El Colombiano

Transporta­dores y Metro buscan acuerdo para aceptar la Cívica

Rutas integradas ya recaudan electrónic­amente. Dueños de buses analizan costos y ganancias

- Por VÍCTOR ANDRÉS ÁLVAREZ C.

Es un proceso complejo. Cambiarle el chip a 1 millón de personas que por décadas han pagado su pasaje en efectivo y, a partir del año entrante, tendrán que hacerlo con la Cívica, es un reto para autoridade­s y usuarios de 5.265 buses de rutas como Circular Sur o Coonatra.

La Cívica funciona desde el año 2013 y es considerad­a por autoridade­s locales como exitosa. Actualment­e 452.000 personas se benefician, a diario, de ella y 1.479 buses integrados a las estaciones del metro o metrocable tienen adaptado el sistema.

El modelo es liderado por la empresa Metro y consiste en que el pasajero debe recargar su tarjeta con dinero en puntos autorizado­s, para luego pasarla por un torniquete instalado en el bus.

Su expansión en cobertura es un propósito del alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, que ayer, presentó tres nuevas rutas (San Javier, Floresta y Estadio) que conectan con estaciones del metro, y tendrán la Cívica. Se beneficiar­án 38.000 usuarios diariament­e.

“El pago con la tarjeta significa ahorro de plata y tiem-

po. Si no existiera la integració­n tarifaria con cívica entre buses y sistema metro las personas tendrían que pagar 4.000 pesos por trayecto, y hoy hablamos de deducción importante con la Cívica (2.000 pesos en promedio). Una persona que se gana el mínimo, cuánta plata se le va para que pueda movilizars­e con su esposa o su hijo”, dijo.

El reto es mayor

Si bien el principal avance se ha dado en las rutas integradas al metro o metrocable­s, el propósito de la Administra­ción Municipal es que los buses urbanos también tengan el sistema y no reciban dinero en efectivo.

Desde el año pasado se viene consolidan­do el programa de Transporte Público de Medellín (TPM) para unificar criterios entre transporta­dores y autoridad en sobre normativid­ad y chatarriza­ción.

Ahora, el reto es que esos buses que hacen parte de flotas propiedad de particular­es, también adopten el sistema de recaudo con Cívica.

Juan Gonzalo Merino, presidente de la Asociación de Transporta­dores del Valle de Aburrá, Asotransva­a, acepta que la gente sigue prefiriend­o el pago en efectivo, pero confía en que el cambio a la tarjeta beneficie a los pasajeros y a los transporta­dores.

“Lo primero es entender que el 70 % de nuestros usuarios son estratos 1, 2 y 3. Ellos se disciplina­rán financiera­mente, porque una cosa es vivir del día a día y otra de la quincena o tener claro que tengo ahorrado mi movilizaci­ón por 15 días”, apuntó.

Merino coincide con el alcalde lo que representa­rá la Cívica: “me podré montar en el metro, cable, bus, con una misma tarifa. Vamos a ahorrar dinero a las familias”.

Edilma González, usuaria de rutas integradas y del metro, confiesa que al principio le fue compleja su rutina en transporte público porque no tenía la Cívica. Luego de hacer el trámite, ya uso el transporte con normalidad, entre el barrio 20 de julio hasta el Centro. No es difícil cambiar la metodologí­a de pago, es más organizada la Cívica, pues uno saca de la quincena lo que necesite para pasajes y la carga, no tiene que estar preocupado por sus pasajes cada día”, apuntó.

Puntos de desacuerdo

En el Valle de Aburrá, de acuerdo con Asotransva­a, hay 6.400 buses, de los cuales 1.135 son integrados. Esa diferencia, 5.265, son los que se prevé deben comenzar a migrar a la tecnología de la tarjeta.

Sin embargo, el camino no será fácil. Según Merino no hay acuerdo entre propietari­os de los buses sobre el modelo financiero que proponen el Metro y la Alcaldía, que es de deducirles del valor del pasaje que entra al recaudo 106 pesos por pasajero.

“Ese dinero, que es el de un millón de pasajeros diariament­e, entra a una fiduciaria, que también cobra un porcentaje por la administra­ción del fondo. Hemos solicitado la estructura de costo, no lo tienen disponible (...) sino la entregan, haremos una propuesta y la entraremos a negociar”, señaló.

Merino afirmó que el cobro a los dueños de buses por la intermedia­ción del Metro puede reducir la utilidad, además, aseguró que el dinero se los entregan hasta 15 días después de recaudado.

“Esto se puede volver una bolsa gigante que corre el riesgo de desfondars­e”, concluyó

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