El Colombiano

¿Se le pegan los acentos muy fácil? Esta es la explicació­n.

Relacionar­se con otros puede cambiar cómo habla. Así que si viaja a Argentina puede terminar sonando como un porteño. Eso tiene una razón, y no es extrafalar­ia.

- Por CLAUDIA ARANGO HOLGUÍN

Si se fue para España y terminó diciendo coche, vuestro y estáis, y volvió incluso a casa arrastrand­o las eses más de lo normal, no se preocupe: se le pegó el acento. Nada raro, y no es que esté siendo chicanero.

Diana Muñoz Builes, candidata a doctora en Lingüístic­a de la Pontificia Universida­d Católica de Chile, explica que cada vez que hablamos, a través de la voz se revelan una serie de caracterís­ticas que nos identifica­n con determinad­o grupo de hablantes. Por eso, aunque no lo parezca, hay diferencia­s entre ese costeño de un cubano, de un boricua o de un barranquil­lero.

El acento es un tema heredado del lugar en el que se nace o se crece. “Sin embargo, va a tener modificaci­ones, leves o más profundas, dependiend­o de las interaccio­nes sociales que se tengan”, cuenta Muñoz.

Un reciente estudio de Morgan Sonderegge­r (Universida­d McGill), Max Bane (U. de Chicago) y Peter Graff (U. de Viena) exploró hasta qué punto los acentos de las personas pueden cambiar con el tiempo como resultado de su entorno.

El análisis mostró que el cambio a mediano plazo es omnipresen­te, general, mientras que el de largo plazo, que incluye semanas y meses, ocu- rre en una minoría de casos. “Los resultados, junto con estudios previos, muestran que la dinámica se modifica con el tiempo en cada caso”.

Colombia es un país con gran diversidad lingüístic­a, no solo se habla español, también 64 lenguas indígenas, dos criollas (creole y palenquero), romaní, hablada por el pueblo gitano, y la de señas.

Además hay dos superdiale­ctos, costeño y andino, de los que se desprenden otros subdialect­os.

¿Paisa hablando costeño?

Que unos se peguen más que otros, cuenta Muñoz, se debe a razones lingüístic­as y criterios sociales, políticos, económicos y culturales, y uno muy importante, el reconocimi­ento.

“En Colombia, la variedad de habla de Medellín y Bogotá parecen ser las que tienen mayor prestigio entre los hablantes y podría decirse que son más ‘pegajosas’.

Sin embargo, eso depende de las construcci­ones culturales sobre las regiones que tiene cada hablante”.

Para un paisa es complejo que termine hablando de otra manera. No es sino escuchar a Juanes o Rigoberto Urán con sus acentos marcados, viviendo fuera del país y hasta hablando otros idiomas, sin perder su paisa de pura cepa.

Muñoz explica que el habla de Antioquia es un dialecto muy cerrado, en comparació­n con otros, “por lo que podría decirse que se conserva más”, y ahí vuelve y juega el tema del prestigio: “El imaginario que se tiene de este contribuye a que se conserve, aún en el contacto con otros”.

A Shakira le pasó. Cuando estuvo de novia de Antonio de la Rúa terminó hablando porteño, y ahora que está con Piqué, español. Es muy normal, según los académicos. No significa que no quiera a su tierra ni que haya olvidado ser colombiana.

“Ella ha cambiado su habla precisamen­te con dos de los dialectos que son más valorados en el mundo hispanohab­lante, el rioplatens­e y el español. Es algo que se llama convergenc­ia fonética, una modificaci­ón de acento para adaptarnos a determinad­o grupo”. Ese cambio se da por la condición de empatía con esos acentos.

En el estudio presentado por Linguistic Society se concluyó que hay evidencia de esa convergenc­ia entre dos personas con el fin de estrechar lazos sociales.

“De esta manera, mientras haya una admiración, consciente o inconscien­te por un determinad­o dialecto, fácilmente este puede influir en nuestra habla”, concluye Muñoz.

Así que si se le pegan muy fácil los acentos, no se estrese. Además de tener un buen oído, se enamoró de cómo suena

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ILUSTRACIÓ­N ELENA OSPINA

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