“LOS JÓVENES NO HACEN POLÍTICA”
Esa fue la afirmación de una profesora universitaria y la respeto, puedo comprenderla de alguna forma pero definitivamente no la comparto.
Cuando digo que la respeto es porque la libertad de expresión es un derecho que todos tenemos y que, a pesar de la diferencia ideológica y mientras no vulnere a una comunidad, debe ser validado al menos dentro de ciertas prácticas sociales; al afirmar que la comprendo es porque para las personas mayores como mi profesora, los jóvenes no hacemos nada más que rumbear, chatear y coger. Sin embargo, no comparto su opinión en absoluto porque por allá en los noventa, existió el movimiento estudiantil de 1989 que durante las elecciones de marzo del siguiente año decidieron incluir una séptima papeleta no oficial para votar por una Constituyente que finalmente, con cerca de 1.342.000 votos extraoficiales, llevaron al Gobierno a redactar la Constitución de 1991 que buscaba ser la salida a la desesperanza que se vivía gracias a la corrupción y a la guerra, nada diferente a lo que pasa ahora. La profesora dice: “esos eran otros jóvenes”.
Pues para no ir tan lejos, el 5 de octubre de 2016 después de la dolida ‘plebitusa’ nosotros, ‘los pelados’, le dijimos al Gobierno: necesitamos un segundo acuerdo de paz ya. Fuimos el primer sector de la sociedad que salió a las calles a exigir el fin del conflicto. Nosotros en tres días la convocamos por ese medio que no solo sirve para chatear: las redes sociales. No fuimos pocos, en Bogotá se reunieron más de 30.000 personas sin curules, sin plata, pero con voz y después de los 18 también con voto. Nosotros, junto a todo un país de esperanzados, vimos el fin de la guerrilla más grande y longeva de Latinoamérica.
Y son solo dos ejemplos de lo que hemos logrado históricamente, son solo dos demostraciones de que sí hacemos política desde afuera de la presidencia y del Senado, sin recursos y con estereotipos, con celulares y Facebook, con opinión y con ganas, porque esto va ligado a la libertad de expresión de la que la respetada profesora puede gozar hoy y que sus compañeros de generación lograron mientras ella creía que los jóvenes no hacen política
Fue un movimiento estudiantil el de la séptima papeleta que llevó al Gobierno a redactar la Constitución de 1991.