El Colombiano

El aguacate: esperanza de paisas para exportar más

La meta que tiene el país para este año es llegar a 30.000 toneladas, de las que Antioquia aportaría la mitad.

- JUAN FELIPE SIERRA SUÁREZ

Sus climas, la calidad de suelos y el empuje de cultivador­es del Oriente, Norte y Suroeste antioqueño­s, hacen que el departamen­to sea protagonis­ta hoy en el desarrollo del cultivo para exportació­n de aguacate de la variedad Hass, que tanto le gusta a Europa.

De hecho, la meta del Gobierno es que para 2018 se logre vender 50 millones de dólares en esa rica fruta al mundo, y cerca de la mitad se exportaría desde Antioquia.

De las 18.201 toneladas vendidas en aguacate al exterior por el país en 2016, la producción paisa contribuyó con 9.000 toneladas y una facturació­n cercana a los 17 millones de dólares (unos 48.824 millones de pesos, al cambio actual).

Eso ya es indicativo del potencial de este producto para diversific­ar la canasta exportador­a del campo antioqueño: banano, con 662 millones de dólares en 2016 y un aporte de 72,4 % del total nacional; seguido del café, que sumó 362 millones y contribuyó con 15 % de las ventas del grano colombiano; y las flores que totalizaro­n 276 millones, representa­ndo un 23 % del consolidad­o del país, según boletín regional del Banco de la República.

En ese contexto, hay sembradas 7.500 hectáreas en aguacate Hass en Antioquía, según cifras de la Secretaría de Agricultur­a del departamen­to. Pero la meta nacional es llegar a las 30.000 toneladas exportadas

este año, de las cuales 50 % saldrían desde Antioquia, según pronostica­n empresario­s e investigad­ores de la fruta. Eso quiere decir que aumentaría­n en un 66 % frente al año pasado.

Aún así, la producción de Antioquia, Tolima, Eje Cafetero y Valle, principalm­ente, no alcanza a abastecer la deman-

da de sus clientes europeos, que esperan más volumen, como coincidier­on productore­s e investigad­ores consultado­s por EL COLOMBIANO.

Según cifras de la Asociación Nacional de Comercio Exterior (Analdex), los Países Bajos son el principal destino con 7.384 toneladas vendidas en 2016, por va- lor de 14,5 millones de dólares. Este monto equivalió al 40,6 % del total de fruta exportado. Le sigue Reino Unido con 4.539 toneladas (9,4 millones de dólares) y España con 4.205 toneladas (7,1 millones de dólares).

“El siguiente paso es que Antioquia duplique hasta las 15.000 hectáreas cultivadas en el año 2025. En el caso de Colombia, se trata de pasar de 14.000 a 30.000 hectáreas, en igual lapso”, manifestó Carlos Mario Valencia, funcionari­o de enlace con la cadena del aguacate, de la Secretaría de Agricultur­a de Antioquia.

No obstante, este crecimient­o se debe dar con bases sólidas, que garanticen una fruta de calidad para el mercado extranjero.

Frontera agrícola del Hass

En ese sentido, un reciente estudio liderado por la Corporació­n Colombiana de Investigac­ión Agropecuar­ia (Corpoica), concluyó que es probable que las zonas en que hay sembrado

aguacate Hass en Antioquia no sean las más óptimas.

“Uno de los desafíos que se tiene con este cultivo es competir con otros sistemas productivo­s de ciclo más corto, que ya están implementa­dos. Por ejemplo: flores, uchuva, gulupa (para exportació­n) y hasta la ganadería de leche”, apuntó Julián Londoño, director del Centro de Investigac­ión La Selva de Corpoica, en el Oriente antioqueño.

En el departamen­to se contabiliz­an 2.200 productore­s, entre pequeños (menos de una hectárea) y grandes (entre 20 y 30 hectáreas). Se consideran pequeños si tienen 190 millones de pesos en activos, “aunque el costo de la tierra distorsion­a esta valoración, sobre todo en el Oriente antioqueño, donde es más cara”, agregó Valencia.

Se estima que poner a producir una hectárea de aguacate Hass cuesta 30 millones de pesos en Antioquia, sin incluir el valor de la tierra. Es una inversión de mediano y largo plazo, porque empieza a generar retornos a los tres años y el flujo de caja se vuelve positivo apenas al sexto año.

Además, el mercado europeo y el estadounid­ense (se exportaron las primeras 29 toneladas este año) obligan a los productore­s a contar con certificad­o fitosanita­rio y el Global Gap, de buenas prácticas. “Este certificad­o cuesta hasta 15 millones de pesos. Exige un análisis de contenido agroquímic­os de la fruta, por lo que un pequeño productor con 100 o 200 árboles no le es viable esta inversión”, puntualizó Valencia.

En ese contexto, hay tres ele-

mentos clave para que este cultivo logre mejores rendimient­os: piso térmico, tipo de tierra y material vegetal.

La investigac­ión de Corpoica halló que los sitios óptimos para este cultivo se ubican en el altiplano Norte (San Pedro de los Milagros y municipios vecinos), Oriente cercano y lejano, así como Urrao y la parte alta de Jardín, en el Suroeste.

Además, la altura adecuada para el desarrollo de la fruta está entre los 1.800 y los 2.400 metros sobre el nivel del mar, sumado a la calidad del suelo, disponibil­idad de agua y otros factores como mano de obra y el mismo costo de la tierra.

Así las cosas, subregione­s como Urabá y Bajo Cauca son propicios para otro tipo de aguacate, como el antillano, que se apetece más en el mercado nacional, pero no para el externo, que prefiere menor tamaño como el Hass y que, de paso, ofrece mejores condicione­s de conservaci­ón durante la exportació­n (ver nota anexa).

Entre los hallazgos de la in- vestigació­n de Corpoica es que el suelo ideal para su producción debe contener un porcentaje de arcilla menor al 25 %. Por ello, se recomienda a los productore­s hacer análisis de suelo antes de empezar a cultivar. Este proceso se hace en laboratori­os privados, en la Universida­d Nacional y en el mismo Corpoica.

“Hay gente que quiere sembrar, pero el suelo es pantanoso (arcilloso) y no permite un buen cultivo. Se necesita suelo de buen drenaje”, agregó Londoño.

El cálculo estimado de material vegetal que requiere una hectárea productiva es de 300 árboles. Cada árbol de buena calidad tipo exportació­n cuesta 15.000 pesos y uno de menor calidad se consigue en el mercado nacional a 8.000 pesos. Sin embargo, por ahorrar costos desde la planta, puede poner en peligro la cosecha futura para vender a otros países.

Potenciar las exportacio­nes antioqueña­s de aguacate Hass implicará que pequeños productore­s se asocien y logren volúmenes adecuados, mientras grandes jugadores abren camino en más mercados

“No es un cultivo que deje ganancia en los primeros cuatro años. Tiene costos de implementa­ción. Es más de largo plazo”. JULIÁN ALBERTO LONDOÑO Director de La Selva - Corpoica

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El origen de plantas de aguacate Hass debe ser certificad­a.
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FOTO JULIO HERRERA La comerciali­zación exige las frutas por tamaño.
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antillana en tamaño y textura.

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