DE NATURAL A NATURAL
Día a día es común escuchar que todo da cáncer, que los procesos de cultivo dañan el medio ambiente y que nadie sabe qué es lo que en realidad estamos ingiriendo. La gente se queja porque sus frutas y verduras vienen sin un color radiante y característico, además, que su sabor no se disfruta al máximo como debería.
Según Iván Darío Naranjo, asociado a Asocampo y agricultor ecológico, con el cultivo orgánico “la concentración de los nutrientes que están en el producto se encuentran en mayor intensidad, mientras que en un producto de cultivo convencional se tiene un buen tamaño pero la mayoría es agua”.
Los cultivos orgánicos utilizan abonos del mismo tipo como el compostaje, que son los desechos vegetales descompuestos utilizados como fertilizantes; el estiércol de animales como la vaca, el caballo o las gallinas, este último llamado gallinaza, que dejan de lado los productos químicos y permiten, además, utilizar los residuos que normalmente son vistos simplemente como eso.
Como se ve, es de natural a natural; si no se utilizan químicos, el desarrollo, por ejemplo, de un vegetal, no se va a ver invadido por agentes raros a su composición predeterminada, crece lo que tiene que crecer, conservando sus nutrientes y vitaminas características como también su color, peso y volumen.
Con este panorama, es indudable pensar que sale más eco- nómico sostener un cultivo orgánico que uno tradicional, el dinero que se gasta en agrotóxicos y abonos químicos significa más que guardar los restos vegetales que sobran del consumo normal de una casa o una finca, o recoger los desechos naturales de animales para darles un uso provechoso.
La agricultura ecológica, en- tonces, ayuda a reciclar, ahorrar dinero, aprovechar al máximo los alimentos que la naturaleza brinda y generar conciencia a la hora de usar químicos para el cultivo. Volver a las prácticas que nuestros antepasados tenían; alimentarse saludablemente sin tener que depender de vitaminas que vengan de afuera de lo natural y disfrutar de una manera responsable lo que la tierra da, sin necesidad de devolverle productos que sean ajenos a ella
La agricultura ecológica ayuda a reciclar, ahorrar dinero y aprovechar al máximo lo que la naturaleza brinda.