Chile acude a voto de reelección o remontada
Si todo sale según sondeos, Piñera alcanza a ganar. Si la matemática le funciona, Guillier podría sorprender.
Hay calma, puesto que Chile es una nación que, aunque tiene una democracia relativamente reciente —desde 1990—, tiene una política que ha sabido madurar y estabilizar al país. Pero la tensión es creciente. Mientras que la derecha pensaba el 19 de noviembre que podría ganar hasta en primera vuelta, los resultados de ese domingo, con Piñera por debajo del 40 %, no solo la alertaron, sino que dieron esperanzas a un oficialismo de izquierdas que se creía derrotado por el impopular final de la era Bachelet.
De modo que se trata de una de las elecciones más reñidas desde el retorno de la democracia, con el agravante de que los ciudadanos no están obligados a votar —desde 2011— y hay un porcentaje de indecisos significativo que, según encuestas como la de Cadem, alcanza los dos dígitos.
Por lo demás, la mayoría de sondeos, que para la primera vuelta fracasaron al vaticinar un triunfo rotundo del expresidente centroderechista Sebastián Piñera, lo siguen dejando como favorito pero ya apenas por una ventaja que promedia los dos puntos porcentuales.
Mientras que en la encuesta de Cadem el exmandatario logra 40% de los apoyos frente a 38,6% del oficialista Alejandro Guillier —21,4% permanecen indecisos—, para la firma Criteria, Piñera obtendría 47% de los votos ante 45% de Guillier.
El factor Sánchez
El lunes 20 de noviembre, la persona más buscada de Chile era la izquierdista Beatriz Sánchez, quien con un movimiento inusitadamente nuevo logró en pocos meses de campaña allanar el camino para liderar la tercera fuerza política del país.
No solo eso. Si bien se distanció todo lo que pudo de la actual mandataria, Michelle Bachelet, ya considerada, en especial por los jóvenes, como más de lo mismo, tras dos gobiernos (2006 - 2010 y 2014 - 2018) en los que asumió como promesa de cambio pero no pareció verse tanto de eso, todos los espectros de izquierda intentaron sentarla en la mesa para pactar una coalición contra Piñera.
Eso se logró el pasado 5 de diciembre, cuando Sánchez anunció que votará por Guillier e invitó a sus seguidores a hacer lo mismo. La misma situación sucedió con los demás dirigentes del Frente Amplio, con lo que la izquierda dejó de verse tan fracturada
como en primera vuelta.
“La elección va a estar muy peleada. Piñera era el favorito. Pero tras la primera vuelta, Guillier puede ganar si suma todos los votos que recibieron los otros candidatos de izquierda. Por eso, después de creer que tenía la carrera perdida, el oficialismo ahora está ilusionado”, explicó Patricio Navia, docente de política internacional de la Universidad de Nueva York.
En opinión de Héctor Soto, columnista del diario santiaguino La Tercera, lo ocurrido en las últimas semanas agrega dos factores a la ecuación: el miedo y la ansiedad.
“No cambiaron mucho las campañas de balotaje en relación con la primera vuelta. Pero entraron dos factores en la escena política. El miedo para la derecha, por una parte, de un triunfo de Guillier, algo que ellos antes daban totalmente por descontado. Y el otro es la ansiedad de la izquierda. Tanto el gobierno, como el exsenador, veían asegurado un triunfo holgado de Piñera y le creían a las encuestas. Como el resultado fue mucho más apretado, el gobierno quiere aprovechar para proyectar su administración en otra de signo parecido”, dijo.
Los obstáculos para Guillier
De manera que hay reales opciones para la izquierda de aspirar a un triunfo en esta jornada fundamental para Chile, pero el dilema de estas semanas ha sido para ella plasmar en las urnas esas posibilidades.
Navia advirtió que hay un factor que sigue igual dentro de las facciones izquierdistas, y es que Guillier no generaría tal consenso como para aglutinar monolíticamente apoyos tanto en el centro como en los sectores más radicales: “Necesita los votos de Bea
triz Sánchez, pero debe ser cuidadoso. Si se corre mucho a la izquierda, perderá el apoyo de votantes moderados y perderá la elección. Por eso, Guillier debe esperar que esos votantes salgan a votar contra Piñera más que a favor de Guillier”, dijo.
En eso coincide Soto, pero basado en otros argumentos, como el hecho de que la matemática parece nunca bastar cuando se habla de política.
“La distancia que tiene que remontar Guillier es mucha. Hay que tener en cuenta que Piñera contaría con los votos de quienes apoyaron al derechista
José Antonio Kast en primera vuelta. Por esto, el oficialista necesita 20 % de apoyo adicional,
casi duplicar su primer resultado. Matemáticamente se puede, si logra aglutinar a los votantes de los otros siete candidatos izquierdistas, pero en política eso casi nunca es así, todo resulta más complicado y distintos factores podrían impedir ese escenario ideal para él”, argumentó.
Referendo sobre Piñera
Los dos expertos apuntan a que, para aglutinar ese apoyo entre las facciones de una izquierda que parecía completamente fracturada, Guillier apeló en los días previos a este domingo decisivo, al argumento de que se trata de una lucha para que Piñera no vuelva al poder.
“Pero no es como si Piñera se apellidara Fujimori y estuviera en Perú, donde sí se vio de antemano que una amalgama de sectores votó por Pedro Pablo
Kuzcysnki para evitar el retorno de esa familia al poder. Por otra parte, la izquierda en Chile es muy heterogenea, por lo que no creo que todos unan filas bajo ese argumento”, consideró Soto.
“La campaña de segunda vuelta se ha centrado en Piñera. Guillier intenta convertir la campaña en un referéndum sobre su rival, sabe que él genera poca adhesión. Sabiendo que apenas logró 22 % de apoyo en primera vuelta, apuesta a que la gente vote contra Piñera. El exmandatario, en cambio, destaca su experiencia y capacidad. Aspira a que la gente vote por ideas y propuestas, antes que por diferencias”, concluyó Navia.
Además de la primera vuelta, el pasado 19 de noviembre se realizaron las elecciones legislativas, en las que ninguna fuerza quedó con clara mayoría (ver gráfico). Por este motivo, el presidente que quede debe estar dispuesto a dialogar, como Macri en Argentina. Piñera, “por su genética de centro”, podría impulsar a los votantes a asegurar ese estilo de gobierno.
En suma, no se sabe qué ocurrirá en la que tal vez será, y por muchos años, la jornada electoral más reñida desde el retorno de la democracia en Chile. Pero sin duda quien asuma tendrá que tolerar a todos los sectores de la sociedad chilena y basar su mandato en el respeto de las diferencias