POLICÍAS Y MAFIOSOS
Mientras unos policías se juegan la vida persiguiendo a los capos de las bandas criminales, “Inglaterra”, “Gavilán”, “Pesebre”, “Tom”, “Chamizo” y demás parientes del hampa, hay otros que les cubren las espaldas. Acaba de corroborarlo un juez en la Sala de Audiencias del Palacio de Justicia, en el Centro de Medellín: envió a la cárcel a siete agentes sindicados de recibir “sobrenómina” de la banda La Terraza por dejar operar plazas de vicio en La Candelaria y Aranjuez. Un peligro para la sociedad, según se consideró en la medida de aseguramiento.
En la audiencia hubo notoria solidaridad de cuerpo por parte de otros uniformados que acudieron a presenciar el proceso y que tuvieron la desvergüenza y los bríos incluso para amenazar a un fotógrafo de esta casa editorial, Róbinson Sáenz. Esos agentes parece que no tienen claro de qué lado están. Le dijeron “sapo y pirobo” a quien simplemente registraba los hechos, la realidad, la desconcertante y preocupante constatación de que hay algunos policías que se hacen los ciegos ante la evidencia de que el vicio campea en los barrios de Medellín.
He sido directo receptor de denuncias en este diario de la gente que se indigna porque en Barrio Antioquia, en Caicedo, en La Minorista, en El Poblado, en La 70, entre tantos sectores, los jíbaros venden droga a sus anchas. Con las caletas en los postes, los muros, los jardines, los puestos de comida callejera, los aleros de los techos, las alcantarillas...
Todo el barrio los ve, pero algunos policías no se enteran, no se percatan del olor a marihuana y bazuca. “No pillan” a los pelaos, a la gallada de “la misma esquina con su mismo olor”. Todo envuelto en esa nube pesada de los cigarrillos armados con maña, de las envolturas de “papel mantequilla” regadas por el suelo y todos “en la juerga, parce”. Y entonces un agente, uniformado, e identificado, se acerca al fotógrafo y le dice que no está tratando con los niños del barrio. Qué guapo, qué bravo.
Es la oportunidad para que los jefes de la Policía Metropo- litana demuestren que sus agentes no pueden simpatizar con los jefes de las bandas, porque de un lado están la legalidad, las instituciones y la sociedad, que no quieren trampas ni fangos, y del otro están mafiosos, delincuentes y corruptos. Los sin ley.
El juez Segundo Penal Municipal Ambulante de Antioquia dijo que “acá lo que está investigando la Fiscalía es la posible conducta irregular de los uniformados”, algunos con apodos bien dicientes: alias “el Narco” y alias “Robocop”, por ejemplo. Los policías que observaban la audiencia debieron molestarse por el manto de dudas que tienden sobre la institución sus compañeros, en vez de ponerse a amenazar al señor que tomaba las fotos para informar a la comunidad
Vaya guapeza la del policía que intimida al periodista y no rechaza al criminal.