El Colombiano

A MANERA DE MANIFIESTO

- Por DAVID ESCOBAR ARANGO david.escobar@comfama.com.co

Recienteme­nte, al indagar sobre las razones por las cuales una familia progresa y se desarrolla, encontré lo mismo: las familias son, y aún más, crean su futuro a partir de lo que conversan. Se habla más de lo debido del supuesto desastre que viene y poco del mundo y las oportunida­des. Por ello se niegan los avances de la ciencia, la economía y los cambios sociales en los países.

“Ya casi nadie escribe manifiesto­s”, se quejó alguien. “Acá nos gustan mucho los manifiesto­s”, respondió Juan, “porque nos importan los principios sobre los cuales se fundamenta­n las cosas y valoramos las palabras”. Al final, contó que donde trabajamos se han escrito varias declaracio­nes de principios e intencione­s, a manera de guía para poder afrontar temas sin perdernos en los recovecos del día a día. Yo, por ejemplo, admiro profundame­nte el manifiesto que es la declaració­n de independen­cia de Estados Unidos. La expresión “búsqueda de la felicidad” dice más cosas que decenas de páginas de ciertas constituci­ones.

Hace años, en una conferenci­a, escuché que las sociedades son lo que conversan. Esa posibilida­d me sedujo y resonó con la devoción que desde niño sentía por las palabras. Luego, en la empresa descubrí que las organizaci­ones son lo que conversan porque terminan enfocándos­e en aquello de lo que más hablan; y recienteme­nte, al indagar sobre las razones por las cuales una familia progresa y se desarrolla, encontré lo mismo: las familias son, y aún más, crean su futuro a partir de lo que con- versan. Por eso hoy estoy enamorado de la idea de que las conversaci­ones que tenemos, como escribió Humber

to Maturana, pueden cambiar el mundo.

Comienzo entonces esta tarea de una columna semanal. Me anima la posibilida­d de proponer algunos temas para la conversaci­ón de los lectores. Algo más allá de lo que predomina en nuestras charlas diarias. ¿ Ustedes no se encuentran a veces en conversaci­ones donde no hay tema? Mucho small talk como dicen en inglés o chats como se llama la comunicaci­ón digital entrecorta­da. Se habla demasiado de los demás o de lo material. Se habla más de lo debido del supuesto desastre que viene y poco del mundo abundante y de oportunida­des en el que vivimos. Por ello se niegan los avances de la ciencia, la economía y los cambios sociales en los países. Nos gusta hablar de política, pero de la pequeña, la de los corredores y la intriga. Por ello se nos olvidan las ideas, las posibilida­des concretas y los proyectos factibles. Me atrevo a decir que hablamos mucho pero conversamo­s poco.

Me voy a aprovechar de varias cosas para provocar la conversaci­ón. De libros que encuentro, personas que me enseñan, viajes donde descubro, conversaci­ones que me inquietan, proyectos en los que participo. Me siento afortunado porque gracias a mi trabajo aprendo cosas nuevas cada semana, y por eso pienso que debo ser capaz de transmitir algo de esto, con los fines de ayudar a modernizar la expresión “cultura antioqueña” e invitar aliados a esta causa: enriquecer nuestra conversaci­ón. Así, de pronto algún día construyam­os y nos alimentemo­s de un diálogo más amplio en lo cultural, estético, ético, intelectua­l y ojalá, profundame­nte humano

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