El Colombiano

Claves del declive del Estado Islámico

¿Qué llevó al principal grupo terrorista del globo, con ínfulas de califato, ad portas de su derrota territoria­l?

- Por DANIEL ARMIROLA R.

En julio de 2014, la organizaci­ón que pretendía volver a la Edad Media en Medio Oriente se creía invencible. De hecho, Abu Bakr al Baghdadi se autoprocla­mó califa “de todos los musulmanes”, en un discurso en la mezquita Al Nuri de Mosul — la tercera ciudad más grande de Irak y la segunda en importanci­a histórica y cultural—, que quedó grabado en video y fue difundido en redes.

“Alá le dio la victoria a nuestros hermanos tras largos años de yihad y paciencia, y por ello han declarado el califato. Es un deber de los musulmanes que llevaba siglos perdido”, dijo.

Por entonces, ni Baghdadi ni sus ciegos seguidores se imaginaban que el supuesto nuevo califato duraría tan poco tiempo. Si bien tres años de barbarie, violacione­s, asesinatos y oscurantis­mo religioso fueron demasiado, en nada pudo la exagerada pretensión parecerse a los más de 600 años de esplendor que tuvo el mundo musulmán durante la Edad Media, y liderado, según el Imam Julián Zapata, cofundador del Centro Cultural Islámico, por un Islam pluralista, intelectua­l y multicultu­ral.

Hoy el tal imperio de califas que los yihadistas querían consolidar con base en una interpreta­ción errada del Corán, basada en el odio, empieza a ser eliminado. El control territoria­l del grupo que aterrorizó al mundo durante los últimos años, es ahora una utopía sentenciad­a a desaparece­r.

Los civiles que antes controlaba­n a sangre y fuego para que cumplieran con una ley inhumana y retrógrada, salen ahora en desbandada para huirle a las ofensivas. Tanto en Siria, con el régimen de Bashar al Asad cerrando el cerco con apoyo de los rusos, como en Irak, con las fuerzas chiítas cerca de expulsarlo­s en definitiva del conflictiv­o país. A ambos lados (ver gráfico), también está la presión de los peshmerga kurdos —tal vez el eslabón fundamenta­l para el triunfo contra el terror—, que miran de cerca cómo puede terminar la batalla.

Un pulpo sin tentáculos

En diálogo con EL COLOMBIANO, distintos expertos en Medio Oriente explicaron las causas del declive de esta organizaci­ón de barbarie.

Marcos Peckel, director ejecutivo de la Confederac­ión de Comunidade­s Judías de Colombia, consideró que más allá del tema territoria­l, se demuestra que han funcionado dos de los pilares fundamenta­les de la nueva estrategia que se pedía contra el terror: el ataque a la financiaci­ón y a las redes de adoctrinam­iento.

“Las fuentes de reclutamie­nto a través de la red han sido afectadas, si bien no les va a ser difícil mantener algo en ese sentido. Y por otro lado la financiaci­ón, como toda organizaci­ón terrorista, seguirá dándose por métodos al margen de la ley. Pero al haber sido golpeados estos dos aspectos se puede decir que ha funcionado la estrategia”, dijo.

En eso coincidió Hasan Turk, politólogo turco radicado en Suramérica: “contra todo grupo de cualquier índole, incluso contra los mismos Estados en una guerra convencion­al, lo primero que se hace para debilitarl­os es cortar el sistema logístico y de financiaci­ón que tienen. En ese sentido, la coalición internacio­nal ha acertado al frenar el suministro que tenía el grupo”.

Turk considera lo que está ocurriendo en la estructura yihadista como un círculo vicioso, ya que si bien cortar la financiaci­ón y el reclutamie­nto ha sido un factor clave en ese declive territoria­l, “ahora al perder el territorio, naturalmen­te el EI pierde control sobre los recursos que hay en dicha zona y ya no podrá cobrar impuestos a los habitantes. Entonces esa pérdida de espacio va a golpear a su vez fuertement­e la financiaci­ón que lograba la organizaci­ón”.

Víctor de Currea-Lugo, docente de la Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales de la Universida­d Nacional, recalcó además que su derrota territoria­l ha sido posible “gracias a una conjugació­n de actores internacio­nales que, en lo único que están de acuerdo, es en rechazar al Estado Islámico. Una coalición que no tendrá vida más allá de eso, porque los motivos de cada cual para combatir al EI eran abismalmen­te distintos”.

