Los otros Reyes Magos
En su día hicimos aparecer a tres ilusionistas que sin corona ni reino asombran a la gente de Medellín.
La tradición cristiana celebra hoy el día de la Epifanía, porque el Niño Jesús fue mostrado por su mamá y su papá, ante los Tres Reyes Magos, personajes cuyas características no están muy documentadas en la Biblia.
Solo el Evangelio de Mateo los menciona, aunque no dicen que fueran magos, ni reyes, ni tres. Religiosos, como monseñor Jorge Aníbal Rojas Bustamante, dice que se sabe que llegaron unos “hombres ilustres y ricos” a ver al recién nacido.
Muchas versiones de la Biblia traducen la palabra griega como magos, y otras, como sabios. Se refiere a una clase de sabios persas, intérpretes de señales especiales, sobre todo en astrología.
Andando los tiempos, muchos magos han quedado en la memoria del mundo, Merlín, el más célebre, hacía parte de la corte del Rey Arturo y, en secreto, le ayudaba a ganar batallas y a salvarse de peligros. Paracelso, mago y alquimista, también alcanzó la fama. Se decía que logró la transmutación del plomo en oro.
El sentido original de la pa- labra se refería a los integrantes de una tribu de los Medos y luego a los sacerdotes persas. En términos modernos se refiere a una especie de astrólogo o adivino, que practica magia, hechicería o brujería.
Entre nosotros, se le dice mago al ilusionista, ese que embelesa a un público con trucos mediante los cuales desaparecen objetos, hacen aparecer animales, atraviesan a mujeres con espadas o las cortan en dos o tres partes y después las devuelven enteras.
En fin, los magos de todos los tiempos son los que han hecho posible lo imposible. Los antiguos leían lo que está escrito en las estrellas; los de hoy leen lo que está escrito en el absurdo. Ambos, antiguos y contemporáneos, se parecen en que arrancan expresiones de asombro en los rostros de los demás. Presentamos algunos magos de Medellín