CONTRADICCIÓN EN LOS TÉRMINOS
Entre las muchas maneras de vivir la vida, hay dos que representan las tendencias predominantes. Son la comedia y la tragedia. Ambas concuerdan en que la historia y el presente son un desarreglo. Frente a esta evidencia ofrecen salidas alejadas.
Un novelista inglés de la primera mitad del XX, Hugh
Seymour Walpole, propuso una hipótesis sobre la idiosincrasia de quienes se enfilan en una u otra tendencia: “el mundo es una comedia para los que piensan y una tragedia para los que sienten”.
Según este escritor de origen neozelandés, las personas cerebrales reaccionan distinto que las sensitivas frente al desastre de la realidad. Quien reflexiona desde la lógica se rompe la cabeza, pero para soportar la existencia se ríe. Nada es serio, solo el humor acierta al señalar el borde del sinsentido. Subsistimos frente a una comedia.
En cambio, quienes en cada paso se juegan la piel son incapaces de soportar la brutalidad. Todo para ellos es una ofensa dirigida al centro de su personalidad. Vivir en la tragedia es un martirio, la rebelión es el estado natural de sus vísceras.
Es un hecho que Colombia es comedia y tragedia a la vez. Los viajeros de otras partes no aciertan a entender tanta sangre y discordia en medio de tantas flores, frutas y gente inteligente y generosa. En la mañana suben al cielo de la hospitalidad para ser atracados en la noche con la guardia abajo.
Se podría especular que las personas cerebrales sufren menos, pues al contemplar los hechos como comedia les dismi- nuyen gravedad y logran dormir sin alacranes. Los apasionados, al contrario, serían como jesucristos dispuestos a azotes, espinas y cruces para redimir a la humanidad agobiada y doliente.
Vistas las cosas en perspecti- va, es probable que los espectadores de la comedia despierten un día sofocados debajo del techo derrumbado del teatro. Pasaron por el tiempo sin mayores sobresaltos, pero se desentendieron de las víctimas de los sobresaltos circundantes.
Por su parte, los testigos de la tragedia serán recordados como paladines del mejoramiento del mundo. Muchos de ellos, es verdad, no alcanzarán a ver los frutos de su siembra. Perecerán en el intento después de haber sufrido en vida la escaldadura de la piel.
Entre tragedia y comedia, los humanos acumulamos memoria de dichas y tumores. Somos raza dual, contradicción en los términos
Es un hecho que Colombia es comedia y tragedia a la vez. Los viajeros de otras partes no aciertan a entender tanta sangre y discordia en medio de tantas flores y gente generosa.