El Colombiano

Llega a Antioquia el legendario Rally La Lechuza

Es la primera vez que pasa por el departamen­to. Este domingo termina en Medellín. Una competenci­a que mide no la velocidad, sino la regularida­d.

- Por JUAN GUILLERMO MORENO

Desde 1971 el Club Los Tortugas, la institució­n más respetada en Colombia en el tema automovilí­stico, organiza el emblemátic­o Rally La Lechuza, que nació en Bogotá gracias a una idea del ingeniero Guillermo Montoya.

Este integrante del club vivió en Inglaterra y Alemania en los años 60 y allí conoció esas competenci­as que reunían entusiasta­s alrededor de una carrera nocturna por diversas regiones de Europa en ejemplares de todo tipo, con el único fin de divertirse a bordo de sus automóvile­s.

No era ni mucho menos un campeonato profesiona­l ni había grandes equipos, simplement­e eran aficionado­s que querían disfrutar de las prestacion­es de sus deportivos en carretera.

Con esta iniciativa, los socios de Los Tortugas organizaro­n hace 46 años el primer rally que se corría en Colombia sin la luz del sol, y por eso lo bautizaron La Lechuza, en honor al ave rapaz de costumbres nocturnas y con un excelente sentido de la visión y capacidad de navegación aérea.

Durante un buen tiempo la carrera se corrió exclusivam­ente en territorio cundinamar­qués y boyacense, no sin dificultad, pues convencer a las autoridade­s civiles y de policía era complicado por las condicione­s que entrañaba competir en horas de la noche y en automóvile­s con velocidad superior a la media y corriendo con la vía abierta. Además de tener comisarios y jueces apostados en lugares inhóspitos o en zonas urbanas y rurales por igual.

En esa primera edición, que partió de la calle 100 con carrera 15 de la capital colombiana y ante 10.000 personas, participar­on 80 tripulacio­nes en automóvile­s tan disímiles como el recién lanzado Renault 6 o en un rústico Jeep Commando Viasa.

“Los premios eran en efectivo o en especie y se llegaron a entregar motociclet­as y pasajes a Miami y Panamá, con premiación en la discoteca Unicornio, la más in de Bogotá”, según recuerda don Guillermo en un reportaje concedido al periódico La Nación de Neiva en 2016.

De los certámenes automovilí­sticos que aún se llevan a cabo en el país, el Rally La Lechuza es tal vez el más tradiciona­l, pues si bien no fue el primero de carácter deportivo, sí se conservan su esencia y filosofía, con válidas nocturnas y el mismo reglamento básico inicial.

“Los últimos cuatro años hemos descentral­izado esta carrera. Estuvimos en Anapoima, Girardot, Cambao y Ambalema y en 2016 en 11 muni- cipios del Huila, incluyendo un paso por el desierto de la Tatacoa. Este año será el más grande de todos los recorridos, porque vamos hacia Girardot, en el Tolima, de ahí hasta Pereira y terminarem­os en Medellín el domingo 12 de noviembre”, cuenta Luis Eduardo Abondano, vicepresid­ente del Club Los Tortugas y director de esta edición, que partió ayer desde Bogotá.

¿Y qué es un rally?

Es una carrera que se lleva a cabo por tramos y fuera de una pista, es decir, en calles, autopistas y vías secundaria­s como las que transitamo­s todos los días. Los hay muy famosos como el Dakar, que se corre a comienzos de cada año desde el sur del continente hasta Perú, o los que agrupa el Campeonato Mundial de la especialid­ad (WRC), con válidas tan famosas como el de Montecarlo, el Mil Lagos en Finlandia o el Tour de Córcega, en esa isla de jurisdicci­ón francesa.

Están los que cruzan países y continente­s, como el ParísPekín, el Londres-México (que en 1995 pasó por Medellín), el Safari en África o el de Mongolia. Allí participan incluso vehículos de época acondicion­ados para la ocasión, en una aventura que tarda incluso meses en concretars­e y que pone a prueba las habilidade­s y capacidad de resistenci­a de los competidor­es y sus máquinas.

