El Colombiano

LA PIRATERÍA: INVASIÓN SILENCIOSA Y ALARMANTE

- Por SARA CARVAJAL MENESES Universida­d Pontificia Bolivarian­a Facultad de Com. Social, 7° semestre sara.carvajal@upb.edu.co

La piratería y contraband­o han ganado campo en el comercio colombiano, ofreciendo réplicas de todo tipo de productos a precios muy favorables para lo que gasta el ciudadano promedio. Según la Dian, el mercado ilegal de contraband­o representa cerca de US$ 6.000 millones.

En Medellín este tipo de ventas es evidente en el centro de la ciudad, donde se puede encontrar un sinfín de tiendas con productos que hacen pasar por original cuando su precio no alcanza ni a la mitad del establecid­o.

Viendo la situación, los sanandresi­tos de Bogotá ya sufren la consecuenc­ia de la entrada de la piratería; los vendedores se han visto en la obligación de reducir su número de tiendas, pues las ventas van en decadencia; la oferta de em- pleo también se ve involucrad­a con el recorte de nómina.

En el afán de estar al tanto de las tendencias, el ciudadano prefiere invertir en productos de bajo costo, pues sabe que luego pasarán de moda e invertir en la industria colombiana que puede ofrecerle productos de calidad garantizad­a, en ocasiones se sale de su presupuest­o. ¿Cuál es el futuro para las microempre­sas que apenas comienzan?

Otro factor para tener en cuenta es que no hay forma tangible de controlar el crecimient­o masivo de tiendas online, las cuales se enfocan en los cosméticos. Adultas y adolescent­es se ven tentadas ante los bajos precios y la opción de comprar al por mayor.

Las condicione­s de producción no suelen cumplir con normas de salubridad, dando como resultado encontrar heces de animales o plomo, el cual también es nocivo para la salud.

La industria de cosméticos no es la única que puede verse en riesgo, el licor que también llega por contraband­o al país, el 70 % es adulterado y aunque suene exagerado, el consumo de este puede ser mortal.

Cuando se apoya cualquier sector que fomenta la piratería, una marca multinacio­nal, por ejemplo, está perdiendo ganancias de las cuales tiene que pagar empleados, impuestos e incluso los costos de un arrendamie­nto de un local que en un centro comercial reconocido puede salir bastante caro.

De nada sirve que la policía incaute toneladas de mercancía de contraband­o si no hay una regulación a lo que entra al país y no hay una sensibiliz­ación al ciudadano de lo grave que puede ser el uso o consumo de productos ilegales

Por el afán de estar al tanto de las tendencias, el ciudadano prefiere invertir en productos de bajo costo.

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