MÁS SOBRE MOVILIDAD
Había hablado de la necesidad de la presencia de la autoridad para que, en una comunidad indisciplinada, las cosas puedan funcionar.
Empecemos por los empre- sarios de buses que tendrán que entender que de ellos depende, en buena parte, el orden y la facilidad de movilizarse en las calles de Medellín. Hay que respetar los paraderos y sancionar a aquellos que recogen pasajeros en cualquier parte. Entre otras cosas, los empresarios están perdiendo mucha capacidad de transporte por la mala costumbre de la espera del arriero y por permitir que los buses estacionen por largo rato en algunos sitios, como en los bajos del puente de la calle 12 sur con las paralelas al río. Allí se acumulan hasta siete buses esperando no sabemos qué. Si sumamos el tiempo perdido se podrían ahorrar varios vehículos. Lo mismo que en otros sitios donde se acumulan perdiendo tiempo inútilmente.
El acopio de taxis es importante para que los usuarios sepan dónde los pueden encontrar, pero que sean autorizados por la autoridad y no que sean los mismos taxistas quienes resuelven dónde estacionarse interfiriendo la libre movilización de los demás vehículos.
Hay otros detalles que se pueden solucionar y mejorar la movilidad de vehículos y peatones: estos son los venteros estacionarios en las calles y en los andenes. Primero hay que reconocer que es gente que quiere trabajar honestamente y que seguro no han tenido oportunidades para hacerlo de manera distinta a estar en las calles. Son personas honestas que no se prestarían para actividades delincuenciales que otros aprovechan esa falta de oportunidades como disculpa para sus actividades deshonestas. Esos venteros se pueden llevar a sitios bajo techo, con servicios sanitarios que en las calles no tienen, con restaurantes modestos y cerca de las líneas de buses para tener compradores. También con el compromiso de no dejar que venteros callejeros se sitúen al lado de esos locales.
Otro pequeño detalle que vuelve lento el tránsito de vehículos son los huecos y los resaltos innecesarios en algunos puntos. La solución para los resaltos es dejarlos en los sitios necesarios y levantar aquellos que sobran, que son muchos. Para los huecos, es tener un carro con asfalto y herramientas para taparlos, compactadora manual, palas, compresor y lo necesario para esas labores. No el tan ostentoso e inútil camión amarillo que el alcalde Petro importó para Bogotá, que apenas ha servido para tomarse la foto y salir en la prensa. Con una volqueta normal es suficiente. Esos trabajos rápidos pero estorbosos sería mejor hacerlos en las noches y así no interrumpir el libre tránsito de los vehículos.
Para la movilidad y para otros aspectos de la vida ciudadana, se creó el número ÚNICO de emergencias. Resalto el único porque así debe ser. Uno solo para cualquier necesidad. Para los bomberos, para la salud (ambulancias), para el maltrato infantil, para los conflictos de violencia intrafamiliar, para riñas callejeras, para el tránsito, en fin, para cualquier necesidad urgente, es el número único de emergencias. Así funciona en todas partes, pero, aquí en Colombia, les dio porque cada entidad tiene su propio número único, el 141, el 135 y no sé cuantos más. ¿Quién se aprende todo eso?
Hay que respetar los paraderos y sancionar a aquellos que recogen pasajeros en cualquier parte.