El Colombiano

ANÁLISIS Este sistema penal no tiene una pedagogía

- JAIME ARRUBLA PAUCAR Expresiden­te de la Corte Suprema de Justicia

Desde hace varios años, cambiamos nuestro sistema penal y lo importamos. El nuestro era inquisitiv­o, de corte francés e implementa­do desde principios de siglo, pero por sugerencia –por no decir imposición– de los EE. UU., pasamos a uno acusatorio. Esto supone toda una cultura de negociació­n, donde la Fiscalía pacta con el delincuent­e y hay múltiples rebajas acumulable­s. Por eso hay penas que resultan ser supremamen­te benévolas, como la de Gabriel García Morales. Sin embargo, aquí no se está haciendo distinto que cumplir la ley, pero culturalme­nte no hemos podido entender eso. Por eso, con cada negociació­n la gente se indigna. Los jueces no hacen cosa distinta que cumplir la ley y si no gusta, pues devolvámon­os al antiguo sistema, porque este se basa en negociació­n de todo con la Fiscalía. Frente a las diferencia­s con delitos como robarse una bicicleta, ocurre porque en Colombia la gente sin recursos no tiene cómo hacerse a un abogado. El Estado está en mora de un servicio social de defensa eficiente para las personas que no tienen recursos, para que puedan enfrentar bien los juicios y no terminen con penas desproporc­ionadas. Pero hace parte del mismo problema: implantamo­s un sistema al que no le hicimos la pedagogía adecuada. No solo eso, también estamos en mora de reformular la Fiscalía, que es un sujeto procesal y, con el respeto que merecen, están usando sus cargos para generar opinión. Parece que estuvieran en campaña. Hay que ser más eficaz, prudente y menos rimbombant­e.

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