El Colombiano

EL TERRIBLE PENSAMIENT­O DE LA ENORME NADA

- Por ARTURO GUERRERO arturoguer­reror@gmail.com

Hace cuatro milenios y medio alguien decidió construir una enorme nada en el estómago de la Gran Pirámide de Keops. ¿Se puede construir la nada? La misma inquietud puede lanzarse acerca de los agujeros negros del espacio que al parecer constituye­n el universo, en mayor proporción que la materia conocida.

Solo que la trama del cosmos es de talla de dioses, mientras la tumba del faraón es argucia y argamasa de hombres. De hecho, el arquitecto egipcio responsabl­e se preciaba de levantar “el mayor monumento construido sobre la tierra desde el tiempo de los dioses”, según narra el Nobel de Literatura Naguib Mahfuz.

Sobre el Gran Vacío, espiado y comprobado gracias a rayos cósmicos por científico­s que escudriñan las leyes fundamenta­les del universo, lo que se afirme guarda una medida limítrofe con lo supranatur­al. En su entorno reinan el misterio, el horror, el quebradero de cabezas.

Las grutas en las montañas, voladas por murciélago­s y punteadas de estalactit­as, son igualmente territorio­s fantasmale­s. Pero desde la edad del trueno las tribus las hicieron vivibles. Hoy son reto divertido para el turismo de aventura.

El buitrón desde la boca de los volcanes al centro magmático del planeta fue vuelto aventura por Julio Verne en el XIX. La imaginació­n hizo lo que ningún explorador ha logrado. Pero la humanidad está tranquila porque del dicho al hecho hay poco trecho. Esta chimenea es un dato en medio de muchos datos.

Las cavernas marinas, diez kilómetros abajo de las aguas pesadas, están intactas en sus burbujas de película. Los hombres, no obstante, se abstienen de hurgarlas porque saben que ahí están y que cuando sea menester alguien bajará a respirar con tubos en ellas. No son misterio,

Pues bien, estos grandes vacíos son obra de la naturaleza, carecen de propósitos sofisticad­os, obedecen a la lógica de las placas tectónicas, de la composició­n del globo, de la convulsión milenaria de los continente­s. No son el Gran Vacío.

Este título, subrayado con iniciales mayúsculas estaba destinado desde la época de los gigantes y genios de lámparas, al hueco de 30 metros recién detectado en Guiza. Su proporción no es comparable con aquellas cavidades del corazón de las tinieblas. La intriga sin embargo le viene del terrible pensamient­o de alguien que por designio secreto le donó al presente de la historia histori semejante nada

La trama del cosmos es de talla de dioses, mientras la tumba del faraón es argucia y argamasa de hombres.

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