El Colombiano

EL CHIVO EXPIATORIO

- Por MANUELA ZÁRATE @manuelazar­ate

En la vida nunca nos falta ese alguien a quien culpar. En la tradición Judeo-cristiana si no es el demonio es la mujer. En algunos casos es una conjura entre los dos. Una mezcla. Si nos ponemos a ver, a lo largo de los años de educación tradiciona­l las lecciones de historia se basan más que todo en repetir como loros fechas y máximas en vez de reflexiona­r sobre hechos. Vemos las cosas siempre de un solo lado y fieles al melodrama sobre el que se basa nuestra cultura tenemos un culpable. Si no son los españoles, fueron los criollos y así. Pero desde siempre vemos las cosas con la etiqueta del bueno y el malo.

Los chivos expiatorio­s existen desde el primer capítulo de la Biblia. Tomémoslo como libro base, ya que no es el más antiguo, pero nuestra cultura está profundame­nte marcada por este texto. Hace años un profesor en un taller de escritura nos recomendó leer La Biblia como si fuera un texto cualquiera. Me costó enormement­e hacer la tarea, pues aunque no soy practicant­e soy creyente. Crecí en una escuela Católica de esas que no te infunden temor de Dios, sino terror y culpa por todo lo que te va a pasar si no sigues las reglas sin hacer preguntas. Después de avanzar un rato por el Génesis tuve que parar. Me daba terror lo que leía y me llené de miedo.

El chivo expiatorio desde siempre ha estado ahí para los hombres. En el Génesis es la mujer. Sin embargo, la expresión siempre me hace pensar en el nacismo. Lo que hizo Hitler para afianzarse en el poder fue justamente hacer de los judíos su chivo expiatorio. Canalizó las frustracio­nes de la gente hacia ellos y logró lo que quería.

Mucha gente dijo que no vio venir lo que pasó con Hitler. Así como mucha gente ahora dice que jamás se imaginó lo que pasaría en Venezuela. Pero no era cuestión de imaginació­n.

De hecho alguien medianamen­te inteligent­e y culto puede prever con un par de lecturas en qué van a parar los líderes que asumen el poder desde ciertas posturas y con un determinad­o tipo de discurso.

Lo que nunca estará justificad­o es tomar a un grupo de gente y someterlos al escarnio para que los odien como forma de consolidar poder. Pero quienes lo hacen saben que es una fórmula que no falla, que ha usado la humanidad desde antes del Génesis. Que no la inventó Dios, pero le ha funcionado a muchos que incluso han matado en su nombre. Quien aspira a gobernar debería venir a hacer y no a culpar. Pero sobre todo quienes somos gobernados jamás debemos confiar en quien viene con la venganza por bandera, porque al final el saldo de esa culpa que adjudicamo­s a otro la pagamos todos por igual

El chivo expiatorio desde siempre ha estado ahí para los hombres. En el Génesis es la mujer. Sin embargo, la expresión siempre me hace pensar en el nacismo.

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