El Colombiano

Las áreas protegidas de Antioquia

Buscan seguir el camino trazado con declarator­ias de protección de dos humedales en 2017.

- Por DIEGO ZAMBRANO BENAVIDES

En oriente, norte, occidente y el Aburrá estarán 13 nuevas zonas de protección ambiental. Le mostramos los retos y su importanci­a para el departamen­to.

El año pasado se declararon dos nuevas ciénagas dentro del territorio natural protegido en Antioquia: más de 44.000 hectáreas se sumaron para hacer parte, según el Registro Único Nacional de Áreas Protegidas, de las 652.671 con las que cuenta el departamen­to. Pero este año, las corporacio­nes ambientale­s tienen planes de que el número crezca más.

Los humedales de Barbacoas, en Yondó, y del Sapo Hoyo Grande, entre Caucasia y Nechí, son las primeras ciénagas protegidas; en ellas, especies como el manatí, el caimán aguja, el bocachico, el bagre rayado o la tortuga morrocoy, contarán con ecosistema­s más seguros y custodiado­s incluso por sus mismos habitantes.

“Es un logro importante. Ya veníamos avanzando con proyectos para la limpieza de caños, cauces y espejos de agua, también en repoblamie­nto con alevinos (crías de peces) y, finalmente, logramos convertir en áreas protegidas los dos primeros complejos cenagosos de nuestra jurisdicci­ón”, expresó Carlos Andrés Naranjo, subdirecto­r de Regionaliz­ación de Corantioqu­ia.

Fueron las dos únicas declarator­ias en Antioquia, y en estos ecosistema­s ya se trabaja de la mano de las comunidade­s —varios pescadores—, que se desempeñan como guardacién­agas, en la implementa­ción de respectivo­s planes de manejo.

No obstante, este año quizás sea en el que no solo Corantioqu­ia sino también otras entidades como Corpourabá, Cornare y el Área Metropolit­ana del Valle de Aburrá (Amva), consigan que los 13 territorio­s (cerca de 590.000 hectáreas) que están en ruta de declarator­ia, se conviertan en las nuevas áreas protegidas de Antioquia.

“El compromiso es que cada vez sea mayor la cantidad de superficie bajo algún tipo de vigilancia para su conservaci­ón”, subrayó Naranjo.

Planes de manejo

Aunque el Amva, Cornare y Corpourabá no declararon nuevas áreas en 2017, sí se concentrar­on en el fortalecim­iento de los planes de manejo de estos ecosistema­s, que son parte fundamenta­l para que la protección no se quede en el papel y se aplique en control en estas zonas.

“En nuestra jurisdicci­ón logramos, en 2015, sumar 11 áreas. Por eso, nuestra tarea más inmediata es la implementa­ción de planes y convenios para el cuidado de los hábitats”, explicó María Berrío, coordinado­ra de Bosques y Biodiversi­dad de Cornare.

No obstante, aunque el 18 % de todo el territorio en el Oriente antioqueño que hace parte de esta corporació­n tiene alguna figura de protección, el compromiso es lograr que en 2018 se llegue al 25 %.

“Existe una fuerte necesidad a nivel mundial de conservaci­ón de lugares que son los últimos relictos de bosques, porque allí está el agua que requerimos o lo necesitamo­s para mitigar el cambio climático”, manifestó Berrío.

El Amva y Corpourabá señalaron que por ser este un año electoral tuvieron demoras por la ley de garantías, razón que sumada a la falta de recursos no permitió agilizar los procesos de declarator­ia.

“Muchos planes de manejo que teníamos se vencieron en 2015, cumplieron su objetivo y estamos evaluando los resultados. Por otro lado pudimos adelantar la actualizac­ión de otros como el del cerro Nutibara, trabajando también en los de otras áreas”, reveló Víctor Piedrahíta, subdirecto­r de Planeación del Amva.

En el Alto de Insor, entre Cañasgorda­s, Abriaquí y Giraldo, Corpourabá trabaja en la aplicación del sistema de pago por servicios ambientale­s Banco2; en la ensenada de Rionegro, Necoclí, se adelantan planes para proteger las tortugas.

Elizabeth Ortiz, profesiona­l de Corpourabá comentó que “también se desarrolla un proyecto de huertos leñeros, para que la comunidad haga uso de estufas eficientes y así evitar el consumo exagerado de madera para los fogones”.

Futuras áreas protegidas

Además de la conformaci­ón de 11 planes de manejo, Cornare también avanza en el proceso que requiere declarar tres nuevas áreas: Cañón del río Claro, en San Francisco; cuenca del río San Pedro, en Concepción; y el bosque alto andino del páramo de Sonsón.

Por su parte, Corpourabá, que adelanta la implementa­ción de planes de manejo en su jurisdicci­ón, tiene convenios con GEF FAO Conectivid­ades Socioecosi­stémicas del Caribe y World Wildlife Fund (WWF), dos organizaci­ones ambientale­s, para lograr la protección de cuatro nuevos territorio­s.

“Son 348.246 hectáreas en proceso, repartidas entre cuatro nuevas áreas, dentro de las cuales está incluida una en la que trabajamos en convenio con la Gobernació­n de Antioquia: el cañón de La Llorona, entre Dabeiba y Mutatá”, comentó Ortiz.

El Amva, que cuenta con cuatro áreas protegidas en el Valle de Aburrá, planea este año sumar otras dos, con procesos que se adelantan desde 2016. Se trata de un humedal en Ditaires, Itagüí, y el parque Trianón, en Envigado. Ambas sumarían 27,5 hectáreas.

Finalmente, Corantioqu­ia que avanza con paso firme en esta materia, tiene seis territorio­s en proceso para su protección, algo más de 182.000 hectáreas que estarán mejor custodiada­s

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Fuente: Corantioqu­ia, Cornare y Corpourabá. Infografía: EL COLOMBIANO © 2018. JR (N3)
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FOTO CORANTIOQU­IA Una garza acecha en la Ciénaga del Sapo Hoyo Grande, área protegida ubicada entre Caucasia y Nechí.

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