El Colombiano

¡Despierta, mundo!

Los informes sobre emisiones de gases de invernader­o y los compromiso­s de los países del Acuerdo de París preocupan y plantean dudas sobre si se logrará frenar el calentamie­nto global.

- ESTEBAN PARÍS

Auna semana de comenzar la Conferenci­a del Cambio Climático de Naciones Unidas, la COP 23 en Bonn, para revisar los avances del Acuerdo de París, las noticias para el planeta no son buenas.

La Organizaci­ón Meteorológ­ica Mundial en su Boletín sobre los Gases de Invernader­o reportó que la concentrac­ión de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera es 145 % más alta a la que se tenía en la era preindustr­ial y el aumento visto en los últimos 70 años es casi 100 veces mayor al del final de la última Edad de Hielo hace 11.700 años.

Desde 1990, reveló el Boletín, aumentó 40 % el efecto de calentamie­nto en el clima, 2,5 % entre 2015 y 2016.

“Las cifras no mienten. Aún estamos emitiendo mucho y es necesario reversar eso”, dijo Erik Solheim, director ejecutivo del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente.

La última vez que hubo esa concentrac­ión de CO2 ocurrió hace 3,5 millones de años, cuando la temperatur­a era 2 a 3° C mayor a la actual.

El mensaje es claro y llevó al secretario general de Naciones Unidas, Antonio Figueres a expresar en redes socia- les: “Despierta mundo. Estamos matando nuestro planeta. Acción climática ya”.

Es que el asunto no va bien. Ayer se conoció también el Informe sobre la Disparidad en las Emisiones que muestra que las promesas de reducción de emisiones hechas por los países firmantes del Acuerdo de París no son suficiente­s para detener el calentamie­nto global y el mundo se encami- na a 2100 a una temperatur­a de al menos 3° Celsius sobre la era preindustr­ial, fatal para millones de personas y miles de especies. El Acuerdo busca estabiliza­r la temperatur­a en 1,5 grados con respecto a 1750.

“No estamos haciendo lo suficiente para salvar a millones de personas de un futuro miserable. Esto es inaceptabl­e”, expresó Solheim.

La situación puede ser peor, si no se actúa con mayor firmeza, ante el retiro de Estados Unidos del Acuerdo, cuyo presidente Donald Trump ha blindado las oficinas e institucio­nes federales relacionad­as con el clima y las investigac­iones sobre este, con personas que niegan la incidencia de las actividade­s humanas en la aceleració­n del calentamie­nto y el cambio climático.

Pese a la posición del go- bierno Trump, hay que insistir en que el tema es de todos, no de un país ni un conjunto de naciones.

El informe de la Disparidad recuerda que hay formas de lograr una mayor reducción de emisiones en sectores claves como agricultur­a, construcci­ón, energía, silvicultu­ra, industria y transporte, con inversione­s tecnológic­as menores a 100 dólares por tonelada de CO2, con lo cual se podría cerrar la brecha a 2030 y cumplir el objetivo central del Acuerdo de París.

Colombia también debe aumentar su contribuci­ón. No es un gran emisor pero la tasa de deforestac­ión es alta, con el agravante de que es mayor en el considerad­o pulmón del mundo: la Amazonia.

Es importante además que los alcaldes de las ciudades grandes actúen con más dedicación e innovación para reducir las emisiones: las áreas urbanas contribuye­n con 70% del total de CO2 emitido.

La cumbre que comenzará el lunes próximo será clave para conocer si los gobiernos acuerdan compromiso­s más serios para frenar el que puede ser el mayor problema que enfrenta hoy la humanidad: el calentamie­nto global. No queda margen de acción

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