CUANDO MUCHO ES DEMASIADO
Por ver a los hijos felices nos excedemos en lo que les otorgamos y, por eso, ellos exigen mucho pero aprecian poco.
¡Ojalá que los niños sí disfruten esta Navidad! Y no lo digo porque crea que las circunstancias del mundo pueden arruinarles esta ocasión tan especial, sino porque el estilo de vida en que están creciendo hoy la mayoría de los hijos se las puede arruinar.
Hace un tiempo por esta época, la revista Time publicó un artículo que me alarmó. Anotaba que las cartas a Papá Noel se habían convertido en un problema para los pequeños porque “no sabían que pedirle a Santa Claus”. Aunque no le daban mayor importancia al hecho, me pareció increíble que en la infancia, cuando el deseo de descubrir el mundo y conocer lo que está en apogeo hace que los niños tengan más intereses que nunca, una gran mayoría de ellos están tan saturados que ya no tienen nada que los entusiasme.
Crecer en la bonanza lleva a que los menores de edad no valoren ni agradezcan lo que tienen y que tampoco disfruten los privilegios con que han sido bendecidos. Sin embargo, una cierta dosis de privaciones y dificultades son indispensables para que ellos sean felices.
Lo cierto del caso es que comprendemos la dicha de tener las cosas que necesitamos cuando hemos saboreado lo que significa la escasez. Valoramos que se haga justicia cuando hemos vivido el dolor de la injusticia. Disfrutamos los éxitos cuando experimentamos el sufrimiento del fracaso. Apreciamos lo que compramos cuando hemos tenido que ahorrar para obtener lo que queremos. Lo cierto del caso es que gozamos más lo que recibimos como compensación por nuestro trabajo que lo que obtenemos sin mérito alguno.
Lo lamentable es que, en nuestro afán por ver a los hijos felices y darles lo que no tuvimos, nos excedemos en lo que les otorgamos y, por eso, ellos exigen mucho pero aprecian poco. Sin embargo, crecer en la opulencia impide que los niños desarrollen una cualidad fundamental para ser felices: la gratitud. Cuando se crece rodeado de mucho más de lo que se necesita es fácil ser desagradecido y, por ende, infeliz en lugar de compasivos y entusiastas, que es lo que los hará felices