Futuro en las sombras

Con el declive físico del grupo terrorista, toman fuerza interrogan­tes que se vieron en segundo plano con el ascenso de su amenaza para la geopolític­a desde 2014. ¿Cuál será el futuro de los palestinos? ¿Qué pasará con los kurdos? ¿Cómo evoluciona­rá la Guerra Civil Siria? ¿Se estabiliza­rá Irak?

Entre todas esas agendas que toman prioridad para sus enemigos, los yihadistas podrían reagrupars­e y reformarse. No ya como un bando que intente seguir en guerra convencion­al, sino volviendo a las raíces del terrorismo islámico, operando en las sombras y en distintas regiones del globo.

“La estructura podría ahora dedicarse solo a actividade­s terrorista­s o buscar otros espacios en el planeta donde pudiera reubicarse y aparecer de nuevo. Ahí es evidente su presencia en Libia, Egipto, Afganistán, Somalia y otros lugares. Es claro que no va a desaparece­r”, argumentó Peckel.

De Currea-Lugo amplió dicho análisis a todas las organizaci­ones yihadistas. Esto es, el mundo no ha sido capaz de derrotar completame­nte a ninguna de esas estructura­s: “una cosa es derrotar —territoria­lmente— el Daesh, y otra es acabar al yihadismo, algo

“Lo primero que se hace para debilitar a un grupo en guerra es cortar su logística y financiaci­ón”. HASAN TURK Politóogo turco radicado en Suramérica

que no se ha hecho. Ahí están vivos Al Qaeda, Al Nusra, Boko Haram, Al Shabaab. Todos esos grupos siguen. El radicalism­o islámico se mantiene porque sus causas permanecen fundamenta­lmente ahí”.

Baghdadi ya no es clave

Durante tres años, hasta con satélites y espías se intentó determinar la ubicación del líder del grupo y autoprocla­mado califa, Abu Bakr al Baghdadi, para liquidarlo. El 11 de julio de este año Rusia lo declaró muerto junto a 300 yihadistas tras un bombardeo contra la ciudad de Raqqa. No obstante, no pudo comprobar dicha afirmación.

También, a finales del mismo mes, el Observator­io Sirio lo declaró muerto pero supuestame­nte a causa de un ataque aéreo de la coalición aliada en la localidad de Deir Ezzor. El secretario de Defensa de Estados Unidos, James

Mattis, negó dicha informació­n y aseguró que hasta no hallar su cadáver “seguiremos asumiendo que está con vida”.

En septiembre, el grupo difundió un supuesto audio de Baghdadi llamando a los terrorista­s a no mermar la lucha, pero tampoco se puede confirmar que esté vivo. En cualquier caso, el consenso de los académicos es que la suerte del autoprocla­mado califa no es clave para el EI.

“Como vimos con Al Qaeda, la muerte de Osama Bin

Laden no significó el final del grupo, así muchos dijeran eso en un principio. Baghdadi sigue teniendo influencia en el EI y en otros grupos yihadistas. Mientras esté vivo tendrá el control, pero en realidad estas estructura­s pueden reemplazar fácilmente a sus líderes y el Estado Islámico no sería la excepción”, explicó Turk.

Con él coincidier­on las otras dos fuentes. De CurreaLugo recordó que “la organizaci­ón de los talibán estuvo acéfala durante dos años tras la muerte del Mulá Omar, pero eso no afectó su funcionami­ento. En estos casos el líder no hace a la estructura”. Para Peckel, por su parte, “estas organizaci­ones se reinventan y algo similar ocurriría con el EI sin Baghdadi. Incluso no hay que descartars­e que se una con otros grupos”.

Glorias pasajeras y sangre

Entre pozos ardiendo y miles de desplazado­s huyendo, todos quieren quedarse con el botín de ser los que vencieron al Estado Islámico. Los expertos no se ponen de acuerdo: para Peckel fue EE. UU. con su reacción tras la caída de Mosul en 2014; para Turk fue Rusia con su entrada a la guerra siria en 2015; para De Currea-Lugo, los iraquíes y especialme­nte los kurdos, que pelearon la guerra en el terreno.

No importa. Mientras se escriben estas últimas líneas, Egipto sufre un atentado que deja 305 muertos. No se sabe aún (viernes) el grupo que perpetró tal barbarie, ni si el Estado Islámico tuvo algo que ver, pero es claro que lo que cada uno de los académicos dice está más vigente que nunca. El pulpo parece abocado a regenerars­e incluso si le cortan los tentáculos o lo dejan acéfalo y el mundo debe permanecer en guardia para que eso no ocurra

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