Las celebridades detrás de cientos de enfermedades
Estos famosos bajaron del pedestal de la fama para poner en los reflectores los males que también pueden afectarlos.
Algunos aseguran que hay más de 30.000 enfermedades que se registran en los libros médicos, otros que las definiciones de salud y enfermedad varían, por eso no hay un número fijo. La OMS, por su parte, reporta que solo enfermedades raras pueden haber unas 7.000.
Es comprensible entonces que muchas historias detrás de la abrumadora cantidad de enfermedades sean invisibilizadas. No es fácil salir a la superficie del mar de información en el que vivimos.
Para lograrlo, algunos colectivos y empresas públicas y privadas buscan hacer presión en los gobiernos, tomadores de decisiones y en la ciudadanía con iniciativas que ponen los ojos sobre ciertos padecimientos. Algunas están lideradas por personajes reconocidos. La misma Unesco usa esa estrategia a través de sus embajadores de buena voluntad.
Embajadores de salud
Varias campañas publicitarias han convertido a famosos en símbolo de que no hay nadie que esté exento de caer enfermo y les ha funcionado.
Algunos de estos personajes han padecido el flagelo de enfermedades crónicas o graves y esto los ha convertido en abanderados del tema. Como ellos está el ciclista
Lucho Herrera, quien salió recientemente a hablar de su cáncer de piel para concientizar sobre la importancia de cuidarse del exceso de exposición al sol, o la actriz
Lorena Meritano, quien padeció cáncer de mama y se ha sumado a la campañas para sensibilizar a las mujeres sobre lo vital de un diagnóstico temprano.
Otros, en cambio, han prestado su imagen a campañas por alguna asociación entre sus profesiones o experiencias, como es el caso de Carlos El Pibe Valderrama y Sofía Uribe (ver recuadros).
Mónica Sarmiento, consultora en temas de comunicación y salud, asegura que en Colombia, donde las celebridades del espectáculo o el de- porte son importantes y son vistas como héroes, esta estrategia se ha vuelto exitosa.
“Visibilizar enfermedades a través de los famosos influenciadores en sus nichos lleva el mensaje a la gente de que sin importar si una persona es bonita, rica o famosa, a todos nos podría atacar una enfermedad”.
Otro ejemplo, en este caso de impacto mundial, es el anuncio de 2013 de Ange
lina Jolie en The New York Times: contó que se sometió a una doble mastectomía preventiva ( extirpación de todo tejido mamario) después de saber que portaba una mutación en el gen BRCA1, que aumenta el riesgo de contraer cáncer.
Los investigadores apodaron al aumento en la conciencia de la gente sobre el papel de la genética en el cáncer de mama y el incremento de las consultas “el efecto Angelina”.
Según Sarmiento es común que nos resistamos a la idea de vivir enfermos, “así que cuando un famoso pone la cara por una enfermedad, sea porque la padece o no, de alguna manera, está ayudando a disipar esa sensación de soledad que acompaña a los pacientes”
Hay que tener en cuenta también que las enfermedades que afectan a la mayoría de las personas no necesariamente reciben la mayor atención.
Según le dijo Rachel Best, socióloga de la Universidad de Michigan a la revista Nature, en 2014: “se ha descubierto que las enfermedades que afectan principalmente a mujeres y minorías, así como las condiciones estigmatizadas como las enfermedades de transmisión sexual, tienden a recibir menos lobby que otras condiciones”.
Así que de la misma manera en que los grandes inversores en el mercadeo y la publicidad quieren vender sus productos, otras agrupaciones conocen de la importancia de hacer lobby y campañas para promover prácticas saludables e informar de los problemas de no cuidarse y de tener hábitos nocivos.
Un ejemplo de cómo la presión ciudadana también puede aportar a la concientización y el cambio en temas de salud fue la Ley 1335 del 2009 que regula la venta del tabaco y su consumo en lugares públicos.
Esta ley se llevó al Congreso colombiano y se hundió 17 veces. Solo en julio de 2009 la sociedad civil entendió que este es un problema grave. De esta manera, líderes sociales, influenciadores del mundo del entretenimiento y organizaciones sin ánimo de lucro demostraron las posibilidades que se abren cuando una enfermedad se pone en boca de la gente