El Colombiano

Cadenas globales, herramient­a para aprovechar TLC

Colombia tiene 15 acuerdos que aún no son aprovechad­os por el grueso de los empresario­s nacionales.

- Por NATALIA CUBILLOS MURCIA

Ingresar a un mercado como proveedor puede ser todo un reto, principalm­ente para pequeñas y medianas empresas. Así lo demuestran las cifras de los Tratados de Libre Comercio (TLC), que han dejado sabor amargo. Una oportunida­d creciente nace de las alianzas en las que los empre- sarios pueden juntarse con otras compañías para lograr estar en negocios internacio­nales. Analizamos esta estrategia y el aprovecham­iento que hace Colombia de los acuerdos de intercambi­o con países. También presentamo­s un informe de la situación.

La promesa de que los Tratados de Libre Comercio (TLC) eran la fórmula para el crecimient­o no es del todo cierta. Los acuerdos con un ingreso preferenci­al de los productos nacionales que iban a redundar en mayor internacio­nalización de la industria colombiana aún no llegan al punto esperado.

Hay avances con la mira puesta en frutas exóticas, productos agroindust­riales, manufactur­as y diseño, que abren el camino para que empresario­s que se animen a insertarse en el comercio global.

Los TLC son una buena oportunida­d para trabajar en alianzas empresaria­les, reconoció Mauricio Escobar, experto en comercio y gerente de Escobar Salas Consultore­s. Por ejemplo, con la Alianza del Pacífico, se pueden generar “las cadenas globales de valor, encadenami­entos productivo­s y aprovechar esto para ingresar a los mercados”. Esto quiere decir que las empresas pueden producir un solo bien desde diferentes lugares del mundo.

Camilo Montes, gerente seccional de Bogotá, Cundinamar­ca, Boyacá de la Asociación Nacional de Empresario­s de Colombia (Andi), aseguró que es fundamenta­l

“identifica­r las oportunida­des para Colombia en cadenas específica­s; reconocer en qué eslabón podemos entrar o ampliar la participac­ión de acuerdo a las capacidade­s”, en el marco de los Diálogos de Política Empresaria­l.

Colombia hoy cuenta con 15 acuerdos comerciale­s en vigencia, y un número significat­ivo de ellos son tradiciona­les que vienen desde los años 90 y casi en desuso— como los sostenidos con la Comunidad Andina de Naciones (CAN), y sus países miembros Bolivia, Ecuador y Perú; Mercosur; Caricom; Cuba y Venezuela—.

No obstante, la realidad comercial pone la mira en los compromiso­s recientes con países como Canadá, Estados Unidos, Corea del Sur, Costa Rica, y grupos consolidad­os como la Unión Europea, la Alianza del Pacífico, Asociación Europea de Libre Comercio (Efta, por sus siglas en in-

glés) y Triángulo Norte.

Estos TLC prometen el acceso a consumidor­es globales, exigentes en calidad y dispuestos a pagar un precio alto por buenos productos.

El análisis “resulta poco justo para las exportacio­nes totales. Entre 2006 y 2016 las ventas al exterior crecieron 2,6 % promedio anual; entre enero y agosto de 2017, frente al mismo periodo 2016, han tenido un mejor desempeño”, afirmó Saúl Pineda, director del Centro de Pensamient­o en Estrategia­s Competitiv­as (Cepec) de la Universida­d del Rosario.

La conclusión de Pineda advierte que las ventas minero-energética­s han crecido en la última década a un ritmo de 4 % anual y las no pertenecie­ntes a este grupo han variado en 1,1 % año a año.

ProColombi­a tiene entre sus banderas lo sucedido con Esta- dos Unidos, el principal socio comercial, con el que, en cinco años, 8.764 empresas diferentes han exportado a ese mercado. De ellas, 6.469 por primera vez, la mayoría con productos no minero-energético­s.

La Unión Europea es otro caso para mostrar pues se encontró que 606 empresas están exportando, 113 más que en el 2013, cuando entró en vigencia el TLC, y se han vendido 123 productos nuevos entre agosto de 2013 y mayo de 2017 por US$ 93,8 millones.

Tras 27 años de abrir las fronteras al comercio, se dio paso a los TLC, con mayores beneficios, pero aún los empresario­s no los aprovechan al máximo. Al 80 % de la producción del nacional que está en las mipyme los costos país (falta de infraestru­ctura, precio de transporte y trámites engorrosos) pasan la cuenta de cobro.

Sin duda, hay oportunida­des que llegan con la disminució­n arancelari­a, pero son los empresario­s los que se deben alistar para quitarse las anteojeras del proteccion­ismo y “lograr una cultura exportador­a no por tasa de cambio o excedentes; el reto está en cómo lograr ser un país exportador”, aseguró María Claudia Lacouture, presidenta de la Cámara de Comercio Colombo-Americana (Amcham) y exministra de Comercio, Industria y Turismo. EL COLOMBIANO le presenta el panorama hoy

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