COBARDES Y BASURAS
Quiero tratar dos temas aunque se podían recoger en uno solo. Basuras es lo que sobra, lo que se tira por inútil, lo que se bota porque hasta da vergüenza mostrarla, lo mismo son quienes se esconden detrás de un seudónimo, les da vergüen- za mostrarse, identificarse, sobran y ellos mismos se desechan. Son basura.
En mi artículo anterior pregunté, para que me contestaran, cuántos muertos hubo como consecuencia de tantos años de aspersión con glifosato para acabar con los cultivos ilícitos (no de uso ilícito como lo llaman ahora para tratar de justificarlos), cuántos ha habido en estos años de erradicación manual, caso Tumaco, y quién es el responsable de esas muertes. Me contestaron con insultos, como siempre, a falta de argumentos que no han encontrado ni uno solo para justificar esos asesinatos.
Pasemos al tema de las basuras industriales, residenciales y, en general, de lo que se llama los residuos sólidos. Un experto en el tema propuso las plantas de incineración y, a la vez, el aprovechamiento para generar algo de energía eléctrica. No se trata de montar esas plantas para generar energía costosa sino para solucionar el tema de las basuras y aprovechar para generar algo de energía.
Un funcionario dijo que habiendo tanta riqueza hídrica en Antioquia no se justificaba montar plantas incineradoras o reactores para producir energía eléctrica. No es ese el tema, no se deben montar esas plantas para generar energía, se montan para solucionar un problema tan grande como es el de las basuras. Casos hemos tenido como el de Moravia, el de la Curva de Rodas y ahora La Pradera, por no mencionar el de doña Juana en Bogotá. Son problemas que se repiten cada cierto tiempo porque los lugares donde se llevan esas basuras tienen una duración muy corta, el transporte es costoso, las carreteras se congestionan, los lixiviados envenenan las tierras y las aguas, los olores se vuel- ven insoportables, se producen derrumbes y tantas cosas más que obligan a buscar soluciones más amables con la naturaleza y con la población perjudicada.
Hay, desde hace muchos años, incineradores que reducen el volumen de las basuras al 10 %. Lo que quiere decir que un terreno donde se depositan basuras y que tiene una duración calculada de diez años, por ejemplo, con un equipo incinerador serviría para cien años, no se producirían lixiviados, no habría olores, el costo del transporte se reduciría notablemente y se podría producir un poco de energía eléctrica con el vapor que se desprende al quemarla.
Con reactores, que desde hace muchos años funcionan, no se produciría ningún residuo para depositar y se aprovecharía para producir algo de energía y se recuperarían metales, azufre y sales. Además la planta no produce ni siquiera humo. En Viena, Austria, hay una planta en el centro de la ciudad.
Hablando de este tema, hace unos años, alguien me dijo: “convénzase que estamos en un país subdesarrollado y ese equipo es muy caro”. Le contesté: Me diste la razón, si estamos en un país subdesarrollado tenemos que aplicar las tecnologías del futuro para salir del subdesarrollo, si aplicamos las viejas tecnologías allí nos quedaremos, subdesarrollados y en el pasado”.
Hay que firmar para el referendo