MEMEMIZACIÓN
En 1960, frente a más de 60 millones de espectadores, Nixon y Kennedy protagonizaron el primer debate presidencial televisivo de la historia. Nixon, que antes del debate era favorito, se le vio incómodo durante todo el debate, mientras que Kennedy, bronceado y calmado, dejó una imagen mucho más segura que su rival, que no pudo impedir sudar ni supo manejar bien su lenguaje corporal. Dicen que esa noche Kennedy aseguró su llegada a la presidencia y, de paso, revolucionó cómo se hacía política: la televisión empezó a ser un factor crucial.
Pero de la misma manera que Lincoln jamás hubiera dimensionado que un sucesor suyo llegaría a ser escogido por una revolución tecnológica como la televisión, Kennedy jamás se hubiera imaginado que un personaje como Donald
Trump ganaría más de 50 años después la presidencia ayudado de algo tan misterioso como el internet y las redes sociales. Con toda la atención mediática encima, Trump logró lo inimaginable, sin importar que hiciera cosas que en tiempos pasados hubiesen desacreditado a cualquier candidato.
Y es que Trump tuvo la ventaja de ser un personaje mememizable: del que todo el mundo tiene algo para decir, apoyándolo, burlándose o atacándolo. Esto hace que su imagen se difunda veloz y abundantemente cada vez que dice o hace algo. Las cadenas sensacionalistas de noticias hacen debates sobre cualquier cosa que haga, por insignificante que sea, los grandes periódicos le dan titulares casi a diario y, probablemente más im- portante, en redes sociales se debate sobre él, se riegan videos suyos, y se le hacen incontables memes, memes que se dispersan por todos lados.
En el mundo de la información ser moderado no paga, es mucho más fácil ser tendencia adoptando posiciones extremas y teniendo un carácter fuerte, no importa en qué lado del espectro se esté, inclusive el extremo centro, como lo demostró Macron. Mientas más rasgos caricaturizables se tengan, mejor. Por esto, desde ya se ve en páginas de Instagram memes sobre la recolección de firmas de Vargas Lleras, y en Facebook abundan los ya viejos memes de Uribe. Sin embargo, los de Claudia López, De la Calle o Fajardo por ahora apenas se ven. Así como la televisión le dio la ventaja a la pulcritud de Kennedy, la manera como se difunde hoy en día la información podría favorecer a los más mememizables de cara al 2018, porque, a favor o en contra, a más memes, más exposición ■ * Taller de Opinión es un proyecto de El Colombiano, EAFIT, U. de A. y UPB que busca abrir un espacio para la opinión joven. Las ideas expresadas por los columnistas del Taller de Opinión son libres y de ellas son responsables sus autores. No comprometen el pensamiento editorial de El Colombiano, ni las universidades e instituciones vinculadas con el proyecto.
Como se difunda la información podría favorecer a los más mememizables de cara al 2018.