LA PLAGA DEL PLÁSTICO ASFIXIA A LA TIERRA
En 1860, un fabricante estadounidense de bolas de billar ofreció una recompensa de 10.000 dólares a quien consi- guiera un sustituto del marfil natural para fabricar bolas. Desde entonces, el plástico empezó a ser considerado un nuevo material portentoso que podría prestar grandes servicios a la humanidad.
Esto se probó muy pronto: uno de los primeros materiales obtenidos a partir suyo fue el celuloide, que permitió el nacimiento del cine. Luego, gracias a su elasticidad, a ciertas temperaturas, que permitían moldearlo y adaptarlo a formas y usos diferentes, el plástico fue considerado una de las panaceas del siglo XX. Fue así como empezó a ser usado en hogares e industrias para casi todo.
Sin embargo, cada vez son más terribles las imágenes que muestran hoy hasta dónde ha llegado la crisis que padece la Tierra por la basura de plástico: tortugas enredadas y ahogadas en mallas y cuerdas; ballenas con sus estómagos rellenos de bolsas y botellas; islas enormes de envases de basura plástica flotando a la deriva en los océanos.
La imagen más terrible la vi en un periódico de la India: debido a los altos niveles de contaminación, en Bombay están apareciendo perros azules en la zona industrial. Estos no pertenecen a una nueva raza. Son perros callejeros que han nacido y crecido a orillas del río Ganges, y se ven obligados a beber de sus aguas y a bañarse en ellas cuando hace demasiado calor.
Estas aguas transportan cada año más de 500 millones de kilos de desechos tóxicos producidos por las plantas industriales de Taloja, donde trabajan más de 76 mil personas en casi mil fábricas de productos químicos, farmacéuticos, plásticos y de procesamiento de alimentos.
El Ganges es uno de los 10 ríos más contaminados del mundo con desechos plásticos. Controlar y reciclar estos dese- chos, junto con los del río Yangtzé, de China, podría reducir casi a la mitad la contaminación de los océanos de la Tierra.
El porqué lo explica un nuevo estudio de la ONU que demuestra que el 90 por ciento del plástico que llega a nuestros mares y océanos a lo largo del mundo proviene de 10 ríos de Asia y África, que nacen y corren en países como India, Camboya, Laos, China e Indonesia.
Según la organización no gubernamental Avaaz, si la humanidad logra limpiar esos ríos, podrá salvar los océanos de la Tierra. Por eso emprendió una campaña, con el apoyo de la ONU, para recolectar ayudas en dinero y reclutar expertos en distintos países para enfrentar este desastre ambiental.
Nuestra adicción al plástico es tan escandalosa que cada día utilizamos unos 1.400 millones de botellas de plástico. Tan solo una pequeña cantidad de ellas es reciclada. El resto va a parar a los basureros, a los ríos y al mar, donde tardan casi mil años en descomponerse.
La ONU sostiene que los ríos más contaminados con plásticos de Asia son los responsables del 88 al 95 por ciento del total de las basuras de plásticos arrojadas al mar cada año.
China, Indonesia y Filipinas encabezan la lista negra de países con un mayor porcentaje de plástico no reciclado convertido en basura.
Para enfrentar este desastre, 193 países de la ONU suscribieron una declaración en Nairobi. Ahora ya no se trata de hallar nuevos materiales que reemplacen el marfil para fabricar bolas de billar. Se trata de buscar materiales nuevos que tengan su misma utilidad y reemplazarlo en la fabricación de envases. De otro modo, será imposible salvar a la Tierra, a sus ríos y a sus mares, de la asfixia del plástico