El Colombiano

Necesitamo­s ser profesiona­les para vivir del arbitraje

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El presente del arbitraje colombiano va por buen camino, porque mientras el fútbol avanza en un Ferrari, aquel apenas está llegando al Renault 4. El balompié ha cambiado mucho en toda su estructura y dinámica. En Colombia estamos comenzando a tratar de implantar nuevas tendencias que se dan a nivel mundial. Para llegar al nivel de los futbolista­s esto requiere muchas condicione­s favorables que hoy nos faltan, como la profesiona­lización. Jugadores, técnicos y periodista­s son profesiona­les, viven de su trabajo. Nosotros, hoy en Colombia, no podemos vivir de ser árbitros, porque no tenemos un contrato y solo nos pagan por servicio prestado. Y lo que es peor: si no pitás en un mes no recibís sueldo; entonces, ya ahí empezamos con desventaja. A favor tenemos que en Colombia, a lo largo de la historia, se ha tenido grandes jueces y gracias a ellos las nuevas generacion­es pueden tenerlos como referentes. Obviamente cada año se revalida el listado de la Fifa y en él nadie tiene un lugar comprado, ni ni ninguno. No se puede decir que porque me entregaron la escarapela Fifa ya voy a seguir con ella toda la vida. Cada año se debe refrendar con actuacione­s y análisis para ver si hay el mérito para continuar al siguiente. Los que estamos debemos tener un nivel superlativ­o para no perder la competenci­a con quienes no están o empiezan a surgir. En el caso de las mujeres habría que decir que si a nosotros nos faltan cosas, a ellas también. El tema del arbitraje femenino está muy ligado al crecimient­o del fútbol profesiona­l en esta rama y en la medida que se mantenga esa evolución ellas van a ir a la par. Vuelvo e insisto en el tema de la profesiona­lización pues considero que falta compromiso entre las partes. En países europeos y asiáticos y en ligas fuertes de Suramérica, como Brasil, Argentina y Chile, los árbitros son profesiona­les. Cuando se habla del porqué nos equivocamo­s, nadie piensa en factores externos como el asumir esta labor como una carrera. Y no es porque no queramos sino porque tenemos otras demandas: familia, pagar nuestras cuentas, etc. Por eso tenemos que cumplir con una profesión alterna para cumplir con esos deberes. Cuanto pitamos un partido mal nos sancionan y dejamos de ganar dinero. Muchos nos levantamos a las 6:00 a.m. a cumplir un turno de 10 o 12 horas y después llegar a impartir justicia en un partido. En cambio si vos le pagás a un árbitro, él debe estar las 24 horas en función del arbitraje. Se requiere ser profesiona­l.

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