HAY QUE CULTIVAR LA BONDAD
Como padres lo que más anhelamos es ver a los hijos triunfar y realizarse en la vida. Por eso procuramos que les vaya bien en los estudios, en el trabajo, en el amor y en todo lo que se propongan, por lo que nos esforzamos por formarlos para que sean personas bondadosas, correc- tas y responsables, de manera que triunfen en su vida.
Podría pensarse que hoy los hijos tienen todo lo que se necesita para este propósito: una relación más cercana con nosotros, una vida con más posibilidades, así como toda suerte de privilegios y oportunidades. Pero me pregunto: ¿ Las nuevas generaciones están triunfando, no solo en los estudios y los deportes, sino también en la vida? ¿Son personas más íntegras y responsables? ¿ Tienen relaciones más satisfactorias con su familia y con los demás? ¿Actúan de acuerdo con ideales nobles y guiados por principios éticos?
No hay duda que hoy la mayoría de los padres hacemos un esfuerzo consciente para que los hijos tengan éxito y vivan satisfechos, pero los resultados que estamos obteniendo no son los esperados. Cada vez hay más niños descontentos y desagradecidos, así como más jóvenes que no se esfuerzan y que lo único que quieren es divertirse.
Sin embargo, lo que está ocurriendo no es solo producto de la negligencia de los padres, es el resultado de la confusión a que han dado lugar tantos cambios que hemos experimentado en los últimos tiempos.
Hoy los mensajes de la cultura consumista llegan a todos los rincones del mundo, incluyendo los espacios más íntimos de nuestros hogares y lo más profundo de nuestras mentes, por lo que ha ido cambiando nuestra forma de pensar, de actuar y de vivir. Debido a que tantos cambios nos han dejado desorientados, nos equivocamos más y se nos acusa más, lo que aumenta nuestra culpabilidad y nuestra falta de cordura.
En este estado de cosas, a menudo actuamos motivados por nuestros temores y culpas, más que por nuestro “sentido común” como padres, es decir, por la sabiduría resultante del amor que tenemos por los hijos. Es esta la que nos proporciona la claridad que precisamos sobre lo que debemos hacer para cultivar lo que los hijos requieren para ser bondadosos, responsables y satisfechos con su vida, es decir, felices