El Colombiano

Chile acude a voto de reelección o remontada

Si todo sale según sondeos, Piñera alcanza a ganar. Si la matemática le funciona, Guillier podría sorprender.

- Por DANIEL ARMIROLA R.

Hay calma, puesto que Chile es una nación que, aunque tiene una democracia relativame­nte reciente —desde 1990—, tiene una política que ha sabido madurar y estabiliza­r al país. Pero la tensión es creciente. Mientras que la derecha pensaba el 19 de noviembre que podría ganar hasta en primera vuelta, los resultados de ese domingo, con Piñera por debajo del 40 %, no solo la alertaron, sino que dieron esperanzas a un oficialism­o de izquierdas que se creía derrotado por el impopular final de la era Bachelet.

De modo que se trata de una de las elecciones más reñidas desde el retorno de la democracia, con el agravante de que los ciudadanos no están obligados a votar —desde 2011— y hay un porcentaje de indecisos significat­ivo que, según encuestas como la de Cadem, alcanza los dos dígitos.

Por lo demás, la mayoría de sondeos, que para la primera vuelta fracasaron al vaticinar un triunfo rotundo del expresiden­te centrodere­chista Sebastián Piñera, lo siguen dejando como favorito pero ya apenas por una ventaja que promedia los dos puntos porcentual­es.

Mientras que en la encuesta de Cadem el exmandatar­io logra 40% de los apoyos frente a 38,6% del oficialist­a Alejandro Guillier —21,4% permanecen indecisos—, para la firma Criteria, Piñera obtendría 47% de los votos ante 45% de Guillier.

El factor Sánchez

El lunes 20 de noviembre, la persona más buscada de Chile era la izquierdis­ta Beatriz Sánchez, quien con un movimiento inusitadam­ente nuevo logró en pocos meses de campaña allanar el camino para liderar la tercera fuerza política del país.

No solo eso. Si bien se distanció todo lo que pudo de la actual mandataria, Michelle Bachelet, ya considerad­a, en especial por los jóvenes, como más de lo mismo, tras dos gobiernos (2006 - 2010 y 2014 - 2018) en los que asumió como promesa de cambio pero no pareció verse tanto de eso, todos los espectros de izquierda intentaron sentarla en la mesa para pactar una coalición contra Piñera.

Eso se logró el pasado 5 de diciembre, cuando Sánchez anunció que votará por Guillier e invitó a sus seguidores a hacer lo mismo. La misma situación sucedió con los demás dirigentes del Frente Amplio, con lo que la izquierda dejó de verse tan fracturada

como en primera vuelta.

“La elección va a estar muy peleada. Piñera era el favorito. Pero tras la primera vuelta, Guillier puede ganar si suma todos los votos que recibieron los otros candidatos de izquierda. Por eso, después de creer que tenía la carrera perdida, el oficialism­o ahora está ilusionado”, explicó Patricio Navia, docente de política internacio­nal de la Universida­d de Nueva York.

En opinión de Héctor Soto, columnista del diario santiaguin­o La Tercera, lo ocurrido en las últimas semanas agrega dos factores a la ecuación: el miedo y la ansiedad.

“No cambiaron mucho las campañas de balotaje en relación con la primera vuelta. Pero entraron dos factores en la escena política. El miedo para la derecha, por una parte, de un triunfo de Guillier, algo que ellos antes daban totalmente por descontado. Y el otro es la ansiedad de la izquierda. Tanto el gobierno, como el exsenador, veían asegurado un triunfo holgado de Piñera y le creían a las encuestas. Como el resultado fue mucho más apretado, el gobierno quiere aprovechar para proyectar su administra­ción en otra de signo parecido”, dijo.

Los obstáculos para Guillier

De manera que hay reales opciones para la izquierda de aspirar a un triunfo en esta jornada fundamenta­l para Chile, pero el dilema de estas semanas ha sido para ella plasmar en las urnas esas posibilida­des.

Navia advirtió que hay un factor que sigue igual dentro de las facciones izquierdis­tas, y es que Guillier no generaría tal consenso como para aglutinar monolítica­mente apoyos tanto en el centro como en los sectores más radicales: “Necesita los votos de Bea

triz Sánchez, pero debe ser cuidadoso. Si se corre mucho a la izquierda, perderá el apoyo de votantes moderados y perderá la elección. Por eso, Guillier debe esperar que esos votantes salgan a votar contra Piñera más que a favor de Guillier”, dijo.

En eso coincide Soto, pero basado en otros argumentos, como el hecho de que la matemática parece nunca bastar cuando se habla de política.

“La distancia que tiene que remontar Guillier es mucha. Hay que tener en cuenta que Piñera contaría con los votos de quienes apoyaron al derechista

José Antonio Kast en primera vuelta. Por esto, el oficialist­a necesita 20 % de apoyo adicional,

casi duplicar su primer resultado. Matemática­mente se puede, si logra aglutinar a los votantes de los otros siete candidatos izquierdis­tas, pero en política eso casi nunca es así, todo resulta más complicado y distintos factores podrían impedir ese escenario ideal para él”, argumentó.

Referendo sobre Piñera

Los dos expertos apuntan a que, para aglutinar ese apoyo entre las facciones de una izquierda que parecía completame­nte fracturada, Guillier apeló en los días previos a este domingo decisivo, al argumento de que se trata de una lucha para que Piñera no vuelva al poder.

“Pero no es como si Piñera se apellidara Fujimori y estuviera en Perú, donde sí se vio de antemano que una amalgama de sectores votó por Pedro Pablo

Kuzcysnki para evitar el retorno de esa familia al poder. Por otra parte, la izquierda en Chile es muy heterogene­a, por lo que no creo que todos unan filas bajo ese argumento”, consideró Soto.

“La campaña de segunda vuelta se ha centrado en Piñera. Guillier intenta convertir la campaña en un referéndum sobre su rival, sabe que él genera poca adhesión. Sabiendo que apenas logró 22 % de apoyo en primera vuelta, apuesta a que la gente vote contra Piñera. El exmandatar­io, en cambio, destaca su experienci­a y capacidad. Aspira a que la gente vote por ideas y propuestas, antes que por diferencia­s”, concluyó Navia.

Además de la primera vuelta, el pasado 19 de noviembre se realizaron las elecciones legislativ­as, en las que ninguna fuerza quedó con clara mayoría (ver gráfico). Por este motivo, el presidente que quede debe estar dispuesto a dialogar, como Macri en Argentina. Piñera, “por su genética de centro”, podría impulsar a los votantes a asegurar ese estilo de gobierno.

En suma, no se sabe qué ocurrirá en la que tal vez será, y por muchos años, la jornada electoral más reñida desde el retorno de la democracia en Chile. Pero sin duda quien asuma tendrá que tolerar a todos los sectores de la sociedad chilena y basar su mandato en el respeto de las diferencia­s

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