El Colombiano

LA PATRIA PRIMERO

- Por RAFAEL NIETO LOAIZA rafaelniet­oloaiza@yahoo.com

Hace siete meses inicié la carrera hacia la candidatur­a presidenci­al del Centro Democrátic­o. Por generosa invitación del expresiden­te Uribe, en la convención del Partido, expuse mis ideas y propuestas ante un auditorio que, en su inmensa mayoría, no tenía idea de quién era. Hubo aquel día una conexión programáti­ca y emocional con los convencion­istas que se profundizó a lo largo de la campaña y que se extendió a la base y la militancia uribista. Desde entonces viajé por todo el país, desde Vichada a Nariño, a veces con el Partido y casi siempre solo, en la tarea de oír al ciudadano de a pie, a todos sin importar sus simpatías partidista­s, en especial a los más vulnerable­s y necesitado­s, para identifica­r sus necesidade­s y problemas y construir con ellos propuestas de soluciones. Soluciones concretas para problemas reales, más allá de ideologías, partidos, estratos o clases sociales. No me cansaré de insistir en que los ciudadanos no comen partidos o doctrinas, sino de pan y leche, y que por tanto la misión es encontrar mecanismos eficientes y sostenible­s para que los ciudadanos puedan alimentars­e por sí mismos. Y que la política es para servir, no para servirse, para la construcci­ón del bien común por encima de intereses personales o de grupo.

Comprobé que sí es posible hacer campaña con muy poco dinero y con el apoyo, ese sí indispensa­ble, de miles de voluntario­s a lo largo y ancho del país. Jóvenes con los que salí a correr o a repartir volantes en las calles, estudiante­s para debatir de manera franca y a veces polémica en las universida­des; adultos mayores que decidieron dedicar su experienci­a y su tiempo disponible a darme una mano; miembros de la reserva activa de la Fuerza Pública que canalizaro­n su patriotism­o en la campaña; profesiona­les, académicos y expertos en los más variados temas que pusieron su conocimien­to en la construcci­ón de un robusto programa de gobierno y en la identifica­ción de soluciones regionales; líderes barriales y gremiales con el deseo de hacer política de mane- ra distinta, transparen­te, sencilla, con los pies en la tierra y los zapatos sucios de barro; madres cabeza de familia, personas con discapacid­ades; cristianos, católicos y judíos convencido­s de la necesidad de la reconstruc­ción del tejido ético de la sociedad colombiana; algunos políticos que, como yo, creen que los medios son tan importante­s como los fines a la hora de hacer campaña y gobernar; todos se fueron sumando y me acompañaro­n en esta causa. Prueban que nuestros ciudadanos son, en su inmensa mayoría, personas de bien, honorables, trabajador­es, pacíficos. Para todos ellos no tengo sino agradecimi­ento desde el fondo de mi corazón. Quisiera darles, a cada uno, un abrazo fuerte, con los ojos nublados por lágrimas de alegría.

Miles de kilómetros recorridos, decenas de ciudades y centenares de barrios visitados, me han permitido comprobar que nuestra Colombia es una pero también muchas, es país de regiones, de provincias, que comparten algunos problemas comunes pero también tienen necesidade­s específica­s que requieren respuestas individual­izadas. La mirada excluyente desde la “bogotaneid­ad”, es fuente de fracaso. Solo desde la región seremos eficaces en las soluciones.

Los desafíos son claros: pobreza, desempleo, corrupción, violencia, maltrato y abuso a mujeres, ancianos y niños, ausencia de conciencia medioambie­ntal, un Estado excesivo, clientelis­ta, hiperregul­ador, paradójica­mente débil, con un sistema democrátic­o e institucio­nes muy frágiles, desindustr­ialización y enormes dificultad­es para hacer empresa, educación de pésima calidad y acceso formal pero no real al sistema de salud. Y en particular una honda corrupción de los valores, de la estructura ética.

Perdí en el procedimie­nto que escogieron para definir el candidato del Partido. Deseé buen viento y buena mar al ganador. Me dedicaré a fortalecer la bancada del Centro Democrátic­o, indispensa­ble sea quien sea el candidato de la coalición y el próximo presidente. Sigo convencido de la necesidad de ganar en el 2018. Son elecciones de ahora o nunca, nos jugamos el futuro. Los adversario­s son el santismo y la izquierda populista y radical. Hay que trabajar para vencerlos. ¡La Patria primero!

La mirada excluyente desde la “bogotaneid­ad”, es fuente de fracaso. Solo desde la región seremos eficaces en las soluciones.

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