40.000 MILLONES QUE NECESITABA LA CIENCIA
El domingo en la tarde, mientras escribía este artículo, el Dr. Humberto De la Calle, candidato del Partido Liberal, decía frente a la consulta para elegir el candidato liberal a las presidenciales: “hay decisiones más baratas pero menos democráticas”. No deja de parecer irónico invocar la democracia en semejantes condiciones, cuando un porcentaje mínimo de las personas habilitadas para votar lo hizo. La frase de De la Calle tendría sentido si el contexto actual de nuestro país y de los ciudadanos fuere el adecuado para realizar un tipo de consulta como esta.
Desde mi perspectiva, que creo es la de muchos colombianos, hacer una consulta interna para que un solo partido busque elegir entre dos candidatos, invirtiendo más de $40.000 millones, es algo descabellado que se sale de cualquier lógica razonable. Esto, sobre todo, en un país en el cual la reciente reforma tributaria golpeó por igual a ciudadanos y empresarios, sin mencionar que los recortes presupuestales no han sido menores en el último año. Hoy día hay sectores que navegan en una incertidumbre continua por falta de presupuestos, como por ejemplo el de la salud, y ni qué decir del de la Ciencia y la Tecnología, al cual desde esta columna, en repetidas oportunidades, hemos solicitado se le otorguen aumentos presupuestales. Pareciera que en los doctores De la Calle y Cristo prevaleciera el interés de valorizarse a través de la visibilización que tiene una consulta entre los medios de comunicación y los mismos ciudadanos. De no ser así, me pregunto, por qué no optaron por un instrumento más razonable y democrático de selección del candidato, como por ejemplo, una encuesta nacional, que pusiera en evidencia quién de los dos precandidatos pudiera tener más aceptación entre los colombianos. Movilizar un ejército de personas, logística, policía, equipos, etc., para terminar con tan pobre participación en las urnas no solo es un exabrupto, sino y ante todo, una decisión insensata que hasta el colombiano menos lego en política habría podido pronosticar la baja participación con un mínimo margen de error.
Los $40.000 millones gastados en la consulta representan alrededor del 13 % del presupuesto actual de Colciencias. Entidad que hoy tiene limitadas, por no decir anuladas, las posibilidades presupuestales para apoyar la sostenibilidad económica de los Centros de Desarrollo Tecnológico que existen en el país, muchos de ellos pasan por enormes dificultades gracias a la crisis financiera del sistema. No en vano centros como Tecnnova, Corasfaltos, Cecif, entre otros, se enfrentan a dificultades que los tiene al borde de una crisis donde perderá el país, porque sus laboratorios cerrarían, sus certificaciones irían al traste, y sus investigadores tendrían que irse al exilio en busca de mejores oportunidades con todo lo nefasto que esto es para el sector.
En momentos tan decepcionantes, en los cuales la mayoría de nuestros líderes políticos adolecen de falta de credibilidad, los ciudadanos reclamamos sensatez a la hora de tomar decisiones, todas ellas en un marco de austeridad y eficacia. Nuestros líderes deben ser los primeros llamados a dar ejemplo, si en realidad quieren recuperar la confianza ciudadana