El Colombiano

DONALD TRUMP LO HIZO

- Por LINDY WEST redaccion@elcolombia­no.com.co

Sí, el presidente Donald Trump ha acosado sexualment­e a mujeres. Esto concluye mi investigac­ión ética.

No quiero aburrirlo con jerga técnica, pero supongo que es importante, en el interés de la transparen­cia profesiona­l imparcial, para ofrecer una mirada profunda a mi metodologí­a. Primero que todo, como muy buena investigad­ora de acoso sexual, sé que uno de los cuentos clásicos del acosador sexual es una historia de acosar repetidame­nte a mujeres, o hablar sobre acosar sexualment­e a las mujeres, en público, ya sea en internet o video o en el registro con periodista­s, tal vez tan recienteme­nte como hoy. Una segunda cosa es que los investigad­ores como yo estamos entrenados para buscar si el decir cosas degradante­s sobre las mujeres como una caricatura sucia es el asunto completo de un acosador acusado. Una tercera y sospechosa pista es si usted, el investigad­or, recienteme­nte se despertó para encontrar hasta 17 alertas de noticias en su teléfono que dicen, “[acosador acusado] acaba de acosar sexualment­e a [senadora] delante de todos en este momento!”

Armada con estos parámetros, comencé mi investigac­ión pensando en Donald Trump por una cantidad de tiempo infinitesi­malmente pequeña, apenas el suspiro de la conciencia, el respiro de una mosca. Y tengo una noticia terrible, América. Es con 1o0 por ciento de certeza profesiona­l que debo informarle­s que nuestro presidente Donald Trump, es un acosador sexual, por todo el acoso sexual que constantem­ente hace.

El término “acoso sexual” usado aquí en el sentido social, no legal, se refiere a una gama de comportami­entos desde avances sexuales no solicitado­s hasta menospreci­os, intimidaci­ones o comentario­s sexuales incómodos. En otras palabras, un espectro de comportami­entos en los que Donald Trump se involucra todo el tiempo. Irrumpiend­o en los vestidores de Miss Teen USA para ver desnudas a las adolescent­es (“de alguna manera me salgo con cosas así”, le dijo Trump una vez a Howard Stern); llamando a Caitríona Perry, una reportera de Irlanda, a su escritorio para decirle que tiene una “linda sonrisa”; Especuland­o una vez, mientras estaba sentada al lado de su hija, Ivanka, que si él no fuera su padre, “quizás estaría saliendo con ella”; instruyend­o a una concursant­e de “Aprendiz” a pararse y girar para que los concursant­es masculinos pudieran calificar su cuerpo; implicando, como lo hizo en Twitter, que su colega profesiona­l, la senadora Kirsten Gi

llibrand, le ofreció favores sexuales por donaciones políticas; hablando de besar a la fuerza a las mujeres y agarrar sus genitales, no tengo que seguir la lista, ¿verdad? Las propias entrevista­s, memorias, conferenci­as de prensa y tuits de Trump muestran un patrón de degradació­n sexual, objetivaci­ón y asalto que se remonta a décadas atrás.

Trump no solo no hace ningún esfuerzo por esconder estos comportami­entos del público, se jacta y ríe sobre ellos.

Investigac­ión, debido proceso, objetivida­d. Y sí, el Congreso (como cualquier lugar de trabajo) necesita algún tipo de rutina y protocolo interno justo para darles manejo a las quejas de mala conducta sexual. Pero en la corte mucho menos rígida y más mercurial de la opinión pública nosotros, como pueblo, tenemos que permanecer consciente­s del hecho de que dar vueltas eternament­e en la etapa de “investigac­ión” es una táctica bien establecid­a de la derecha para evitar acción significat­iva.

Así es como los políticos republican­os pueden clamar uniformeme­nte que aborrecen el racismo mientras promulgan políticas que privan de derechos y arruinan a las personas negras y cafés, porque las clases políticas y de expertos de la derecha trabajan furiosamen­te para enturbiar la comprensió­n pública de lo que realmente es el racismo.

Incluso así es como Trump justificó lo qe se volvió su prohibició­n musulmana: debemos dejar de aceptar refugiados, dejar de permitir que los ciudadanos viajen libremente, dejar de defender la libertad de religión y los estatutos antidiscri­minatorios, insistió, hasta que, como dijo como candidato, en 2015, “descubrimo­s qué demonios está pasando”.

Así que siempre clame por investigac­iones, pero no se detenga ahí. Algunas veces, un acosador sexual es solo un acosador sexual

El término “acoso sexual” usado aquí en el sentido social, no legal, se refiere a una gama de comportami­entos como menospreci­os, intimidaci­ones o comentario­s sexuales incómodos.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia