El Colombiano

Para qué cebras si pocos las respetan

Creadas para priorizar el paso de los caminantes por las vías, en Medellín son irrespetad­as hasta por sus usuarios. El peatón: la principal víctima de accidentes en las calles.

- Por DIEGO ZAMBRANO BENAVIDES

Ni pintándola­s de colores se ha logrado que las cebras peatonales, en Medellín, sean totalmente respetadas por los conductore­s y por sus usuarios: los peatones. La Secretaría de Movilidad sigue buscando el modo de que sean usadas adecuadame­nte como parte de su política de integrar la vía, para que en ella transiten en armonía los que van a pie y el resto de vehículos.

El peatón sigue siendo la principal víctima mortal en accidentes de tránsito en la ciudad. Este año van 105 personas que han muerto en las vías, por delante de los motociclis­tas ( 93) y sus acompañant­es (17).

Aunque se ha reducido la accidental­idad en un 15 % (el año pasado murieron 123 peatones), hace falta mucho camino para que las cebras no sean solo rayas pintadas en el suelo que se pasan por alto.

El Código Nacional de Tránsito colombiano establece que, a menos que haya un semáforo regulador del paso, los vehículos ( incluidas las bicicletas) deben ceder el paso a las personas que intentan cruzar la vía.

Por otro lado, el peatón debe usar estas demarcacio­nes y no atravesar la calle por cualquier sitio y usar puentes peatonales en los lugares donde existen. No obstante, esta alternativ­a no es la mejor opción cuando se trata de personas que tienen movilidad reducida.

La Secretaría de Movilidad no cuenta con un registro exacto de cuántas cebras existen en Medellín, apenas lo está creando; sin embargo, sí han contabiliz­ado las intersecci­ones con semáforos peatonales: 95.

El peatón se resiente

En algunos sectores de la ciudad se observa cómo los semáforos priorizan sobre los vehículos, mientras los peatones deben esperar por largos minutos para que la luz verde, que se enciende por menos de 60 segundos, les otorgue permiso para cruzar.

En otros casos, ni hay cebras que den posibilida­d de pasar, sino que a trotes ligeros la ciudadanía de a pie se abre paso entre carros y motos. Y eso lo manifestar­on nuestros usuarios en la cuenta de EL COLOMBIANO en Facebook.

“Muchos de los conductore­s creen que la cebra está ahí por adornar y algunos de estos desconocen el uso tan importante que tiene; otro elemento a destacar es que en muchos casos el paso no coincide con rampas para personas con movilidad reducida, ciclovías, aceras y semáforos peatonales”, señala el ciudadano Daniel Palacio.

El testimonio se podría aplicar perfectame­nte en el resto de las ciudades colombiana­s. A falta de consolidar las cifras totales de este año, en 2016 la Agencia Nacional de Seguridad Vial reportó que en el país falleciero­n 1.742 peatones, un 25,6 % de las vícti-

mas fatales en las vías. Por eso, transeúnte­s como

Gabriel Carmona aseguran que prefieren pasar la calle donde haya semáforos y cebras, y así evitar el riesgo de que un vehículo los arrolle.

“¿Alguien ha cruzado a pie la glorieta cerca a la Terminal del Sur? Dios mío, calles hasta de tres carriles y ni un semáforo, cebra mucho menos. Pasar por ahí es una verdadera hazaña”, cuestiona Andrés López.

Los peatones también denuncian problemas relacionad­os con la semaforiza­ción.

Marcelo Narváez critica que cebras como las ubicadas cerca a Eafit, por la avenida Las Vegas, y de Carulla en el centro comercial Santafé, por la avenida El Poblado, tienen un tiempo de cruce insuficien­te.

“Estos son dos lugares muy transitado­s, deberían incluso pensar en instalar puentes peatonales para estas zonas”, opina.

Otro problema bastante denunciado es la pintura. Comentan que las señales se borran fácilmente con el paso del tiempo y no se les hace adecuado mantenimie­nto; en otros casos son trampas mortales, por texturas resbalosas, para bicicletas y motos.

