Mocoa: relato de la tragedia que enlutó al país en 2017
La cifra final de muertos fue de 336 personas. El presidente anunció que reconstruiría el municipio en un año.
En la casa de Róbinson López en Mocoa durmieron 25 personas la noche del sábado 1 de abril. Ninguna cenó antes de irse a dormir, no hubo desayuno caliente para nadie, no hubo ropa limpia en la mañana y ninguno se bañó, no había agua. A nadie le importó: estaban vivos y con la suerte de tener un techo.
La descripción la hace Róbinson, quien dice que Dios es grande porque su casa no se cayó y, por eso, en las habitaciones en las que dormían cuatro personas, terminaron acomodándose dos docenas de vecinos. “Nosotros decimos que dormimos, pero no es tan fácil, estamos alertas, consternados, muy preocupados porque tenemos miedo de que se presente otra avalancha”.
Róbinson es el coordinador de Derechos Humanos de la Organización Nacional de los Pueblos Indígenas de la Amazonia Colombiana, y está seguro de que salir de esta tragedia no será fácil, pero que paso a paso recuperarán la vida. “Mire, no solamente necesita- mos ayuda humanitaria sino que necesitamos que se piense en reubicar al menos el 80 % de los barrios de Mocoa. Queremos tener la esperanza de que aunque hoy la situación es grave, de esta situación vamos a salir y más viendo las dificultades por las que están pasando nuestros pueblos indígenas, que lo han perdido todo y están en zonas apartadas, ne- cesitamos que el Gobierno Nacional llegue hasta ellos”.
En medio de su desesperación para ayudar a sus vecinos, el líder decidió irse, al día siguiente de la tragedia, para Bogotá a gestionar ayudas y buscar comida para llevarles a las comunidades indígenas inga, kamentzá, cofanes, sionas y awá, afectadas por la avalancha.
Una oportunidad
Con la advertencia que por la televisión no se logra dimensionar la magnitud de la tragedia, el profesor de la escuela de Villagarzón, Jairo Quintero dijo que para él momento debe ser de esperanza y de fortaleza. Su relato es dramático: “Acá hay muertos por todas partes y están irreconocibles, no es una escena fácil de entender, la dinámica del pueblo cambió”.
Jairo dijo que en su casa están bien, que el sobrino de su esposa, sin embargo, perdió a la mamá y los abuelos y que, con eso, la tragedia es suficiente, que hay tristeza. “Mi esposa ha estado estos días en el río buscando a nuestros familiares y así hay mucha gente”.
A pesar de esta escena, y de golpe, a Jairo esta avalancha le trae esperanza. “La verdad es que Putumayo es un pueblo olvidado. Es más, hay mucha gente que ni siquiera sabe en qué parte del mapa de Colombia está ubicado y somos Colombia. Es muy triste que nos conozcan por esta tragedia, pero, aunque estos serán días difíciles, es una oportunidad para que el Gobierno y Colombia entera se acuerden de este territorio olvidado”.
Avances de la atención En este mismo sentido, el presidente Juan Manuel Santos dijo, y lo repitió varias veces: “Mocoa quedará mejor que antes”. El mandatario decidió encabezar la coordinación de la emergencia con el fin de que “para que la parte humanitaria fluya e iniciar la etapa de reconstrucción”.
Es importante anotar que Mocoa duró varias semanas sin agua, sin energía y con problemas de abastecimiento de alimentos. Después de una semana de la emergencia, se logró habilitar la vía Mocoa-Pitalito y esto ayudó a que fluyeran las ayudas humanitarias. Se instalaron cinco albergues a donde llegaron 554 personas.
El presidente Santos destacó que, en menos de 12 horas, se puso en marcha el Puesto de Mando Unificado, con la participación de 1.800 funcionarios del Gobierno, que trabajan en coordinación con las autoridades del departamento, lo que ha permitido atender a los damnificados.
Para atender a los damnificados, el Gobierno dispuso de 1.200 soldados y policías. Además, se pusieron al servicio de la comunidad 10 helicópteros, 6 aviones, 63 vehículos y 7 botes. “Eso nos ha permitido avanzar de forma muy rápida en controlar la emergencia”, dijo Santos.
Sobre el abastecimiento de agua, explicó presidente, 26 carrotanques se encargaron de suministrar el líquido. A esos se sumaron 7 plantas potabilizadoras. “Con eso debemos satisfacer la demanda de las necesidades mínimas de agua de la población”, precisó.
Santos destacó que espera que lo más pronto se inicie la construcción del nuevo acueducto, el cual está viabilizado por el Ministerio de Vivienda.
De la misma forma, ya se dio paso provisional a la carretera que une a esta capital con Pitalito, Huila, al tiempo que el Invías evalúa cinco puentes en Mocoa. Otros dos quedaron completamente destruidos.
“Frente a la energía, estamos evaluando el transporte de varias subestaciones eléctricas, así como la incorporación de 17 plantas generadoras para suplir la totalidad de la demanda, esperamos que en los próximos 10 días esa situación este superada”, dijo Santos.
En el tema de vivienda, se realiza un censo de afectación, con el fin de establecer cuáles requieren construcción total o recuperación y rehabilitación. A las familias se les dará un subsidio de arriendo por $250.000 mientras se reubican.
Aunque la Fuerza Aérea anunció que luego de un sobrevuelo sobre los ríos que se represaron —Taruca, Sangoyaco, Mulato y Mocoa— no se evidenció ningún tipo de taponamiento, el ministro de Ambiente, Luis Gilberto Murillo, pidió no bajar la guardia.
“Es necesario que se vuelvan a revisar los puntos críticos donde se puedan presentar taponamientos que generen este tipo de deslizamientos, movimientos de tierra o puntos críticos donde se puedan generar inundaciones, lo mismo que el comportamiento histórico de esos puntos”, dijo.
El ministro destacó que permanece la alerta roja por posibles crecientes en la cuenca alta de los ríos Putumayo y Caquetá.
¿Y los niños?
Uno de los temas que más preocupo de la tragedia es el paradero de los niños. El mismo presidente Santos y el ICBF anunciaron que no hay menores desamparados y ya tienen 167 censados.
“Le estamos brindando cuidado, alimentación y el acompañamiento psicosocial que requieren; sobre todo aquellos que están sin sus fa-
milias y fueron ubicados en Hogares Sustitutos como medida de protección”, dijo la entonces directora de la entidad, Cristina Plazas, quien aseguró que en el albergue adecuado en la Universidad de Mocoa fueron censados 167 niños con sus familias, de esos, 58 menores de 5 años, otros 13 niños debieron ser remitidos a hospitales de Neiva, 4 niños se encuentran en hogares sustitutos sin que sus padres sean ubicados. Plazas subrayó que dos hogares sustitutos del ICBF fueron arrasados por la avalancha, pero los niños que vivían allí están en buenas condiciones
y fueron reubicados.
Róbinson estuvo en Bogotá toda la semana consiguiendo ayuda para retornar a Mocoa. Mientras, el profesor Jairo lo volvió a decir: “Mocoa apareció en el mapa y estamos tristes, muy tristes, pero ya saben que estamos aquí, en Colombia, y esta es nuestra oportunidad para renacer”