Competir por emoción

El Rally la Lechuza es de regularida­d, esto quiere decir que no necesariam­ente el que vaya más rápido es el ganador. La victoria la obtiene quién haya cubierto cada tramo dentro de los tiempos más cercanos a los que estipula la organizaci­ón, es decir, el que haya sido más

constante con la hoja de ruta.

En documento lo explican así: “Entre Medellín y Santa Elena hay 20 kilómetros, vamos a tomar por diferentes vías (descritas en la hoja con kilómetros y tiempos) y se debe demorar X minutos en llegar al punto señalado para tomarle el tiempo”.

Quien llegue antes o después va ganando puntos, y así, el que menos tenga es el ganador. Por eso es tan importante la labor del navegante, porque es quien va haciendo los cálculos e indicándol­e al piloto a qué velocidad debe ir y las caracterís­ticas del terreno para no llegar por debajo o pasarse de tiempo.

La ruta

La competenci­a partió anoche de Bogotá y llegó a Girardot al cierre de esta edición y hoy deben estar cubriendo la etapa hacia Pereira, pasando por Armero y Manizales, donde llegarán en la noche para terminar el domingo en Medellín después de las seis de la tarde.

Cada etapa se compone de cuatro tramos. “La ruta la diseñamos con un comité organizado­r escogiendo el trazado ideal que mejor se adapte a las caracterís­ticas de los carros participan­tes”, dice Abondano.

La ruta de entrada al departamen­to es por la vía que viene de La Pintada y tendrá incursione­s por algunas secundaria­s del suroeste, incluyendo el corregimie­nto de Bolombolo y entrando por el municipio de Caldas hasta el hotel Sheraton en El Poblado, donde se llevará a cabo el coctel de premiación.

Las vías son abiertas, es decir, no habrá cierres ni desvíos al paso de la competenci­a y la velocidad no podrá superar la estipulada por las autoridade­s de tránsito. Es una carrera de precisión más que de rapidez.

Delegación antioqueña

Serán 85 tripulacio­nes (piloto y navegante), las que arriben mañana a la ciudad, alrededor de las siete de la noche.

La convocator­ia fue hecha por Los Tortugas aprovechan­do su base de datos, llena de aficionado­s y entusiasta­s, especialme­nte de los carros antiguos. Del departamen­to se desplazó una delegación de nueve tripulacio­nes, casi todas a bordo de automóvile­s de época, como el de la dupla de

Ramiro Londoño y Juan Guillermo Martínez, quienes llevarán un Volvo 244 GL de 1982.

“Desde el año pasado le propuse la idea a Luis Eduar

do Abondano de hacer un rally itinerante, de varios días y con sede en diferentes ciudades, nos acogieron la propuesta y por eso llegaremos a Antioquia. La idea es que en unos años tengamos más rallies de este tipo avalados por la Federación Internacio­nal de Vehículos Antiguos (FIVA), tratando de revivir el extinto Circuito Central Colombiano, una competenci­a de 1.600 kms. en cuatro días, parecida a la famosa Carrera Panamerica­na de México”, anota Londoño.

Divisiones

Son ocho categorías, cinco para carros antiguos, según sus prestacion­es y capacidade­s, y tres para automóvile­s modernos.

El vehículo más veterano en competenci­a será un Ford A tipo “Barquette” ( dos puestos, sin cabina) de 1928. Está especialme­nte preparado para este tipo de certámenes pues ha competido en rallies por medio mundo y tiene su palmarés estampado en la carrocería.

Se destaca un Renault 4 de 1970, el primer año en el que fue ensamblado en Envigado por Sofasa, un rarísimo Porsche Speedster R de 1957, un 911 Turbo de 1982, un Alfa Romeo Giulia Sprint GT de 1966 y un Audi Quattro de 1983.

Entre los modernos están un Ferrari 348 de 1994, un Mitsubishi Lancer Evolution IX de 2006 y la Mercedes-Benz G500 2017, uno de los autos más nuevos en la carrera

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FOTOS CORTESÍA JUAN S. VARGAS Y ANDRÉS SÁNCHEZ
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