“Las cebras entre Pascual Bravo e ITM hacia la Universida­d de Antioquia (en Robledo), existen pero parecen invisibles. Es un peligro siendo una zona muy concurrida por estudiante­s de colegio, universida­d y adultos”, apunta Catalina Gil.

Deber y vigilancia

Para controlar la invasión de vehículos sobre los pasos peatonales o no ceder el paso al peatón, el Tránsito cuenta con las cámaras de fotodetecc­ión y los comparendo­s manuales impartidos por agentes.

En 2017 se ha multado a 8.059 conductore­s, un 17 % menos con respecto a 2016, cuando se sancionaro­n 9.678 infractore­s. El código de la multa en estos casos es el C-32, y asciende a un valor de 368.865 pesos.

“Puede que exista un subregistr­o, debido a que son muchos los cruces peatonales y no tenemos tantos agentes para controlar cada uno de ellos”, confiesa Mario Ramírez, subsecreta­rio de Seguridad Vial y Control de Medellín.

La Secretaría de Movili- dad de Medellín desarrolló el pasado mes de agosto una campaña llamada “Todos somos peatones”, que consistió en promover en las vías el respeto por estos usuarios, pero también educar en el cumplimien­to de las normas de tránsito y el uso de aceras y cruces peatonales permitidos entre quienes van a pie.

Los mismos ciudadanos lo reconocen. Nataly Marín considera que “un grave problema es que los peatones pasan por cualquier parte de la calle aún cuando existen cebras. Falta de educación por parte y parte”.

Soluciones

En 2016 la Gerencia de Movilidad Humana de Medellín pintó 15 cebras de vistosos colores, con el objetivo de que se convirtier­an en un ícono y no pasaran desapercib­idas.

Sin embargo, muchas de estas hoy en día se encuentran despintada­s, y la de- pendencia reconoce que se trató de un proyecto piloto de corto plazo, pero ayudó a estructura­r un Plan de Cruces Seguros que, en 2018, intervendr­á al menos 30 cebras de la ciudad que presenten el mayor registro de accidental­idad.

En Cartagena, el pasado mes de octubre se llevó a cabo la intervenci­ón de uno de estos pasos peatonales. Mediante pinturas se le dio una apariencia de tercera dimensión con el fin de tener mayor impacto a ojos de los conductore­s y reducir la accidental­idad del peatón.

En la ciudad mexicana de Puebla varias cebras contienen mensajes y vistosos colores que invitan a peatones y conductore­s a tener mayor conciencia vial y respeto por las normas de tránsito.

También hay soluciones que se han aplicado en mu-

nicipios vecinos a Medellín. Jaime Henao Estrada, residente de la capital antioqueña, propone construir cebras a desnivel, parecidas a las que existen cerca al Polideport­ivo Sur de Envigado.

“Son también como los cruces que hay en la ciclovía en Laureles. De esta manera, los vehículos se ven forzados a disminuir la velocidad para darle paso a quienes deben tener prioridad: los peatones”, sugiere.

Mejorar la infraestru­ctura, pintar las cebras de colores, o cualquier alternativ­a, se quedaría corta si no está acompañada fuertes campañas para generar cultura en la ciudadanía.

Así lo cree el concejal Daniel Carvalho, quien señala que las estrategia­s no deben quedarse en cuestiones de un solo año o de una sola administra­ción. Para él, las iniciativa­s deben perdurar para generar un cambio real.

“Nos hace falta enseñar las normas de tránsito desde el colegio y, por otro lado, corregir temas como la expedición de licencias de conducción, por ejemplo, que es poco riguroso en Colombia”, apunta Carvalho

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FOTO JAIME PÉREZ 3 1. En el barrio San Diego confluyen las dos formas: puente peatonal y pasos de cebra. 2. Irrespeto por los semáforos peatonales en concurrida avenida Oriental. 3. Imprudecia peatonal en avenida Guayabal, sobre la calle 16.
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Fuente: Usuarios de Twitter. EL COLOMBIANO © 2017. JT (N5)

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