Norcorea inicia 2018 entre amenazas y diplomacia
Mientras Kim pidió producción masiva de armas nucleares, tuvo un guiño deportivo con Seúl.
Contradicciones, un tira y afloje constante, llamar la atención con frases incendiarias y provocaciones belicistas, pero a la vez confundir a la comunidad internacional con gestos diplomáticos inesperados. Así parece que Corea del Norte prevé caracterizar este 2018 que inicia.
Ayer, durante su discurso de año nuevo, el “líder supremo” norcoreano, Kim Jong-un, profirió uno de sus más nefastos alardeos nucleares, como intentando sacar al mundo de su resaca por los festejos del nuevo año.
“Este año debemos centrarnos en la producción masiva de ojivas nucleares y misiles balísticos y acelerar su despliegue. Somos ya una potencia nuclear con un fuerte poder disuasivo al que no renunciaremos. Todo Estados Unidos está al alcance de nuestras armas y hay un botón nuclear siempre en mi escritorio. Esto es una realidad, no una amenaza”, espetó.
Pero lo realmente sorpresivo —más allá de sus acostumbradas frases contra Washington y Occidente— fue un aparente gesto de buena voluntad que tuvo el dictador frente al vecino y enemigo Corea del Sur.
“Cuando se trata de las relaciones Norte-Sur, debemos reducir las tensiones militares en la península coreana para crear un entorno pacífico. Seúl debería responder a las propuestas del norte en lugar de alentar las medidas estadounidenses que amenazan la paz y la seguridad”, dijo.
Para ello, haciendo supuestamente gala de la diplomacia del deporte, anunció que su país está dispuesto a enviar una delegación a los Juegos Olímpicos de Invierno de PyeongChang 2018 que se celebrarán en febrero, en el que supuso el primer anuncio oficial sobre la voluntad del régimen de acudir a la cita deportiva en febrero.
Los Juegos de Invierno “serán una gran ocasión para el país (Corea del Sur). Esperamos sinceramente que sean un éxito”, dijo Kim, para quien el hecho de que los JJ.OO. invernales se celebren en el año del 70 aniversario de la fundación de Corea del Norte recalca que “estos tienen importancia para las dos Coreas”.
Tras el inusitado anuncio, del otro lado de la frontera, el gobierno surcoreano celebró el contradictorio gesto del dictador —a pesar de iniciar el año con la amenaza de producir masivamente armamento nuclear—. El portavoz del Ejecutivo de Corea del Sur, Park Soo-hyun, se encargó de reaccionar positivamente en rueda de prensa:
“Apreciamos que Kim expresara disposición a enviar una delegación (olímpica) y propusiera diálogo, pues ha reconocido la necesidad de mejorar las relaciones intercoreanas. Esperamos sentarnos juntos como partes interesadas para hallar una solución y mejorar la estabilidad en la península”, dijo.
Pero la amenaza se mantendrá por un buen tiempo. Tal como advirtió con anterioridad Juan David Escobar, director del Centro de Pensamiento Estratégico de la Universidad Eafit, lo negativo es que Corea del Norte mantendrá su estrategia contradictoria y aparentemente irracional sabiendo que EE. UU. no podrá responder plenamente:
“Corea del Norte tiene la sartén por el mango porque sabe que puede seguir empujando y la opción de Occidente de intervenir no sería exitosa. Ni siquiera sin misiles intercontinentales su amenaza se reduce, porque podría atacar fácilmente Seúl”, argumentó