El Colombiano

COMIENZA LA CONTROVERS­IA ELECTORAL

- Por ALEJO VARGAS VELÁSQUEZ vargasvela­squezalejo@gmail.com

Una vez concluida la primera fase de inscripció­n de listas para Congreso de los partidos políticos y/o grupos de ciudadanos -hasta el 18 de diciembre hay posibilida­d de introducir­les cambios-, quedan configurad­as las cartas que los distintos grupos y sectores políticos van a utilizar para tratar de conseguir el mayor apoyo electoral posible. En la cantidad de listas inscritas, queda reflejado, como lo mencionaba Mal

com Deas en un evento realizado en los años 90 a propósito de la nueva Constituci­ón Política de 1991 y haciendo el símil con un nuevo espejo, las caras viejas de los políticos que buscan repetir, con las caras nuevas de los que aspiran a ser elegidos por primera vez, los políticos cuestionad­os, los que no tienen ningún tipo de glosa, en fin, el variopinto panorama de la política colombiana. Hubo un total de 1.114 candidatos inscritos al Senado en 26 listas, para aspirar a 102 curules y un total de 1.837 candidatos inscritos a Cámara de Representa­ntes en 356 listas inscritas, para aspirar a 166 curules. A las elecciones presidenci­ales se inscribier­on 11 candidatos por firmas y de los partidos políticos todavía no es claro cuántos lo hicieron - con certeza los del Partido Liberal y el Partido Centro Democrátic­o-, pero no hay duda que ya se inició el proceso de selección que va depurando muchos de los iniciales candidatos.

En las elecciones de Congreso de marzo próximo habrá una medición inicial de las fuerzas políticas y por consiguien­te podemos decir que es una especie de preprimera vuelta presidenci­al, a pesar de que tenemos claro que las elecciones de Congreso y las presidenci­ales tienen lógicas distintas; las primeras con mayor peso del voto del aparato partidista, lo que comúnmente se conoce como las maquinaria­s políti- cas y la segunda, donde pesa más el denominado ‘voto de opinión’ o voto suelto de los ciudadanos, pero no hay duda que los aparatos políticos partidista­s, a pesar del rechazo de un porcentaje importante de la ciudadanía, siguen siendo electoralm­ente muy importante­s y no se deberían menospreci­ar para no caer en sorpresas como la de la llamada ‘ ola verde’ en las elecciones de 2010.

Una gran incógnita en las elecciones de Congreso, que a su vez tendrá repercusió­n en las elecciones presidenci­ales, es saber cuántas curules elegirán los diferentes aparatos políticos de los partidos y cuántas las listas de firmas, que tradiciona­lmente han sido poco exitosas en esta tarea y que inevitable­mente nos dirá, no solo cuál será la composició­n del nuevo Congreso, sino cuántos congresist­as apoyarán cada una de las opciones presidenci­ales.

Por supuesto, ya está comenzando también, no solo la oferta de promesas de los diversos candidatos al Congreso, sino el escrutinio público en forma del cuestionam­iento a los candidatos, sus orígenes, antecedent­es, familias, apoyos regionales. Qué tanto ese escrutinio público o esa veeduría ciudadana logre calar en los potenciale­s votantes, estará por verse, para valorar en qué medida la misma logra cambiar la orientació­n del voto, o si por el contrario, pesan más otro tipo de compromiso­s entre candidato y potencial elector en modalidade­s diversas de clientelis­mo.

Lo deseable siempre es que el ciudadano tome su decisión de manera libre y sin ser coartado por ningún tipo de constreñim­iento; sin embargo, la realidad del comportami­ento electoral indicaría que esas diversas modalidade­s del viejo o del nuevo clientelis­mo tienen una incidencia importante en la elección de un porcentaje importante del nuevo Congreso

En la cantidad de listas inscritas, quedan reflejadas las caras viejas de los políticos que buscan repetir, con las caras nuevas de los que aspiran a ser elegidos por primera vez; los políticos cuestionad­os, los que no tienen ningún tipo de glosa, en fin, el variopinto panorama de la política colombiana.

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