El desierto siempre da miedo
Solo dos colombianos, ambos de Manizales, representarán al país en autos en el Rally Dakar este enero.
Amenos de 18 días de iniciarse la edición 40 del Dakar, Mauricio Salazar Sierra y Mauricio Salazar Velásquez preparan sus autos para competir en representación de Colombia. Recorrerán 9.500 kilómetros en 14 etapas comenzando el 6 de enero y que transitará por Perú, Bolivia y Argentina.
Sierra, tendrá su segunda participación y hará las veces de copiloto. Hablamos con él.
¿Ya están listos?
“Sí, pero con mucho susto. El Dakar, en su recorrido por el desierto, da miedo, nunca pasa, pero lo bueno es sobreponerse a lo que genera encontrarse con dunas y cosas nuevas en el trazado”.
Ustedes llevan el mismo nombre y el primer apellido ¿Son familiares?
“Nada, nos llamamos Mauricio, tenemos el mismo apellido Salazar, pero él es Velásquez y yo Sierra. Nos juntaron la afición por este deporte”.
¿Cuál es su función en la tripulación?
“Soy copiloto, me tocó una labor complicada, la de saber guiar bien y que no nos equivoquemos en el recorrido. Cumplir al pie de la letra con la carta de navegación”.
¿Cuántas veces ha corrido el Dakar?
“Es mi segunda vez. En la primera estuve a punto de retirarme. En la primera fracción ya estaba mamado. Cuando Mauricio (Velásquez) me dijo que en su debut había hecho solo cinco etapas, lo tildé de flojo. Y cuando corrí, le reconocí su berraquera”.
¿Cuál es su sueño?
“Antes era correr el Dakar, luego terminarlo, pero ahora el gran sueño del equipo MS2 Racing es poder construir la sede de la Fundación Alejandra Vélez Mejía, cuya labor es atender a niños con cáncer”.
¿Y por qué con esta condición específica?
“Porque yo he padecido dos tipos de cáncer, uno de ellos de testículos y puedo decir que es un proceso muy duro, pues con las solas quimioterapias tiene uno”.
¿Es posible que un colombiano gane un Dakar?
“En el caso de los autos, es imposible. Un solo ejemplo, el carro que nosotros adaptamos nos costó unos 120 mil dólares y el vehículo de los que normalmente van adelante y pelean las carreras, valen cerca de dos millones de dólares”.
¿Hay más preparación para este año?
“Claro; incluso, las condiciones de competición son mejores. El año pasado terminamos en el puesto 61 entre 120 y arrancamos en el 103. Este año salimos en la casilla 63. Empezar en la mitad del pelotón es muy distinto a salir en la cola. Eso ya es una gran mejoría”.
¿Cuál es el mayor reto para esta edición?
“Terminar. Pero hay una de entrada: salir bien del desierto, que son seis etapas, las más duras. Si lo logramos, iremos por muy buen camino”