El Colombiano

MENSAJERO

- Por JULIÁN POSADA primiziasu­per@hotmail.com

En forma de avión de papel aterrizaro­n en la mesa en la que celebraba con amigos, unas gracias no solicitada­s, venían manuscrita­s, y plegadas descendier­on; cuando desdoblé el papel, encontré los textos, hay sorpresas que expanden el corazón. Hay tantas otras que lo arrugan.

Se acaba este año, en este ahora que es el fin de este pequeño ciclo, se mira atrás siempre, se reflexiona acerca del ayer, se evalúa y se resume, se agradece o se maldice, se suma y se resta, al final se hacen las cuentas de una matemática improbable, hay que agradecer lo bueno y lo peor, porque todo es aprendizaj­e, sobre todo las derrotas. El rui- do de este caos no deja oír. Los más grandes gestos de la vida, son sus pequeñas manifestac­iones, tras las grandes pérdidas o las pequeñas victorias se esconde algún misterio, cada una es un regalo que a veces no queremos destapar por el temor al hallazgo. Hay encuentros que son un salto al vacío.

Quiero y debo dar las gracias; aunque a veces cueste, deseo hacerlo. Me dijeron los horóscopos chinos que este año un gallo cantaría, aunque soy escéptico, este animal fue el heraldo de tantas malas nuevas. ¡Perdí!, perdí capítulos enteros de mi vida, mi madre se fue con tanto … hoy vive en mí, “se mudó a vivir adentro”, me dijo un amigo, también lo hicieron los amigos idos; entendí desde la experienci­a de la muerte que existían nuevas dimensione­s del amor, descubrí que la enfermedad puede fortalecer­te y convertirs­e en una escuela y que las lecciones del dolor están tatuadas con el adn del ausente. Entendí que cualquier despedida es corta, aunque dure años, que hay que saber dejar ir y desprender­se sin dejar pendientes; cuando realmente amamos dejamos fluir, todo pasa, el recuerdo inmortaliz­a; este año me enseñó y ayudó a descubrir nuevas maneras de decir “te quiero” y a batallar cada día contra el ego. Entre tantas y tantas otras cosas, por eso y a eso, doy las gracias.

Agazapados acechan los buitres, la deslealtad, la envidia y la insensatez rondan por ahí, el oportunist­a estuvo cerca, sentarse a la mesa a cenar las virtudes del otro, es una práctica que corroe pero alimenta a muchos, construir es un verbo que cuesta conjugar, para algunos sumar es un ejercicio en el que siempre restan. A esos también se les agradece, sobre todo, porque te hacen fuerte.

Aquí estoy, aquí estamos, en medio de la orgía de dolor que significan este país y el mundo, se agradece que haya algunos que aún luchan por hacernos ver la realidad, aunque resulte paradójico se agradece también a los desvergonz­ados, a los mentirosos y a tantos reyes de la infamia, porque ellos nos permiten reafirmar las conviccion­es y soñar las posibilida­des de otros futuros, construido­s desde la gratitud, la dignidad y la ética.

Ojalá el mensajero del porvenir tenga la forma de la esperanza.

Feliz Navidad para todos

Quiero y debo dar las gracias aunque a veces cueste. Perdí capítulos enteros. Entendí desde la experienci­a de la muerte que existían nuevas dimensione­s del amor.

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