el cine son mucho más que la representación calcada de los hechos. Ese “mucho más” es precisamente su aporte a la conformación de la realidad. La realidad, en efecto, está atravesada por la mirada de la gente que la vive e interpreta.
Esta es la consideración que no tuvieron los críticos de la prensa irlandesa e inglesa frente a la reciente película “El viaje”, del director norirlandés
Nick Hamm. He aquí algunos de sus calificativos: “Simplificación del drama histórico”, “Diálogo frívolo para aprendices lentos”, “Drama especulativo estilo ‘what if ’”.
La cinta muestra a los jefes de las facciones más extremas del cruento y largo conflicto en el Ulster, enfrentados sin escapatoria en un duelo de palabras y gestos durante un recorrido en carro. Nadie sabe qué pasó a bordo. El arte palpa.
Es 2006, la guerra lleva 30 y más años, los muertos son miles en este país de apenas un millón 800 mil. El IRA, Ejército Republicano Irlandés, ya entregó las armas pero los atentados menudean. Son católicos, quieren separarse de Inglaterra, no se tragan a los hostiles protestantes liderados por el Partido Unionista Democrático, DUP.
Luego de varios acuerdos pacificadores se celebran negociaciones definitivas. Guerra y paz están en vilo. Es cuando
Martin McGuinness, 56 años, jefe del Sinn Fein, brazo político del IRA; y el iracundo reverendo presbiteriano Ian Paisley, 81, fundador y líder del DUP, ruedan sobre la cinta asfáltica del destino nacional.
“Míster Nunca” le dicen a este porque en sus arengas, biblia en mano, repite que jamás negociaría con sus irreconciliables enemigos, los católicos. El comandante guerrillero, de otra parte, siente retumbar tras cierta bonhomía las bombas urbanas de sus hombres.
Cundida de humor, fanatismo, sorpresa, sensibilidad, orgullo, la película atina al desentrañar el factor humano detrás de una inquina arropada de religión, política y derecho. Los dos viejos gladiadores se miden, golpean, amagan, lanzan el pasado como proyectil, esquivan el acuerdo que cauterizará las venas irlandesas.
Al final descubren la común durísima resistencia de sus materiales interiores. Llegan a ser primer ministro y su vice, entrañables amigos, exi-rreconciliables enemigos. Hoy, una década después, ambos están muertos, Irlanda del Norte es más blanda
Cundida de humor, fanatismo, sorpresa, sensibilidad, orgullo, la película atina al desentrañar el factor humano detrás de una inquina arropada de religión, política y derecho.