Colados en la JEP
Tres secuestradores, que no eran de las Farc, usaron los beneficios de la Jurisdicción Especial para burlar la justicia.
Cuando llegó la orden de libertad para los tres secuestradores, los integrantes del Gaula y del Juzgado Tercero Penal del Circuito Especializado de Medellín, encargados de su expediente, no salían del asombro. En el Gobierno se reconocía a esos hombres como integrantes de las Farc, algo que contradecía la información de los organismos judiciales, pues nunca fueron de ese grupo.
Pese a esto, Flavio Carmona Quiñones, alias Flavio; Edilberto López, “Pollo”, y Freddy Osvaldo Urrego, “Zarco”, estaban en las listas de las Farc que llegaron a la Oficina del Alto Comisionado para la Paz y que los reconocía como militantes, lo que les daba la oportunidad de interrumpir su condena de más de 28 años, ser beneficiados como gestores de paz o con la Ley de Amnistía, y acceder a la Justicia Especial de Paz (JEP), creada para tener favorecimientos penales a cambio de colaboración, pero que fue diseñada solo para miembros de las Farc, de las Fuerzas Militares y de Policía, y para personas con relación directa con el conflicto, no para delincuentes comunes.
La opinión pública supo de “Flavio”, “Pollo” y “Zarco” en julio de 2015 cuando el Gaula Antioquia de la Policía capturó a nueve integrantes de una banda delincuencial dedicada al secuestro en varios municipios del departamento, conocida como “Los Ingenieros”. Entre los detenidos estaban estas tres personas consideradas sus cabecillas.
Con esas capturas se esclarecían dos secuestros: el de Blanca Edna López Aguirre, a quien mantuvieron en cautiverio por 77 días desde el 14 de junio de 2014; y el de Henry Nicolás Santos Fernández, raptado el 11 de abril de 2015 y que logró su libertad una semana después, tras escapar de los delincuentes.
“Por uno de esos casos, esa banda llegó a exigir diez mil millones de pesos. Ellos no vendían a sus víctimas a otros grupos, lo que sí hacían es que las maltrataban, amarraban a los árboles y hasta les pegaban”, dice uno de los investigadores de esos plagios de quien no se hace referencia a su nombre por motivos de seguridad.
Precisamente por esos dos delitos, y luego de un trabajo de investigación de la Fiscalía y el Gaula, el 12 de septiembre de 2016 el Juzgado Tercero Penal del Circuito Especializado de Medellín condenó a Edilberto López ya Freddy Osvaldo Urrego a 345 meses de cárcel, por los delitos de secuestro extorsivo agravado y concierto para delinquir agravado. Flavio Carmona Quiñones también fue sentenciado el pasado 5 de abril por el mismo despacho y por iguales delitos, más el de tráfico, porte o tenencia de armas de fuego. “Flavio” debía pasar 372 meses tras las rejas, y se volvió a unir con sus compañeros de hampa, pero esta vez en el Complejo Carcelario Pedregal.
“Todo al suelo”
Para la Fiscalía el trabajo estaba hecho: el 99% de los integrantes de “los Ingenieros” estaban en prisión; sin embargo, casi un año después de la sentencia, el Juzgado Tercero de Ejecución de Penas de Medellín les otorgó libertad condicional a Edilberto López ya Freddy Osvaldo Urrego.
La única explicación que encontraron los investigadores del Gaula es que el Juez Tercero estaba acatando la ley, y que tanto “Zarco” como “Pollo” habían sido beneficiados con la Amnistía de Iure, lo que significaba que saldrían de la cárcel para ser trasladados a una de las antiguas Zonas Veredales Transitorias de Normalización (hoy Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación, ETCR), “donde permanecerán privados de su libertad por cuenta de la JEP y monitoreados por el Inpec hasta que la jurisdicción resuelva su situación jurídica”, dicta uno de los numerales del acta de libertad condicional conocida por EL COLOMBIANO.
El 26 de agosto pasado, al despacho del Juzgado Tercero de Ejecución llegó una notificación de un dragoneante del Instituto Penitenciario y Carcelario, Inpec, quien constató que Edilberto y Freddy ya se encontraban en la Zona Veredal Transitoria de Normalización de Buena Vista, ubicada en Mesetas, Meta.
En los expedientes de las autoridades sobre estas dos personas, e incluso en el archivo de su proceso penal desde la captura hasta la condena, no se menciona en ningún momento al grupo guerrillero Farc, tampoco relación alguna de los condenados con esa organización. Lo único que reposa en las carpetas son las actas de compromiso en las que tanto “Pollo” como “Zarco”, se “someten a la Jurisdicción Especial de Paz”. (Ver facsímiles)
El caso de Flavio Carmona Quiñones lo manejó el Juzgado Quinto de Ejecución de Penas de Medellín. A esa oficina, el pasado 8 de agosto, llegó desde el Ministerio de Justicia
un documento en el que “Flavio” era reconocido por las Farc y la Oficina del Alto Comisionado para la Paz, como un Gestor o promotor de paz, “para que realice labores de apoyo, coordinación y organización en los programas de reincorporación, así como para que participe en actividades de reparación” (Ver foto).
En esa carta, firmada por el ministro de Justicia, Enrique Gil Botero, se ordena a la juez
“Ellos nunca dijeron que hacían parte de las Farc, en ningún lado se les involucra con ese grupo guerrillero. Esto fue una sorpresa”. INVESTIGADOR DEL GAULA