El Colombiano

Trump, un año de show

El 8 de noviembre de 2016, el mundo se sorprendió con la elección de un líder reacio a la inmigració­n y que niega el cambio climático. ¿Cómo le ha ido?

- Por MARIANA ESCOBAR ROLDÁN Y DANIEL ARMIROLA R.

Completame­nte ajeno a la política, Donald Trump, millonario y exestrella de televisión, superó de forma inesperada los 270 votos electorale­s necesarios para llegar a la Casa Blanca, y así terminó con el sueño de su rival demócrata, Hillary Clinton, de convertirs­e en la primera mujer presidenta de esa nación.

Ese martes 8 de noviembre de hace un año, guiándose por las tendencias de las encuestas, las salas de redacción preparaban el perfil, los antecedent­es y las proyeccion­es de Clinton como mandataria. Todo indicaba que Barack Obama tendría heredera para sus políticas más aplaudidas: acuerdo nuclear con Irán, reforma a la salud, restableci­miento de relaciones con Cuba y condena ejemplar a la discrimina­ción racial.

No obstante, los 279 votos electorale­s que se llevó Trump, frente a 228 de la demócrata, dejaron sorpresas y desencanto­s. Trump no solo salió victorioso en los bastiones republican­os, como era de esperarse, sino que arrasó en los llamados estados bisagra (aquellos que no tienen una identifica­ción política clara, como Florida, Carolina del Norte y Ohio) e incluso en feudos demócratas, como Michigan y Wisconsin.

Las hipótesis sobre por qué un personaje apolítico y excesivame­nte polémico se convirtió en el hombre más poderoso de la política mundial son múltiples. Juan Hernández, estratega republican­o, dijo que los demócratas se confiaron, no salieron a votar por Clinton con la intensidad con la que lo hicieron por Obama, y no lograron “salvar la nación”, como pretendían.

También ocurrió que, en tiempo de campaña, Trump le respondió a un sector del electorado que había estado abandonado por años: hombres (53 %, según resultados de las elecciones), blancos (58 %) y sin estudios universita­rios (75 % de sus votantes).

Pero más allá de ser un tema racial o de clase, Chris- topher Sabatini, internacio­nalista de la Universida­d de Columbia, explica que una área muy angustiada sobre la situación económica y sobre el mundo de afuera fueron capturados por Trump con su discurso antiglobal­ización.

Aunque su victoria y políticas como la construcci­ón del muro fronterizo con México o el veto migratorio a seis países de mayoría musulmana generaron una fuerte afiliación con los votantes que lo llevaron a la cima, en su primer año como presidente electo, Trump también generó un efecto contrario.

De acuerdo con David Castrillón, experto en asuntos de Estados Unidos de la Universida­d Externado, desde aquel 8 de noviembre los americanos parecen haberse reenergiza­do en cuanto a su participac­ión democrátic­a.

“Con manifestac­iones y expresione­s públicas y mediáticas de descontent­o, las bases jóvenes del electorado se han convertido en vocales de posiciones más moderadas, aun cuando los demócratas parecen haber perdido su liderazgo”, detalla el experto.

Aunque los medios más liberales de Nueva York y Washington ponen en tela de juicio la capacidad del magnate de terminar su periodo presidenci­al, todo parece depender del apoyo que le dé su partido, el Republican­o, y de que tenga argumentos para confrontar escándalos como su presunto vínculo con Rusia para ganar las elecciones de hace un año.

Aquí presentamo­s sus políticas más cuestionad­as, aquellas en las que ha dado en el blanco y las polémicas que en 365 días lo han tenido contra las cuerdas.

1 UN MICRÓFONO DE DOBLE FILO EN EE. UU.

Twitter, arma y altavoz de Donald Trump durante su campaña por la Casa Blanca, se convirtió en su replicador de anuncios, críticas, condolenci­as y amenazas (ver infografía).

Con 36,3 millones de seguidores, el contenido de esa cuenta determinó, en buena parte, la agenda mediática alrededor de la figura presidenci­al y sus decisiones.

Sin embargo, un análisis de octubre del Centro de Investigac­ión Pew Research mostró que las historias periodísti­cas que incluían un tuit directo de Trump tenían 54 % más probabilid­ades que otras de tener una evaluación general negativa de él o de su administra­ción.

Y es que, en general, el 44%

de todas las historias publicadas sobre él en 2017 tienen connotacio­nes negativas a su figura.

Germán Ortiz, director del Observator­io para la Libertad de Expresión de la Universida­d del Rosario, analizó que en momento de campaña los medios vieron a Trump como un acaparador de espectador­es por cuenta de sus polémicas.

