Mercadeo de salud y salud de mercadeo
Desde hace años se ha controvertido la manera como se trata la salud en el país y su forma de ver el mercadeo. El marketing es una función organizacional para entregar cada vez un mejor nivel de vida para quienes lo desarrollan. Hay que decir, ni el mercadeo cuenta con buena salud, ni la salud hace un adecuado mercadeo. El haber considerado por muchos años que marketing era (es) solo para entidades con ánimo de lucro. De haberse hecho bien, el mercado, o el país, no estarían protestando y demandando como a diario se ve, y, además, el comportamiento social sería diferente: tendríamos acciones reales para generar y mantener el mercado (proveedores, clientes o pacientes y demás) sin mayores problemas. No tendríamos que vivir en medio de tutelas y demandas contra el sistema, para lograr lo que se debería tener como prioridad de entidades del sector y el Gobierno: sentido humanitario, al menos. Si a lo anterior, básicamente el desconocimiento de las bases de acción de los sectores involucrados en el proceso mercadológico y en el de la salud, específicamente, agregamos el hecho del afán de búsqueda de rentabilidad de directivas de las organizaciones, que en todos los órdenes se aprecia, podemos concluir con claridad que, quizá con más fuerza, este último factor ha hecho que se dé un mercadeo de la salud enfermo y una salud que adolece de prácticas adecuadas de marketing. Hemos sido testigos, y víctimas, de lo que decimos: consultorios, centros de salud, clínicas y hospitales, sin el personal suficiente, además de muchas personas sin la preparación y el conocimiento adecuados para lo que debe hacerse; y, muy preocupante, la deshumanización tan manifiesta en el trato con los seres humanos que necesitan atención médica. Y se da en todos los escenarios y sistemas, tanto en la que llaman contributiva, y con mucha y mayor frecuencia y gravedad, en la subsidiada. Es muy notoria la falta de personal suficiente porque “hay que reducir gastos”, a cualquier costo, parece, y aunque la mayoría de gente que trabaja en los sitios de salud, todavía sigue siendo humana, hay quienes parecen ser más máquinas que personas. Son numerosos los casos que han sucedido, siguen sucediendo y, al parecer, tendrán que suceder, desgraciadamente, con finales trágicos, para que quienes hacen mercadeo se den cuenta de que no solo en las entidades de salud existe una gran responsabilidad social, sino en todos los organismos existentes, y para que las organizaciones de la salud entienden que el mercadeo es no solamente aplicable sino, también, necesario para todo lo que se hace. Repetimos, como tantas veces lo hicieron Drucker y Levitt: las organizaciones no tienen sino una función básica: mercadeo e innovación, y agregamos, todo lo que se hace, en cualquier tipo de organización, tiene que ver con el mercadeo.