El Colombiano

Belén Parque, un barrio con vocación de pueblo

Aunque la dinámica económica de la ciudad le hizo desaparece­r sus heladerías frecuentad­as por enamorados, sigue siendo un sitio de encuentro.

- Por RODRIGO MARTÍNEZ ARANGO JULIO C. HERRERA

En el parque de Belén rondan las historias del tranvía, el teatro Mariscal, la fábrica de cigarrillo­s Cruz, la lavanderas de la quebrada Altavista y las citas de los novios en las heladerías y estaderos que alegraban ese sector del occidente de Medellín.

El miembro de la Academia Antioqueña de Historia Germán Suárez Escudero opinó que Belén fue el epicentro de la conquista del Valle de Aburrá, porque en el sector de San Bernardo (calle 25 con carrera 77, donde funcionó el Preventori­o de Medellín) había un poblado indígena al que llegó, en agosto de 1541, el conquistad­or Jorge Robledo, quien estuvo en el lugar durante 15 días, tras hacer amistad con los aborígenes.

Luego, en 1550, este sitio le sirvió de hospedaje al también conquistad­or español Hernando de Cepeda y Ahumada, hermano de Santa Teresa de Jesús, la Doctora de Ávila, quien fue enviado desde Popayán por su suegro, Sebastián de Belalcázar. En ese lugar, Céspedes construyó la primera capilla de lo que posteriorm­ente sería el poblado de Guayabal (otros historiado­res lo llaman Otrabanda) y el templo recibió ese nombre.

Agregó que para la época de la Independen­cia, la zona de la plaza de Belén pertenecía a una familia de apellido Pérez, y el sector se llamó “llano de los Pérez”. Estos construyer­on allí una capilla consagrada a San Juan de Dios. En 1814 esta capilla es mejorada y erigida en parroquia de Nuestra Señora de Belén por el vicario superinten­dente de la Arquidióce­sis de Popayán, Lucio de Villa. Su primer párroco fue Juan María Céspedes ( 1814- 1815), sucedido por el sacerdote Pedro José Pérez.

Concluyó Suárez que Belén, hasta finales del siglo XIX, perteneció a la ciudad de Anápolis, ubicada en el sector de Robledo, que fue arrasada en su totalidad por la quebrada La Iguaná, el 23 de abril de 1880, la cual tuvo casa consistori­al a la que perteneció el templo de Belén.

Empieza a poblarse

Bernardo Isaza llegó con sus padres al naciente barrio Granada, en el centro Belén, desde Fredonia, cuando tenía 13 años, en 1948. “En esa época toda la gente se conocía y era muy agradable ir al parque, porque lo frecuentab­an damas muy bonitas y parejas de Medellín que aprovechab­an las heladerías con reservados y los bailaderos lo rodeaban”.

Indicó que entonces el centro de Belén estaba urbanizado hasta lo que hoy es la carrera 80 y no existía La Palma.

Dijo que para ese año se llegaba al parque de Belén por la calle 30A o por el tranvía, que tenía una estaciones en la calle 30 con la 76, y la última quedaba en el sector de lo que hoy es Los Molinos. El tranvía pasó por allí de 1922 a 1951.

Recordó que en los años 50 había varias casas de material de dos pisos y quedaban unas pocas de tapia.

En la esquina de la carrera 76 con la calle 30A fue construido, a mediados de los 50, el teatro Mariscal, que desapareci­ó a finales de los 70 para darle paso a un banco, contó.

Jorge Restrepo, otro habitante del centro de Belén, desde 1961, agregó que hasta 1998, en la carrera 76 con la calle 29, se observaban, en la quebrada Altavista, las famosas lavanderas de Belén.

El médico y escritor Emi-

lio Restrepo, autor de Las Crónicas de Belén, se lamentó de que la vida social nocturna del parque de Belén no hubiera logrado pasar al Siglo XXI.

“Desde comienzos de los 90 empezaron a desaparece­r y dar paso a bancos, oficinas, panaderías y almacenes, los bailaderos Soraya y Palmaseca y las heladerías, sitio de encuentro de los novios de Medellín, El Portal, Los Sauces, La Tampa y Morival.

También se perdieron el kiosco del parque y la caseta de tax Belén.

Otro ícono de Belén en los mediados del siglo XX fue la fábrica de cigarrillo­s Cruz 114 y Victoria, ubicada en la calle 30A con la carrera 73. Los cigarrillo­s con filtro la sacaron del mercado.

El conductor Francisco Álvarez destacó que en esta empresa trabajaban muchos jóvenes del centro de Belén.

Álvarez anotó que su padre, Alfredo Álvarez, fue uno de los primeros transporta­dores de Belén con buses de escalera modelos 39, 46 y 50. Las chivas eran identifica­das por nombres como Mosquerola, Bismarck, Cordonazo y Sebastopol.

Comentó que él manejó el Mosquerola y viajaba desde el sitio donde hoy son los Barrios de Jesús, por carreteras muy malas hacia El Rincón, Cerro Manzanillo y Altavista

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FOTO Belén Parque no ha sido ajeno a las transforma­ciones de Medellín. Sus sitos de diversión ya no existen, pero como si fuera un pueblo, aún es un lugar de encuentro de ciudad.

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