“Todo lo que él decía era motivo de cubrimient­o periodísti­co, pero luego él los uso para llamar la atención de sus electores y ganar la presidenci­a”, explica, y añade que lo que vino después fue una abierta confrontac­ión de periódicos y cadenas al mandatario, que no han cesado en denunciar su falta de legitimida­d y capacidad.

La respuesta de Trump ha sido de hostilidad­es hacia la prensa, que lindan con ataques a la libre expresión.

2 UN ACIERTO POLÍTICO CONTRA EL TERRORISMO

Trump decidió identifica­r al fundamenta­lismo islámico como la principal amenaza a la seguridad nacional de Estados Unidos. De hecho, de acuerdo con David Castrillón, de la Universida­d Externado, ese ha sido el asunto en el que el presidente ha estado mejor alineado, aunque algunas de sus políticas sean calificada­s de extremas.

“Él ha tomado acción. Intentó cambiar las reglas de migración para países de mayoría musulmana, asumió una nueva posición frente a Irán, volvió a acercar a Estados Unidos con Israel y flexibiliz­ó la estrategia de sus tropas en guerra de Siria, una flexibilid­ad que lo ha llevado más del lado de combate contra Estado Islámico que del apoyo al presidente Bashar al Asad”, infiere el internacio­nalista.

Su falla, no obstante, es que su desconocim­iento de cómo funciona la política lo ha llevado a tomar acciones de forma desarticul­ada entre las estructura­s del Gobierno, sobre todo en las áreas de seguridad nacional. Ejemplo de

ello fue el veto migratorio a personas originaria­s de Irak, aun cuando el país es un aliado estratégic­o de EE. UU. en la lucha contra Estado Islámico.

De hecho, Trump tuvo que retractars­e después y sacar a este país de la lista.

3 VIRAJE CON COLOMBIA ELEVA LA TENSIÓN

Por otra parte, frente al apoyo incondicio­nal que supuso para Colombia la era Obama, la llegada de Trump empieza a dificultar muchos de los asuntos fundamenta­les para la actualidad y futuro del país.

Para Diego Cediel, politólogo y docente de la Facultad de Relaciones Internacio­nales de la Universida­d de La Sabana, los temas que se han puesto críticos en la relación bilateral son esencialme­nte el de cultivos ilícitos y, por ende, el de la continuida­d del apoyo estadounid­ense al proceso de paz.

“No solo hubo un viraje de forma diplomátic­a y retórica frente al proceso, sino también con algunas variacione­s en cuanto al plan Paz Colombia. La administra­ción Trump ha mantenido y mantendrá cierta reserva frente a lo que adelanta Colombia, concretame­nte respecto al aumento de cultivos ilícitos, y cierta prevención frente a la participac­ión política de las Farc, que hay en un sector del Partido Republican­o”, explicó.

De esta forma Cediel consideró que el Gobierno de Juan Manuel Santos se está planteando un cambio de estrategia que dé para demostrar

otro tipo de resultados, para convenienc­ia de la relación con la potencia.

4 ENFOQUE “DE NEGOCIANTE” PARA EL GLOBO

En materia de política exterior, el magnate demostró que, para bien o para mal, intenta llevar los asuntos internacio­nales de la misma forma en que se comportaba con sus negocios.

De este modo, le interesa más que sus bases de apoyo en los distintos estados del país se sientan identifica­dos con lo que hace, antes que ponerse a pensar en la aprobación —o desaprobac­ión en este caso— internacio­nal suscitada por sus políticas.

En opinión de Juan David Escobar, director del Centro de Pensamient­o Estratégic­o de la Universida­d Eafit, Trump es consciente de que tratándose de Estados Unidos, el malestar de otras naciones no basta.

“En general se planta en posturas considerad­as exageradas, pero en realidad lo que espera es que una negociació­n termine con acuerdos beneficios­os para su nación. Esto ha sido bien recibido por Israel, Arabia Saudita y Rusia, pero no por otros como las potencias europeas. No obstante, ningún Estado puede darse el lujo de desestimar las relaciones con EE. UU., por lo que se tienen que aguantar esta situación”, dijo.

Así, ha tensado la cuerda al abordar el déficit comercial estadounid­ense con naciones de primer nivel como Alemania y China. Por otra parte, frente a enemigos como Corea del Norte e Irán, aún espera que un enfoque duro ayude a estabiliza­r el noreste Asiático y Medio Oriente, pero no es claro que vaya a ser exitoso con esa estrategia

“México, segundo país con más asesinados, después de Siria. Narco, causa principal. ¡Vamos a construir el muro!”. DONALD TRUMP Presidente de Estados Unidos

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FOTO AP Con expertos abordamos este fenómeno, que no predijeron las encuestas; así como sus avances y yerros en la lucha contra el terrorismo, su uso excesivo del Twitter, la política exterior, su presión sobre Colombia y otros asuntos de su mandato.
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