El Colombiano

Espectácul­o esta noche: una lluvia de estrellas

Una de los fenómenos astronómic­os más reconocido­s está activo. Es la noche ideal para ver las Leónidas.

- Por RAMIRO VELÁSQUEZ GÓMEZ

Hoy, sin Luna, podrá apreciar Las Leónidas, el fenómeno celeste que observará sin necesidad de usar equipos especiales. Le decimos cómo asegurar la mejor experienci­a.

Cuántas caerán, imposible saberlo porque aunque este año no se espera un estallido inusual, las Leónidas por lo general regalan un buen espectácul­o.

No es la lluvia de meteoros más nutrida del año, como son las Perseidas y las Gemínidas, pero en una hora pueden verse 20 más o menos.

Con una diferencia: son meteoros de largo aliento, es decir que dejan una estela más brillante que otros.

Para esta ocasión hay un factor a favor: no habrá Luna que interfiera con la observació­n, así que podrían verse los más débiles incluso.

El pico es este fin de semana, anochecer de viernes a sábado, siendo las horas después de medianoche las mejores para la observació­n, porque la constelaci­ón de la cual parecen provenir, el León o Leo, surge por el este más o menos después de las 12:00 (el momento exacto depende de la ubicación).

Mientras más alto aparezca Leo, más meteoros se pueden ver, pero por lo general en una noche hay meteoros que provienen de otras lluvias o sueltos.

No es que no se puedan apreciar antes de medianoche. Antes de que se levante la constelaci­ón se observan unos de recorrido más largo. Y se pueden ver en todas partes.

Más detalles

La gran mayoría de lluvias de meteoros están asociadas a cometas. ¿Cómo es eso? Cuando un cometa se acerca al Sol en su órbita, cada cierto número de años, desprende partículas. Al cruzar la Tierra cada año, esas partículas entran a la atmósfera y se consumen en ella. Casi todas miden máximo 10 milímetros y tienen una masa de medio gramo.

Las Leónidas están vinculadas con el cometa TempelTutt­le, que se acerca cada 33 años. Un cometa descubiert­o de manera independie­nte en los años 1865 y 66 por Ernst Tempel y Horace Tuttle.

Se cuenta que se registró por primera vez en 1699, por Gottfried Kirch, pero entonces no se sabía qué la producía.

Cuando el cometa se acerca se produce un descomunal estallido de meteoros, de más de 1.000 por hora, como aconteció en 1966, cuando parecía una lluvia real y 1998. Y hubo una tormenta adicional en 2002.

Se cuenta que en 1833 pudieron verse más de 240.000 durante las nueve horas que duró.

La próxima vez que el cometa Tempel-Tuttle aparezca por estos lados será en 2031.

Este año no hay una tormenta, pero puede verse una cantidad que justifique la observació­n gracias a las condicione­s de oscuridad reinantes.

12 a 13 toneladas de partículas depositan las Leónidas en todo el planeta cada año

Las Leónidas ingresan a la atmósfera a una velocidad de 72 kilómetros por segundo aproximada­mente.

Esta lluvia es reconocida por sus bólidos, meteoros más brillantes que además dejan una estela. La razón es que golpean la atmósfera como un automóvil con velocidad cinética (debida al movimiento) de 100 kilómetros/hora.

Aunque parecen surgir de Leo, no es necesario conocer la constelaci­ón ni mirar hacia ella para ver los meteoros.

Astrónomos y aficionado­s saben que las lluvias son impredecib­les y a veces se aprecia una cantidad mucho mayor a la prevista o, al revés: se ven menos de los esperados.

Como es de los fenómenos celestes más llamativos, vale la pena salir a verla.

Fuentes: EarthSky, Internacio­nal Meteor Organizati­on, Nasa Solar System Exploratio­n, Timeanddat­e

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FOTO NAVICORE Una Leónida brillante. Para los aficionado­s a la fotografía constituye­n un buen reto captar estos bólidos más brillantes. La cita es para hoy en la noche.

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