MEDIO ORIENTE SIN MEDIACIÓN
Pronto el conflicto de Medio Oriente será otro cadáver diplomático de EE. UU.
En un movimiento típico de la torpeza que gobierna Washington, el fin de semana pasado la Casa Blanca amenazó con clausurar la oficina de la OLP en EE. UU. si sus líderes insisten en el procesamiento de israelíes por crímenes contra los palestinos ante la Corte Penal Internacional. La jugada, que el Departamento de Estado escuda en una legislación del Congreso, transforma las negociaciones de Medio Oriente en una maraña imposible de solventar.
Justo en momentos en los que se espera algún tipo de acercamiento entre las partes del conflicto, el chantaje del gobierno de Trump recibió una respuesta directa por parte de la OLP: si la oficina es cerrada se cortarán todas las relaciones con Washington. Todos los esfuerzos para buscar alternativas de diálogo quedan rotos.
La llegada de este partido republicano autoritario y petulante, más interesado en el efectismo noticioso que en soluciones de fondo en la zona, nunca tuvo entre sus prioridades el acercamiento con Palestina. Sin embargo, los movimientos de los últimos días demuestran una desconexión absoluta con su papel de mediador y evidencia su favoritismo por el lado israelí. La disparidad de fuerzas es más que evidente.
La bravuconería plagada de ignorancia geopolítica de Do
nald Trump es un regalo diplomático que el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu sabe aprovechar. La apuesta del gobierno de Israel parece ser la de dilatar cualquier mesa de conversaciones con los palestinos y evitar los cuestionamientos a sus actuaciones que son contrarias a los compromisos adquiridos anteriormente.
Aunque garantes de la estabilidad de Medio Oriente como Egipto han pedido a Palestina mantener abiertos los canales con Washington, la verdad es que el ambiente está cada vez más enrarecido y la desconfianza aumenta. La fidelidad entre las partes de este conflicto necesitó de años para ser construida, pero bastaron un par de decisiones altisonantes de Trump para destrozar el esfuerzo de décadas.
No pasará mucho tiempo antes de que el pragmatismo nacionalista que se instaló en el gobierno de Estados Unidos nos muestre al conflicto de Medio Oriente como otro de sus cadáveres diplomáticos, así como amenaza el pacto con Irán o la estabilidad de las relaciones con una Europa tambaleante. Es una lista que crece con la torpeza de la diplomacia de Washington y no ha hecho más que empezar