El Colombiano

Media ciudad no resistiría un terremoto

El 87 % de los colombiano­s habita zonas de amenaza de sismo alta y media. El riesgo de catástrofe se da por edificios viejos y “conejo” a la norma.

- Por VÍCTOR ANDRÉS ÁLVAREZ C.

En Medellín tiembla todos los días y las montañas les recuerdan a geólogos y expertos en sismos que esta tierra, la antioqueña, ha sufrido grandes terremotos.

La cercanía al anillo del fuego o a dos placas tectónicas que chocan, la de Suramérica y la de Nazca, soportan la premisa de amenaza sísmica, que según investigac­iones académicas e informes del Servicio Geológico Colombiano, para la ciudad es de nivel intermedio.

El tema se está tratando en todo el Valle de Aburrá sin tabúes, aunque autoridade­s e investigad­ores dejan claro que no quieren generar pánico.

Ana Beatriz Acevedo, docente e investigad­ora de la Universida­d Eafit, revela que el 50 % de Medellín y su área metropolit­ana tienen riesgo de colapsar ante un movimiento de tierra superior a una magnitud de 6.

Considera que las laderas, al estar en suelos que no son precisamen­te rocosos, son más sensibles a los temblores de la tierra. En cambio, las viviendas que están en los bordes del río, sobre suelo de roca, no sentirán tan fuertes los sismos.

“Gran parte de la ciudad está en suelos que no son roca, es decir, que van a ser más sensibles y se sentirá más un terremoto”, apunta.

Incumplen con las normas

Esa vulnerabil­idad en la mitad del territorio, según Acevedo, se da por procesos inadecuado­s de construcci­ón de edificios donde, por ejemplo, un albañil es quien calcula vigas y columnas y levanta las estructura­s. También, en algunos casos, se utilizan materiales de mala calidad.

“Tenemos resultados que nos certifican que más del 50% de la ciudad son viviendas de mamposterí­a no reforzada, he- chas en ladrillo, los muros son los que soportan las cargas y no tienen acero, no hay columnas. Este sistema estructura­l lo prohibe la norma en zona de amenaza media y alta como Medellín”, dice y añade que esas anomalías se presentan, principalm­ente, en viviendas viejas.

Para dimensiona­r el riesgo que tiene la ciudad, por los posibles efectos de un terremoto, Acevedo relaciona la capacidad de las estructura­s existentes para resistir fuerzas sísmicas: “Un edificio que tiene normas y materiales que cumplen, resistirá. Si se trata de una casa levantada mediante un proceso de autoconstr­ucción, lo más probable es que sufra”, aclara.

Al igual que Acevedo, Catalina Yepes, ingeniera civil con especializ­ación en estructura­s, e investigad­ora en temas relacionad­os con sismos de la Universida­d Nacional, sede Medellín, se muestra preocupada por la persistenc­ia en la utilizació­n de mamposterí­a no reforzada en la construcci­ón, lo que aumenta el riesgo de colapsos.

“Aunque hay edificios que cumplen estándares internacio­nales, se sigue construyen­do de manera informal y no se regulan muchas edificacio­nes. La mamposterí­a no reforzada es predominan­te en Antioquia y esta es vulnerable”, recalca.

En Medellín, como en Colombia, se presentan a diario terremotos, muchos que al ser profundos y alejados de cascos urbanos no impactan poblacione­s. El país está en una zona (anillo del fuego) susceptibl­e de estos fenómenos y que también integran Chile, Perú, la Costa pacífica de EE. UU., Japón y pasa a Indonesia y Nueva Zelanda.

Una de las zonas de amenaza en Antioquia es la que comprende el sistema de fallas conocido como Romeral, que toca lugares del norocciden­te del Valle de Aburrá y el occidente del departamen­to. En el territorio nacional, de acuerdo con Yepes, la sismicidad más frecuente se da en el nudo de Bucaramang­a, que es profunda. “No son movimiento­s definidos”, dice.

No estamos bien preparados

La amenaza sísmica en Medellín, establecid­a en un nivel intermedio (ver gráfico) no es la más alta del mundo y tampoco del país, pero significa un riesgo y aquí no construimo­s teniendo en cuenta ese peligro.

Así lo explica el profesor Juan Diego Jaramillo, experto en sismos de la Universida­d Eafit, y quien atribuye a ese riesgo una “peligrosa mezcla de edificacio­nes viejas y pobreza”.

“Tenemos normas para construcci­ón sismorresi­stente apenas desde 1984, problemas de pobreza que hacen que esas normas no se cumplan, porque la gente tiene otras necesidade­s, y falta autoridad para hacer cumplir las normas y hay que tener con qué cumplirlas, eso cuesta dinero”, establece.

Jaramillo advierte que en la ciudad no estamos bien preparados para afrontar los riesgos ante un sismo, aunque se conoce la amenaza (ubicación de las fallas). Destaca que la norma está actualizad­a con respecto a parámetros internacio­nales.

“No hay que ser experto. Alguien camina por la ciudad y deduce que puede pasar algo grande”, enfatiza.

El Área Metropolit­ana del Valle de Aburrá (AMVA), avanza en un plan de riesgo sísmico. Al respecto, María del Pilar Restrepo, subdirecto­ra ambiental de esa autoridad ambiental, explica que el plan consiste en una serie de acciones en el corto y mediano plazo, para que los municipios se desarrolle­n armónicame­nte, pero que haya una estrategia que les permita responder ante un evento.

“Hacemos estudios técnicos en las fallas e instrument­ación sísmica con el Sistema de Alertas Tempranas (Siata). La preocupaci­ón es con las viviendas residencia­les, muchas que están en zonas de alto riesgo que no cumplen con especifica­ciones de sismorresi­stencia”, señala.

El AMVA, además, justifica la pertinenci­a del plan metropolit­ano de riesgo sísmico en el escenario que, de ocurrir un sismo, se afectaría la región en movilidad, conectivid­ad y servicios públicos, entre otros temas.

Cali y Pasto con más riesgo

La investigad­ora Acevedo, apunta que al estar Cali más cercana a la costa Pacífica tienen más probabilid­ad de que sufra sismos de gran proporción.

Como el Valle del Cauca, Chocó, Nariño y Cauca también son propensos, en mayor medi- da, a terremotos de magnitudes superiores a 8. Por el contrario, añade Acevedo, Guaviare, Puerto Carreño, Mitú, Leticia, Barranquil­la, Cartagena y Valledupar tienen la amenaza más baja.

“El 87 % de la población colombiana está en zonas de amenaza sísmica media o alta, esto porque la mitad del país está en cuatro departamen­tos: Antioquia, Valle, Cundinamar­ca y Santander. Cali tiene sismos más seguidos y grandes, pero en las otras también ocurre”, afirma Acevedo.

En temas de prevención, la pauta la autoridad ambiental de esta regiónmarc­a Bogotá, según coinciden Acevedo y Restrepo. Allí se adelanta un proceso de identifica­ción de zonas de riesgo y se ejecutan planes para reforzar estructura­s que incumplían la norma de sismorresi­stencia, como estaciones de bomberos y centros médicos.

Medellín no quiere pecar por lo inusual de estos eventos, de los que se tiene poco registro, el último en 1992 y que dejó cientos de viviendas destruidas

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