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Hace 45 años que ningún humano pone un pie en ella. Hay varios interesados en una base en el satélite natural y hasta en hacer minería.
En menos de 22 años el hombre volverá a pisar la Luna.
El 25 de mayo de 1961 el presidente de Estados Unidos John F. Kennedy fijó la meta de enviar una tripulación a la Luna y regresarla antes de acabar la década.
El 11 de diciembre de 2017, el presidente Donald Trump firmó la directiva que instruye a la Nasa volver a la Luna y abandonar los dos objetivos que tenía fijados: colonizar un asteroide y pisar Marte.
¿Volver a la Luna? Sí. ¿Cuándo? Se cree que de acá a la década del 30, pues no hay fecha concreta.
“Es grandioso”, en palabras de David Kring, geólogo del Lunar and Planetary Institute en Houston, quien ha estudiado posibles sitios de alunizaje.
De la misma manera reaccionaron entendidos en la materia, como Mark Whittington, autor de libros sobre la exploración espacial.
A diferencia de los años 60 cuando la Unión Soviética y Estados Unidos disputaban la conquista de la Luna en plena Guerra Fría, en esta ocasión habrá colaboración internacional. Y privada: varias empresas tienen sus proyectos lunares.
Siendo los soviéticos los primeros en poner en órbita un humano (1961) y hasta una perra, Laika (1957), llegó la orden del presidente Kennedy de pisar suelo lunar antes de finalizar la década para tomar ventaja en la naciente carrera espacial.
Con miras al nuevo plan, el 5 y 6 de diciembre en Noordwijk, Suecia, la Nasa y la Agen-
cia Espacial Europea realizaron una convención para analizar la posibilidad de una estación alrededor de la Luna, una vez deje de funcionar, en los años 20, la actual Estación Espacial Internacional.
En septiembre la Nasa firmó un convenio con la agencia rusa Roscosmos para estudiar esa plataforma como parte de su visión conjunta. Blue Origin empresa de
Jeff Bezos y rival directo de SpaceX, industria de Elon
Musk que sirve contratos de la Nasa para llevar carga a la Estación Espacial, ya había propuesto a la Nasa juntarse para llevar carga a la Luna, donde esperan llegar Moon Express y Astrobotic, otros dos jugadores del sector privado.
Se considera que el satélite debe tener la primera base humana que sirva de experiencia para destinos más riesgosos y alejados como Marte. En la Luna, además, podría extraerse agua para las misiones.
Aunque Trump no habló de dinero la intervención de otros actores facilitaría el re-
torno para luego establecer una base que, dice Robert
Mueller, técnico de la Nasa, podría ser armada por robots.
La visión del Grupo Internacional de Coordinación para la Exploración Espacial, que reúne agencias espaciales de 14 países es otra: cinco visitas, cada una con cuatro astronautas en cinco sitios distintos en cinco años.
Sea cual sea el camino elegido, la Nasa se encontrará con otros actores, como China, que ya envió tres naves no tripuladas, e India y Japón, que también exploran la Luna.
Abajo presentamos tres momentos claves del primer programa a la Luna.
Fuentes: Nasa, Nature, Newsweek, Space.com, The Guardian, The Hill